El Barça levanta la Supercopa con la sonrisa de Messi y Arda

La estrella guió a los azulgranas a su primer título del curso y el turco, con dos tantos, ofreció su mejor versión

Messi levanta la Supercopa, el primer título que levanta como capitán del Barça.

Messi levanta la Supercopa, el primer título que levanta como capitán del Barça. / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Debieron abrir el Museu del Camp Nou, aunque fuera ya de madrugada, para hacer un hueco al primer trofeo del nuevo curso. El Barça, que jugó con inteligencia en Sevilla y también en Barcelona, aunque con un equipo nuevo, ya paseó la Supercopa por su templo. Ganó a un atrevido pero inocente Sevilla. Dominó, casi de inicio a fin, esta final asfixiante a doble partido, dejando claro, además, que Luis Enrique tiene más recursos que nunca. Pero no hay mayor confianza para el barcelonismo que ver a Messi siendo Messi en cada balón que tocó. Y tocó muchos porque ejerció de dueño de la noche.

Tardó el nuevo Barça en entrar en el partido. Tardó unos minutos, los suficientes, eso sí, para que Leo, cansado de ese mal inicio, agarrara la pelota en el centro del campo, casi en la posición de interior izquierda. A partir de ahí, se inventó una genialidad messiánica, invistiendo con un sencillo pase al neófito André Gomes -exquisita fue su forma de amansar el cuero- antes de descubrir que Arda Turan vive mucho mejor recostado en la banda izquierda del ataque. Es la casa del olímpico Neymar, pero mientras éste vuelve de Brasil, quizá con el oro cosido al cuello, el turco se lo está pasando realmente bien. Parece otro Arda.

MESSI ES MESSI

Llega, aparece, toca, se va, combina, sonríe... Disfruta de Messi, del nuevo Messi. O, en realidad, del viejo Messi, un jugador que modifica los partidos desde cualquier zona del campo. El Sevilla, también con muchos cambios, se atrevió a pisar el área de Bravo, pero cuando miró al marcador ya perdía. Apenas 10 minutos y la esperanza que le quedaba era recoger la tarjeta de embarque para regresar lo antes posible a Andalucía.

Aun así, tuvo tres opciones para batir a Bravo, el portero que pide Guardiola para desarrollar su idea futbolística en Inglaterra. En la primera, una felina intervención del chileno evitó que el Sevilla se adelantara. En la segunda acción, un penalti de Iborra, permitió a Bravo marcharse con una foto para el recuerdo. Despejó el tiro del capitán sevillista y luego, en la tercera ocasión andaluza, se alió con el larguero para que frustrara el cabezazo de Mercado.

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El Barça tenía muchos desajustes, algo absolutamente lógico viendo el once que presentó Luis Enrique. Cambió más de medio equipo con respecto al que ganó en el Sánchez Pizjuán. Es literal. Hizo seis cambios: Aleix Vidal por Sergi Roberto, Umtiti (Piqué), Digne (Mathieu), Denis Suárez (Rakitic), André Gomes (Iniesta) y Munir (Luis Suárez). Pero estaba Leo.

GOL DE NUEVE

Ni siquiera se toma el verano para descansar. Hace tiempo que dejó de obsesionarse por el gol para aumentar, si es posible, claro, su infinita interpretación del juego. En los tres últimos partidos con el Sevilla (final de Copa del Rey ante Emery y de Supercopa contra Sampaoli) ha regalado cuatro asistencias de gol, símbolo de que no hay nada que le afecte. Ni siquiera que se jueguen partidos de madrugada, empeñado como anda, además, en insertar a Arda en el universo culé.

Después de su segundo gol, inteligente el turco, Messi le dejó otra vez solo ante Sergio Rico. Erró su triple Arda Turan. Pero Messi no falló en un imponente cabezazo que levantó al Camp Nou firmando un cómodo triunfo. Era un remate de viejo nueve, con el balón cayendo a cámara lenta en la portería sevillista.

Luis Enrique le salió casi todo redondo si no fuera por la lesión muscular que padeció Mascherano en los últimos 10 minutos dejando al equipo con uno menos. El técnico dio descanso a jugadores básicos, permitió a nuevos futbolistas descubrir el encanto del Camp Nou y constatar que Arda Turan se asemeja al Arda mágico que cautivaba al Calderón. En una calurosa y sofocante madrugada, el Barça levantó su primer título. Lo hizo Messi por primera vez como capitán. Era lo más justo.

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