EL ARTÍFICE DEL TRIUNFO

Paulinho: "Lo mío es eso, llegar desde atrás"

El interior brasileño exhibe todas las virtudes de su catálogo en un furioso disparo que le corona ante la hinchada

Paulinho celebra el gol que dio la victoria al Barça en Getafe.

Paulinho celebra el gol que dio la victoria al Barça en Getafe. / periodico

Marcos López / Getafe

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Ni diez minutos llevaba en el campo. Apenas había tenido tiempo de tocar la pelota en un partido lleno de sobresaltos, roto en muchos sentidos, con poca disciplina táctica. Al Getafe le pesaban las piernas después de un riguroso y digno ejercicio de orden. El Barça, por no tener, no tenía ni la pelota.

Pero la agarró Messi, convertido en volante más que falso nueve, y oteó un espacio que le había generado el movimiento de Luis Suárez. En realidad, el espacio se lo fabricó el propio Paulinho, un tipo caro (40 millones, lo que ponía la cláusula, por un jugador de 29 años, capitán de Brasil, confinado en el rico pero anónimo fútbol chino), a quien los técnicos reclamaban como si no existiera otro en el mundo.

Sus razones tenía Valverde, a quien una pieza así (distinta en el catálogo de centrocampistas que poseía en la plantilla) le evoca la figura de Raúl García, ese futbolista que tantos puntos le dio en el nuevo San Mamés. Ni diez minutos llevaba Paulinho en el césped. Mirando siempre a Leo, más apagado que de costumbre. Había sustituido a Rakitic. Fue entonces cuando Messi descubrió al poderoso brasileño pisar el área del Getafe. "Lo mío es llegar desde atrás, esa es una de mis características", contó después orgulloso. Y no solo de ese gol que vale un botín sino de la "capacidad de reacción del equipo".

Siete minutos y gol

Messi lo vio, pero fue él, solo él, quien se construyó en un gol en lo que fue un catálogo de sus grandes virtudesFuerza física para irrumpir desde atrás mientras Suárez atraía a los defensas y Paulinho se levantó un espacio que no existía antes.

Con la mano apartó a Djene, el central de Togo. Cuando quiso darse cuenta el defensa del Getafe ya le había perdido de vista. Pero lo mejor aún estaba por llegar cuando armó su pierna derecha con un violento disparo. Violento, pero, a la vez, inteligentemente cruzado para evitar el gigantesco cuerpo de Guaita (mide 1.90 m). Ese disparo resumió lo mejor de Paulinho.

Paz y tiempo

En siete minutos, con el Getafe agotado y el Barça enganchado a la imaginación de Denis, tan solo le dio tiempo a realizar un tiro a puerta. Siete minutos que le dan algo más valioso en un club tan volcánico como el Barça. Le proporcionan paz y tiempo. Pasó Messi, recibió él en el balcón del área, pisando la media luna y a partir de ese instante se desencadenó. Control con la izquierda, autopase con la derecha, el cuerpo y su brazo derecho para frenar a Djené. Pero faltaba el toque auténticamente 'paulinhista' para que el culé lo mire a partir de ahora con otros ojos.

Seis potentes zancadas del capitán de Brasil le alejaban de los dos rivales, pero, al tiempo, le quitaban ángulo, cosido como estaba Guaita al primer palo. Entonces,  soltó un derechazo tan imponente que la pelota, a medida que huía del cuerpo del meta del Getafe, adquiría más potencia hasta estallar violentamente en la red. Y, de paso, mantener al equipo en el liderato.

No es Ronaldinho. Ni lo será nunca, ni tampoco pretende serlo, pero estrujado de alegría por Messi y después por todos sus compañeros recibió en Getafe la bendición que esperaba, un impulso de fe . Ha jugado cuatro ratos mal contados (en total apenas 46 minutos), pero hay goles que valen mucho más que tres puntos.