LA RECETA DEL TXINGURRI

Barça, segundas partes sí son buenas

El equipo de Valverde firma el 70% de sus goles en los últimos 45 minutos tras madurar y aplastar a sus rivales

Suárez y Messi celebran uno de los goles al Betis ante el portero Adán.

Suárez y Messi celebran uno de los goles al Betis ante el portero Adán. / periodico

Marcos López

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Terminan casi todo derrengados. "El Barça te funde", admitió ya sin resuello alguno Joaquín, el capitán del Betis, la última víctima del conjunto de Valverde, sin fuerza en las piernas. Un líder voraz que ha exhibido una receta prácticamente infalible en la Liga. No solo acaba de abrir un boquete gigantesco en la clasificación (11 puntos sobre el Atlético, 14 sobre el Valencia y 19 al Madrid, con un partido menos) sino que se ha revelado como un equipo intratable, capaz de trazar casi siempre el mismo guion –madura primero, tortura después– sin que le encuentren antídoto posible.

Destroza allí por donde pasa, especialmente en las segundas partes (ha firmado el 70% de los 57 goles), indetectable para cualquier enemigo. En un mes, tres contundentes pruebas de la fortaleza que ha inoculado Valverde a sus jugadores. Y no únicamente en el plano físico. Va mucho más allá. En el Bernabéu, el 0-0 de la primera mitad alimentaba la esperanza del Madrid. Pero era una falsa ilusión. Cuando terminó el clásico, el juego, y el marcador, daban la razón al Barça. Más complicado resultó incluso en Anoeta donde la Real Sociedad se marchaba al descanso con un triunfo (2-1), sin imaginar que la tormenta de la segunda se le llevaría por delante encajando tres goles en solo 45 minutos.

"Al final los partidos son 90 minutos y hay que jugarlos" (Valverde)

 Con el Betis, igual. Creía tener atrapado a los azulgranas en la primera fase del encuentro, pero terminó sintiendo la misma angustia que el Madrid o la Real. Es un Barça tan escurridizo que nadie lo descodifica, por mucho que Valverde insista en que ellos quieren ganar el partido desde el primer minuto. Pero camaleónico como es el líder sabe adaptarse a las circunstancias de cada escenario, aguardando el momento adecuado para exhibir su instinto asesino.

Paciencia para defender, paciencia para atacar

"Al final, los partidos son 90 minutos y hay que jugarlos", dijo Valverde. Parece una perogrullada. Pero no lo es. En el caso del líder, da incluso la sensación de que duran mucho más, capaz como ha sido incluso de lograr tres goles (dos de Paulinho y uno de Messi) en el tiempo añadido. Aunque, tal vez, el verdadero secreto del Barça radica, como recordó el técnico, en la "paciencia" que exhibe.

En las siete últimas jornadas, el Barça ha sumado 19 puntos de 21 posibles firmando un increíble registro: 23 goles a favor y solo 2 en contra

Paciencia para defender cuando toca (solo ha recibido dos goles, los del Celta, en las siete últimas jornadas de Liga) y paciencia para atacar: 23 tantos en ese mismo tramo. Y, además, como demostró el Sevilla el pasado domingo es capaz de reajustarse en marcha (Valverde habló con Rakitic, Piqué, André Gomes y Jordi Alba en el minuto 20) para anular la energía del Betis. O sea, un parcial de 23-2, con 19 puntos de 21 posibles. Una máquina.

Si la presión se mantiene...

Al principio, los rivales corren. Luego,  se cansan. "Ellos estaban muy frescos al inicio, con una presión muy alta. Pero según iba avanzando el partido nos ibamos haciendo el juego. El tiempo pasa, las fuerzas no son las mismas", argumentó Valverde, feliz porque los demás decaen mientras el Barça sí es capaz de mantener esa endemoniada presión que le hizo marcar hasta cinco goles en apenas 45 minutos al Betis. "Los equipos se abren y....".

"¿Una palabra para definir a mi equipo? Lo veo muy comprometido con lo que hace. Está junto para lo bueno y para lo malo" (Valverde) 

Cuando se abren, el Barça no tiene piedad alguna, como se reveló en el Benito Villamarín. "Cada vez que llamaba a Paulinho para hacer el cambio, metíamos un gol", bromeó el técnico, que vio caer tres tantos en apenas 10 minutos (Rakitic, Messi y Suárez) destrozando al desconcertado Betis. "No es que se desinflen los rivales sino que, y te lo digo por experiencia cuando entrenaba a equipos que querían presionar al Barcelona, hay momentos en los que flojeas ante ellos". Además, el equipo ha encontrado una excelente química futbolística. Disfruta con el balón, guiado por un divino Messi,  y no se le ve sufrir demasiado sin él. "¿Una palabra para definir a mi equipo? Lo veo muy comprometido con lo que hace. Está junto para lo bueno y para lo malo".