Una 'Bravada'

El portero del City fue expulsado tras un error con el pie el día en que el Camp Nou le aplaudió pero acabó ovacionando a Ter Stegen, tan decisivo como Messi

Claudio Bravo saluda a Luis Suárez mientras abandona el terreno de juego tras su expulsión.

Claudio Bravo saluda a Luis Suárez mientras abandona el terreno de juego tras su expulsión. / periodico

DAVID TORRAS / BARCELONA

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Le esperó a la salida del vestuario, antes de bajar las escaleras del túnel, y le abrazó. Un gesto sentido hacia alguien con quien siempre se llevó más que bien, en ese círculo tan especial y selecto que tiene a su alrededor. Claudio era uno de los suyos y lo sigue siendo por más que decidiera marcharse, cansado de jugar por turnos con Ter Stegen.

Ahora, lo juega todo, también la Champions, el torneo que no sentía tan suyo cuando alzaron la orejuda en BerlínLeo estuvo charlando un rato con él, sonriendo los dos, felices de reencontrarse, igual que el Camp Nou que le dedicó una ovación cuando se puso bajo los palos defendiendo otra camiseta.Los aplausos volvieron a escucharse cuando salió del campo, antes de hora, en un gesto de apoyo y comprensión, después de ver la roja por tocar el balón con la mano tras una cantada con el pie, una 'Terstenegada' que dirían algunos. Una 'Bravada' en este caso. 

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UNO DE ESOS QUIEBROS

Apenas 20 minutos después del abrazo con el 10, de esa imagen de dos amigos de verdad, Leo le dejó tumbado en el suelo después de driblarle con el cuerpo, uno de esos quiebros que tantas y tantas veces debió de hacerle en los entrenamientos y que ni intentándolo mil veces podría pillarle el truco. El truco es la magia de Messi, que en cuanto vio resbalar a Fernandinho se lanzó a por la pieza, más rápido y más listo que nadie.

Lo haría tres veces, un 'hat trick' (tuvo el póquer en la mano pero le cedió el penalti a Neymar que falló), destrozando el partido como ya hizo cuando Pep vino con el Bayern. «No hay nadie mejor que Messi», no deja de repetir Guardiola. Y por si las moscas, Leo no deja de recordárselo.

PARADAS DECISIVAS

Bravo se fue con la cabeza gacha y en la portería contraria Ter Stegen se agigantó como nunca, como si quisiera demostrar que está donde merece. Podría haber estado al otro lado. De hecho, estuvo a un paso de tomar ese camino antes de que lo hiciera Bravo. Era el elegido de Guardiola, tal como explicó. Esa llamada sí existió y el alemán estaba más que decidido a dejar el Camp Nou, incapaz de sorportar la alternancia con Bravo.

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El Barça reaccionó, apostó por él como el guardián de futuro que es y que con tan buen ojo eligió Zubizarreta por encima del escepticismo de muchas voces dentro y fuera del club. Así que el City tuvo que cambiar el nombre del billete de avión y, a última hora y casi por sorpresa, Bravo hizo ese viaje.

IMAGEN IMPONENTE

En el primer cara a cara entre  quienes se han pasado dos años compitiendo día a día, en una compleja relación y bajo una creciente tensión, que llegó a a fectar la convivencia. Ter Stegen se mantuvo firme, con esa imagen imponente que le hace parecer ajeno a cualquier emoción. Sus brazos nunca se doblaron, en especial en una doble parada con 1-0, a la que seguiría alguna más, y sus pies no resbalaron como los de la mayoría. «Esto les pasa a los porteros», dijo sobre Bravo, en un gesto de complicidad. Él lo sabe bien. Lo ha vivido y volverá a vivirlo. El Camp Nou le mandó un abrazo a Bravo pero el nombre que coreó fue otro: "Ter Stegen, Ter Stegen".