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Bartomeu pasa factura por el mercado de fichajes

Josep Maria Bartomeu, en una rueda de prensa reciente.

Josep Maria Bartomeu, en una rueda de prensa reciente. / EFE / ALEJANDRO GARCIA

Albert Guasch / Barcelona

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Tras el mercado de fichajes de verano, cerrado de forma tormentosa, Josep Maria Bartomeu encargó al director técnico Pep Segura un informe sobre lo que se había hecho mal. Su contenido no se hará público, pero sus conclusiones empiezan a hacerse visibles. El presidente azulgrana ha zarandeado la estructura deportiva ante la evidencia de que existían demasiadas voces que intervenían en la gestión de las operaciones futbolísticas.

Queda apartado Albert Soler, director de deportes profesionales, que pierde sus competencias en fútbol, y el 1 de diciembre cesará en sus funciones Raül Sanllehí, el discreto negociador de todas las contrataciones durante los últimos 15 años. La última novedad es el nombramiento de Guillermo Amor como responsable de Relaciones Institucionales y Deportivas del primer equipo. Un cargo de nueva creación.

Volatilidad balompédica

Lo fundamental es la simplificación de la estructura técnica, limpiando de opiniones cada fichaje y cada venta. De alguna forma supone un retorno a los orígenes, a la época de Andoni Zubizarreta. A partir de ahora las contrataciones serán decididas entre el mánager deportivo, Pep Segura, el secretario técnico, Robert Fernández, y el entrenador, Ernesto Valverde. Y los tres reportarán a Òscar Grau, el CEO del club y que bendecirá o no las operaciones en función de los números. Vicepresidentes como Jordi Mestre y Javier Bordas pierden influencia y responsabilidad en los fichajes.

En el nuevo organigrama técnico Segura se consolida como el hombre fuerte, en la línea de Zubizarreta o Txiki Begiristain en su día. Robert Fernández, cuya posición se ha debilitado e incluso parecía en la cuerda floja, se mantiene en la estructura hasta final de temporada, cuando expira su contrato, gracias al buen despegue del equipo y al aceptable rendimiento de las nuevas incorporaciones. Así de volátil es la gestión balompédica en el Barça. Ahora se centrará en analizar y rastrear el mercado de jugadores.

Funciones menguantes

Su traje se ha ido encogiendo paulatinamente y ahora ni tan siquiera deberá comparecer ante los medios. Para eso se ha incorporado al exjugador Guillermo Amor, que compaginará su nuevo cargo con el de director del fútbol formativo. Amor será el Butragueño del Barça. Irá a los sorteos y atenderá a los periodistas antes, en el descanso o después de los encuentros. Una función que ha dado más de un disgusto a la entidad últimamente.

Segura metió la pata acusando a Piqué de cometer errores ante el Madrid, agudizando la división entre la junta y el vestuario, y Mestre tuvo varios deslices a cuenta de Neymar y Messi. Soler tampoco salió airoso de la rueda de prensa de balance del mercado veraniego.  Robert, curiosamente, ha sido el más sólido ante la presión de los micrófonos.

Amor ejercerá también de puente o enlace entre la directiva y el vestuario. Cómo se perfilará este cometido está por ver, pero la idea es que el excentrocampista, que viene de pasar dos temporadas como entrenador en Australia, pueda tejer complicidades con las estrellas del primer equipo.

Mejorar las relaciones

Esa es una idea en la que Bartomeu y sus asesores más cercanos llevaban semanas dándole vueltas después de varios episodios en que se visualizó una aparente distancia con los jugadores. Y en este sentido siempre se pensó en algún exfutbolista de la casa, alguien que conozca el vestuario y con posibilidades de engrasar las relaciones con el palco.

Bartomeu debe encontrar todavía un sustituto para Sanllehí, una función fundamental para cerrar los fichajes. Con Sanllehí se pierde a un ejecutivo experimentado, con 15 años viajando por el mundo sellando negociaciones y con una agenda rica de contactos en el fútbol mundial.

Luego queda pendiente de decidir si se cubren las vacantes creadas por las dimisiones de Carles Vilarrubí y Jordi Monés, descontentos con la decisión de jugar, aun a puerta cerrada, contra el Las Palmas el día de la infamia del 1-O. No será antes de la asamblea ordinaria, el 21 de octubre en el Palau Blaugrana. Quien subirá en protagonismo en el área económica es el tesorero Enrique Tombas, quizá con otra nomenclatura.