LA POLÍTICA DE CANTERA AZULGRANA

La puerta B del Mini, 34 fichajes en dos años y medio para el filial del Barça

McGuane, Rivera, Nahuel, Ballou y Hongla, los cinco fichajes invernales del Barça B.

McGuane, Rivera, Nahuel, Ballou y Hongla, los cinco fichajes invernales del Barça B. / periodico

Marcos López

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No hay generaciones con un solo nombre como la Quinta de lo Pelat. Ni tampoco contemporáneos que ascienden lentamente, pero de forma segura, por el amplio ascensor que conducía del Miniestadi, el hogar del filial, al Camp Nou, el templo culé. Chicos como Xavi o Puyol a quien Van Gaal fue a ver incluso en el Bernabéu cuando ascendiron a Segunda A hace 20 años. Nada de eso queda ahora en el penúltimo peldaño que debe cruzar todo joven que aspira a lucir el sagrado manto azulgrana. El Barça B ha mudado tanto de piel que el último jugador que se ha asentado en el primer equipo es Sergi Roberto, quien debutó con Guardiola (2011), adquirió un estatus con Luis Enrique de lateral (2016) y resulta ahora imprescindible para Valverde. Luego, el páramo. Tierra árida y triste.

De pronto, y coincidiendo con los dos últimos años y medio, el Mini ha sido una inacabable puerta giratoria por donde han desfilado jóvenes de todo el planeta, algunos ni siquiera se han enfundado la camiseta del filial, fruto de una errática política deportiva. Todo vale. Todo valía primero para ascender a Segunda A y todo vale ahora para no caer en el pozo de la Segunda B de nuevo. Hasta 34 jugadores ha contratado el club desde el verano del 2015.

En seis ventanas de mercado, el trasiego ha sido constante. Pero sin dejar poso alguno en la estructura del equipo como revela que solo cuatro jugadores (Ezkieta, Martínez, Marc Cardona y Varo) de los 18 que llegaron en los dos primeros años todavía continúan con Gerard López. ¿El resto? Ni está ni se le espera, minimizando a cada temporada el papel de los jóvenes formados casí de manera íntegra en las categorías inferiores del Barça.

Casi una plantilla nueva

En los últimos siete meses, sin ir más lejos, la nueva estructura deportiva del club, pilotada ahora por Pep Segura quien antes dirigía el fútbol formativo y ahora controla absolutamente todo, ha fichado casi una plantilla entera. Entre el verano del 2017 y el invierno del 2018 han llegado 16 nuevos jugadores, pero solo permanecen 10 con Gerard.

"Hemos ganado en nivel de calidad con los nuevos" (Gerard López) 

 "Con los cinco del invierno hemos ganado en nivel de calidad, son apuestas seguras de jugadores que ya han estado en Primera", ha precisado Gerard López, el técnico del Barça B, un club donde el contrato de trabajo de los fichajes se diría que es temporal, sin vínculo alguno ni tampoco ligazón emocional con lo que ha sido siempre la cantera del Barça.

No se detecta en ese ir y venir sin fin de jóvenes una línea de estabilidad. Las apuestas han sido extrañas, explorando la vía de las cesiones. Hasta seis futbolistas alquilados tiene ahora mismo el Barça B, procedentes de equipos tan diversos como Eibar, Villarreal, Celta, Granada y Palmeiras. Solía ser el club azulgrana quien abría la puerta a los chicos de La Masia para que adquirieran experiencia lejos de casa.

"La adaptación de los nuevos ha sido muy rápida", ha comentado Gerard López, el técnico del filial azulgrana, quien prioriza la necesidad de que expertos en Segunda o incluso en Primera como Nahuel, Arnaiz (el caso más exitoso porque ha debutado con Valverde y dejando una excelente imagen), Ruiz de Galarreta, Rivera o David Costas arropen a los juveniles (Cucurella, Oriol Busquets, que acaba de sufrir una grave lesión de rodilla), Abel Ruiz o Miranda

Todos ellos necesitados, según el club, de ese tutelaje externo, sin reparar, por ejemplo, en que Busquets y Pedro cogieron el ascensor en Tercera División con Guardiola y abrieron las puertas directamente del Camp Nou. No hubo parada intermedia alguna en esa espectacular eclosión que además de rendir deportivamente reportaron una espectacular inyección económica.

La mirada del 'Txingurri'

Busi es el topógrafo del Barça de Valverde, el tipo que tiene memorizado el mapa del partido en su cerebro, y Pedro, después de ser protagonista del Barça del sextete de Guardiola, se marchó al Chelsea dejando 30 millones de euros por su traspaso. Ahora no hay nadie que tome ese ascensor, ni estando en Segunda B ni siquiera actualmente en Segunda A, pese a que Valverde, acostumbrado a trabajar en Lezama, es un técnico que siempre mira hacia abajo. 

Diríase que el ascensor lleva estropeado varios años y no hay manera de arreglar tal avería. Solo Carles Aleñá, un joven talentoso lleno, a la vez, de toneladas de paciencia en un tiempo donde solo se consume lo instantáneo, es el vecino que sube y baja del Mini al Camp Nou. El Txingurri, entretanto, aligeró la plantilla del primer equipo este invierno (quedan 22 jugadores) para no dejar desamparado a Aleñá. E incluso ha hecho debutar a Cucurella y Oriol Busquets para romper esa tendencia de soledad, además de confiar en Arnaiz, fichado del Valladolid, y el central David Costas, cedido por el Celta. 

Pero el problema de fondo radica en que el Barça B se ha convertido en una estación de paso donde nadie quiere estar. Los que vienen desde abajo, procedentes de la casa, ven que el embudo arriba es cada vez más grande y buscan su lugar al sol lejos de Barcelona: Mboula se marchó al Mónaco, Eric García al Manchester City y Sergio Gómez, el Balón de Plata del reciente Mundial juvenil, emigró a Dortmund. Los que llegan de fuera no tienen ni tiempo de conocerse.  

Algunos casos han sido surrealistas: Gonçalves, Bassey, Konyk, que firmó en marzo del 2017 y se desdijo en julio sin vestir la camiseta azulgrana, Moha, Trápaga... Se espera algún joven para llenar tal vacío .Lo de ver una generación suena utópico. El equipo vive angustiado, aunque ha encadenado en enero  tres victorias consecutivas (Tenerife, Granada y Córdoba)  para huir despavorido de la zona de descenso. "Es un momento para seguir aprovechando esta racha positiva", pregona Gerard porque no hay más futuro que el presente.