Messi: cómo vestir al santo

El Barça afronta un verano complejo para rodear al argentino de buenos refuerzos y volver a triunfar

Leo Messi, eufórico ante la afición, la noche de la remontada ante el PSG.

Leo Messi, eufórico ante la afición, la noche de la remontada ante el PSG. / periodico

ELOY CARRASCO / BARCELONA

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Leo Messi, el 'one man club' que vino de Rosario, lleva camino de terminar sus días como futbolista en el Barça. Afronta la madurez profesional apuntando a las grandes cumbres, como volver a ganar la Champions para volver a ganar el Balón de Oro. Para eso, el santo y seña del club necesitará estar arropado.

Como ha dicho César Menotti estos días en una entrevista en el diario 'Olé': "Vos podés meterte al mar y un guardavida te puede salvar si te estás ahogando a 100 metros de la orilla. Pero si estás a 10.000 metros, mar adentro, no te salva nadie. Y Argentina hoy está así, muy lejos como para que la salve Messi". Tirando de ese símil, se trata de que el hombre que lleva rescatando al Barça más de una década reciba ayudas para que pueda nadar cerca de la orilla, a pocas brazadas de los grandes títulos. ¿Cómo está la situación deportivamente en el club?  ¿Está bien vestido el santo?

TRIDENTE HASTA EL 2021

El gran emblema del Barça de los últimos años ha sido el tridente, inmortalizado en aquella foto-póster de los tres, abrazados, tras un gol de Messi al Atlético en el Camp Nou. La delantera de ensueño seguirá junta hasta junio del 2021, o al menos eso dicen sus contratos, que expirarán en la misma fecha. El objetivo es que el argentino, Suárez Neymar recuperen el aguijón, afeitado la temporada pasada con un momento especialmente desalentador: la incapacidad de marcar un solo gol en dos partidos en la eliminatoria de la Champions contra la Juventus, el punto más hondo del año junto a las derrotas ante rivales fáciles (Deportivo, Málaga, Alavés) que acabaron costando la Liga.

El tridente bajó su producción: 111 goles entre los tres, frente a los 131 de la pasada campaña y los 122 de la anterior. Lo que fue la solución de tantos partidos (hacer llegar rápidamente la pelota a los genios para que resolvieran, sin contemplar mucho las formas) es hoy un problema de conjunto. Deberes para Ernesto Valverde.  

VERRATTI Y LA MASA SALARIAL

El tridente de las (escasas) noches embozadas presenta otro efecto secundario, este más difícil de corregir. Messi es feliz junto a Neymar y, sobre todo, junto a Suárez, a quien le une una estrecha amistad que abarca a las respectivas familias. Tener a los mejores y tenerlos contentos no es barato. Las renovaciones del brasileño (en octubre pasado) y el uruguayo (en marzo) disparan la masa salarial de la plantilla, lo cual dificulta otras operaciones de gran envergadura.

El Barça porfía por hacerse este verano con Marco Verratti, pero sabe que necesitará acercarse mucho a los cien millones para doblegar la resistencia de su club, el PSG, con el que las relaciones institucionales son malas. También está en pulso con el Real Madrid para incorporar a Dani Ceballos, mejor jugador de la reciente Eurocopa sub-21, al que Florentino Pérez ofrece más dinero, así como al Betis, su equipo. A veces el propio Messi es un reclamo, porque astros como Verratti consideran un privilegio jugar a su lado. Pero no basta. Las claves siguen siendo una economía poderosa y mucha persuasión.  

MALAS VENTAS

Reforzar una plantilla como la del Barça es complejo no solo porque algunos de los más grandes ya están en la casa, sino porque hay que vaciar taquillas en el vestuario, y eso cuesta. La operación salida es un lastre económico nada desdeñable para el club azulgrana. Se da la temible figura del jugador con contrato largo y salario elevado que no cuaja pero bajo ningún concepto se quiere ir. Arda Turan es el paradigma, aunque no el único.

Ahora vuelve Vermaelen, prototipo de fichaje fallido, que sigue vinculado por dos años al Barça. El central belga costó 18 millones y firmó por cinco temporadas, pero apenas ha jugado por las lesiones. Otro asunto estimable es la escasa capacidad recaudadora del club, sobre todo en comparación con su némesis, el Real Madrid. Un ejemplo: hace un año, Sandro Ramírez se fue gratis al Málaga, que acaba de sacar seis millones por su traspaso al Everton. Mientras tanto, el club del Bernabéu ha facturado ocho millones por la venta al Olympique de Lyón de Mariano, delantero centro suplente del suplente. 

INIESTA, EL ÚLTIMO DE UNA ESTIRPE

Solo Andrés Iniesta lleva más años en la plantilla que Messi. El capitán, el único peso pesado que no viajó a Rosario a la boda del 'crack' argentino, ha sido durante todas estas temporadas uno de sus mejores socios en el terreno de juego. Sin embargo, su renovación sigue pendiente. Acaba contrato en junio del 2018 y a sus 33 años, con todo demostrado, se enfrenta a una temporada decisiva. Llegó a los 12 desde Fuentealbilla, más o menos la misma edad que tenía Messi cuando alumbró el Camp Nou, y tal vez ni siquiera él sabe aún si el próximo ejercicio será el último en el que estén juntos.