El análisis táctico del Atlético-Barça: la coctelera de Luis Enrique

El técnico quiso reforzar el juego del Barça, pero solo sobrevivió por su eficacia

Rafinha celebra su gol con Luis Suárez y Sergi Roberto.

Rafinha celebra su gol con Luis Suárez y Sergi Roberto. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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EL 3-4-3 POR TERCERA VEZ ESTA TEMPORADA

Luis Enrique había utilizado el 3-4-3 una vez por temporada. Pero en la actual recurrió a este sistema por tercera vez, una prueba de la desesperada búsqueda del entrenador para encontrar soluciones que estabilicen al equipo en una línea de regularidad. La victoria fue lo que mejoró el ánimo del equipo, como se vio en sus efusivas celebraciones de los dos goles.

El técnico pobló el centro del campo para tener más posesión del balón y el control del juego, pero prevalecieron las ganas de correr del Atlético, sobre todo en el primer tiempo. Sergi Roberto ejercía de interior en la fase ofensiva y de lateral en la defensiva para cerrar mejor la última línea frente a Carrasco; el futbolista azulgrana se pasó el partido de un lado para otro sin entrar apenas en contacto con el balón.

La ayuda de Messi y la reaparición de Iniesta no se tradujeron en  posesiones más largas que asentaran al equipo; en la franja central eran cuatro contra cuatro, y el ritmo y la fuerza eran superiores en las filas rojiblancas. Pero el Atlético no pudo mantener la presión del primer tiempo por el cansancio y quedó ajusticiado.

FALLA EL SISTEMA, ACIERTA TER STEGEN

Simeone sigue sin ganar a Luis Enrique, al menos en la Liga. Ni siquiera alterando el césped , sin cortarlo y sin regarlo para que el balón corriera menos.  Estuvo cerca, sin embaro, de estrenar el casillero de victoria, porque consiguió crear suficientes ocasiones de gol. Pero Griezmann y Gameiro, que tanto disfrutaron en Leverkusen ante el alemán Leno, chocaron con otro alemán.

Ter Stegen ha crecido a medida que el Barça ha encogido. El meta sostuvo al equipo, como ya lo había sostenido ante el Leganés. Incluso en París, evitando una masacre mayor. Hay un problema atrás que, por el momento, está solucionando ter Stegen. Igual que delante, donde Messi sigue sacando las castañas del fuego día tras día.

Al Barça le falla el sistema defensivo, algo que no atañe solo a la última línea. La delantera no presiona y el centro del campo no frena al rival lejos del área propia. El Barça lleva tres partidos concediendo más de 10 ocasiones al contrario, quedado a merced del acierto ajeno. Mal asunto cuando el equipo debe agarrarse a la eficacia mientras se reencuentra a sí mismo.

DOS REMATES A PUERTA, DOS GOLES

Ese reencuentro se producía lentamente en el segundo tiempo, cuando el equipo estuvo más paciente, elevando la posesión del balón (transformó el 51% del primer tiempo hasta el 63% final), lo que le permitió que las tres líneas interconectaran entre sí. No obstante, al Barça le salvó que los dos únicos tiros bien dirigidos entre los tres palos de Oblak terminaron en el fondo de la red.

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Rafinha maquilló su mal partido como extremo derecho pescando con la diestra un balón sin dueño tras un intento de Suárez. Igual que Messi, que anotó su gol número 27 ante el Atlético. Oblak desvió una falta lejana del astro en el tramo inicial, pero no pudo atajar el remate cercano que supuso el 1-2. El Barça remató un total de 15 veces, pero solo seis iba bien dirigidos.

Rafinha es el delantero más eficaz del equipo. El más certero. Los primeros cinco goles de Liga los logró en los primeros cinco remates. En las primeras diez jornadas. El sexto se ha demorado cuatro meses, aunque la estadística sostiene que los ha logrado en siete remates entre los tres palos de los 14 que ha realizado en toda la Liga.