El campeón cede el trono

El Barça remonta dos goles al Eibar pero entrega el título ante un Madrid que solo tardó dos minutos en batir al Málaga

Messi es abrazado por Suárez tras un fallo en el Barça-Eibar del Camp Nou.

Messi es abrazado por Suárez tras un fallo en el Barça-Eibar del Camp Nou. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Menos de dos minutos duró la emoción por el desenlace de la Liga. Menos de dos minutos tardó Cristiano Ronaldo en batir a Kameni y encarrilar la reconquista de la Liga para el Madrid, que apuntilló el resultado gracias a un tanto de Benzema. Un lustro, cinco años de carestía, sufría el cuadro blanco, que ha escrito el primer capítulo para coronar el doblete soñado con la Champions dentro dos semanas.

El triunfo del Madrid convertía en irrelevante el resultado del Camp Nou, pero el Barça estaba obligado a ganar. Andaba en juego la Liga, por muy difícil que fuera encadenar el tercer título consecutivo, pero también debía despedir como Dios manda a Luis Enrique. Ocho títulos en tres años le colocan entre los mejores, y la próxima semana, en la final de Copa, podría añadir el noveno.

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DOS PENALTIS, UNO FALLADO

Merecía salir por la puerta grande Luis Enrique y debía depararle un buen adiós el equipo. A trancas y barrancas atrapó un triunfo sufrido y accidentado como pocos, en un fiel retrato de lo que ha sido la temporada. El japonés Inui colocó un 0-2 a falta de media hora. En un arrebato de furia y orgullo, el equipo fue capaz de anotar cuatro goles y fallar un penalti. Fue Messi, que luego transformó otro, y cerró el marcador del Camp Nou. Suárez anotó tras fallar lo nunca visto, y Neymar se estrelló otra vez contra el poste. El récord de goles azulgranas en una Liga (116) no fue un consuelo.

Tantas miradas atrajo el Málaga por la presencia de Michel que nadie estuvo pendiente del Eibar y las ganas que pudiera haber almacenado para ganar el partido. Hace dos años casi descendió a Segunda por culpa del Barça y el empate que cedió ante el Deportivo en la última jornada.

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LEJOS DEL LLENO

Tal vez los culés intuían el feo cierre que habría por la floja afluencia que registró el Camp Nou ante el acontecimiento que podía producirse. Solo 74.932 espectadores. Muy pocos. La entrada no estuvo entre las 15 más numerosas. Quizá habían agotado la fe en los milagros después de disfrutar de la noche ante el PSG.

Las señales que emitía el equipo no alentaban al entusiasmo y nadie hizo nada por fomentarlo tampoco. Ni un mensaje salió desde Sant Joan DespíPiqué tenía cosas más importantes en las que pensar, como curarse del raro dolor abdominal que motivó su hospitalización y que le impidió participar ayer. Estuvo perfectamente sustituido por Marlon, en su segunda titularidad.

NADA QUE DECIR

El club tampoco hizo nada por enardecer a las masas. El presidente solo habla en actos institucionales y en medios extranjeros, los directivos lo tienen prohibido y los ejecutivos se ocuparon en preparar los actos conmemorativos del aniversario de Wembley, un asunto que preocupa por la escasa conexión personal con los viejos héroes de la primera Copa de Europa.

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Aquellos héroes que, además, guardan en su historia dos de las más sonadas humillaciones que vivió el Madrid hace 25 años: perder dos Ligas en el último partido. Koeman, Bakero y compañía lo consiguieron dos veces, tres si se añade la del Deportivo.

Si algo aprendió el Madrid de Tenerife es a prepararse mejor el terreno. En una jornada tan similar a aquellos desastres, además de los tres puntos que tenía sobre el Barça, añadió dos ventajas más: impedir que jugara Diego Llorente, aplicando la llamada cláusula del miedo que impone el Madrid al club comprador de sus jugadores, y, coincidencias del calendario, que el Málaga cobraría un millón si su rival se proclamaba campeón en una de las condiciones pactadas en el traspaso de Isco.El Madrid solo había perdido uno de los últimos 15 partidos en La Rosaleda y no iba a ser el día que más concentrado estaba cuando se truncaría tan brillante racha.

SOSPECHA QUE SOBRA

La sospecha de los culés por la mayor o menor dejadez del cuadro andaluz sobraba. La lupa sobre los malaguistas estaba de más, por mucho que el error perpetrado por eñ exmadridista Hernández en el gol de Cristiano abonara las suspicacias.

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Ningún reproche merecía el defensa mayor que los que se pudieran echar en cara a los 19 jugadores de la plantilla del Barça que se enfrentaron en los dos partidos al Málaga. El equipo solo ganó uno de los seis puntos que peleó con el rival del Madrid (el 0-0 del Camp Nou). Uno de los muchos accidentes que salpicaron el trienio de Luis Enrique

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