Ter Stegen, la vieja historia del hijo pródigo

"No estoy aquí para ver amigos, sino para jugar, dar la mejor versión de mi mismo y ganar el partido", avisa el portero

Ter Stegen se estira en el entrenamiento del Barça, este martes en Mönchengladbach.

Ter Stegen se estira en el entrenamiento del Barça, este martes en Mönchengladbach. / periodico

JOAN DOMÈNECH / MOENCHENGLADBACH

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Nacido en la ciudad, crecido en el club y 108 partidos de Bundesliga disputados en tres años (casi todos) con el primer equipo. El sentido de pertenencia entre el Borussia Moenchengladbach y Marc-André ter Stegen es mutuo. Sólido. Permanente. Excepto los 90 minutos siguientes a partir de las 20.45 horas de hoy cuando el esloveno Skomina pite el comienzo del partido.

Tres abrazos con tres periodistas abrieron su entrada a la sala de prensa. Fue saludando con la cabeza a viejos conocidos. Sonrojado por la vergüenza, se sentó en la silla y dejó clara una de sus preocupaciones para evitar equívocos. “Es un partido muy especial para mí, pero esto no existirá en el campo: querré ganar al cien por cien”, aseguró, antes de confesar que siente cierta curiosidad por ver cómo será recibido.

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SU PRIMER ENTRENADOR

Bien. O muy bien. De sus 24 años (Möenchengladbach, 30 de abril de 1992), 18 los pasó en el Borussia. Primero empezó de delantero y su entrenador en el equipo alevín le vislumbró un mejor futuro como portero. Uwe Kamps fue el primer preparador específico que tuvo. “Tenía un talento enorme, no sabía si era mejor con la pierna derecha o la izquierda”, admitió Kamps. El buen toque lo siguió cultivando fuera de los entrenamientos, creyendo que esa característica le revalorizaría. Su fichaje por el Barça lo acredita.

Jupp Heynckes y Günter Netzer son otros futbolistas ilustres que ha dado la ciudad renana, y evocan la mejor época de la historia del Borussia: cinco Ligas, una Copa y dos Copas de la UEFA entre 1970 y 1979. Fueron campeones del mundo también. A ese periodo pertenece también el danés Allan Simonsen, el precedente de Ter Stegen como militante de los dos equipos.

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EL PULSO CON BRAVO

Sin llegar a la misma categoría que ellos, todavía, regresa a casa como un triunfador. Con títulos y la titularidad exclusiva sin la competencia de Claudio Bravo. “La situación nunca es buena cuando no juegas, y solo puedo decir que la situación ha mejorado para mí”, dijo, reacio a revivir un episodio que no le permite decir claramente cómo fue la intrahistoria de la marcha del chileno.

Sin Bravo, Ter Stegen se siente reforzado. Y muy feliz. “Significa mucho para mí volver a estar aquí con mi equipo, pero no estoy aquí para ver amigos, sino para jugar, dar la versión de mí mismo y ganar el partido”, dijo, tratando de soslayar, en vano, la doble vertiente sentimental y profesional de su visita. Su madre vive todavía vive en el mismo barrio de Rheydt. Hoy no le prohibirá a ella ni a su hermano Jean Marcel, seis años mayor, acudir al Borussia Park como el día que debutó. Hoy, fiel a su particular ceremonia, sí que prohibirá que nadie toque sus guantes antes de estrenarlos.