La última bala de Wenger

El técnico presume de sus 20 años en el Arsenal y pide a sus jugadores un esfuerzo defensivo para frenar a «los mágicos» del Barça

Wenger entra en la sala de prensa del Camp Nou.

Wenger entra en la sala de prensa del Camp Nou. / periodico

MARCOS LÓPEZ

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Neymar tenía cuatro años cuando Arsene Wenger se sentó en el banquillo del viejo y ya derruido Highbury, para dirigir al Arsenal. También Ter Stegen tenía cuatro años. Se le acaba el tiempo al técnico francés, consumido como anda por tanto fracaso en tan poco tiempo. Está a 11 puntos del líder de la Premier, el sorprendente Leicester del viejo zorro Claudio Ranieri, acaba de ser eliminado de la Copa inglesa por el Watford de Quique Sánchez Flores y se asoma al Camp Nou para enfrentarse al Barça del tridente («los mágicos», según los calificó Wenger) con un Everest por alcanzar: superar el 0-2 logrado por los azulgranas en Londres.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Arsene Wenger","position":"T\u00c9CNICO DEL ARSENAL","text":"Si comparamos el club cuando llegamos y c\u00f3mo est\u00e1 ahora es evidente que hemos avanzado. Y, adem\u00e1s, sin dineros de nadie\""}}Wenger se queda sin tiempo y, además, sin balas, por mucho que defendiera su extensa e inusual trayectoria, sentado en la sala de prensa del Camp Nou, un estadio que le trae malos recuerdos. Fue el Barça, entonces de Rijkaard, quien le quitó la Copa de Europa en París, en su casa, con aquel Arsenal de Henry. Fue el Barça de Guardiola quien lo eliminó en su estéril camino hacia la elite que nunca pisó y es ahora el Barça de Luis Enrique quien se le cruza en el camino para dejarlo, tal vez, en la cuneta. «Si comparamos el club cuando llegamos y el club cómo está ahora es evidente que hemos avanzado. Y, además, sin dineros de nadie», sostuvo Wenger en clara alusión, aunque no lo citó, al inacabable soporte financiero que tiene el Chelsea de Abramovich (dinero ruso) o el Manchester City (dinero de Abu Dabi).

MÁS MOTIVADO

Dinero, en realidad, recibido mucho del Barça, especialmente de la época de Joan Gaspart (año 2000) cuando invirtió los 10.000 millones de pesetas recibidos por Figo del Madrid en fichar a Overmars Petit. «Dinero producido por nuestra calidad», recalcó Wenger, quien insistió en que está «más motivado que el primer día que llegué a Londres». A cada pregunta sobre su futuro, y fueron bastantes, el técnico francés adoptó una postura zen, huyendo del conflicto, volcado en cómo detener la fuerza del Barça del tridente. Y de Iniesta.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Arsene Wenger","position":"T\u00c9CNICO DEL ARSENAL","text":"Arteta estuvo en la academia del Bar\u00e7a con Iniesta y me dijo: '\u00a1Si Iniesta no tiene \u00e9xito, los dem\u00e1s no tenemos ninguna posibilidad!' Es un maravilloso jugador\""}}

 «Arteta estuvo en la academia del Barça con Iniesta y me dijo que cuando eran jóvenes entrenaban juntos. ‘¡Si Iniesta no tiene éxito, los demás no tenemos ninguna posibilidad!’», reveló Wenger, que le había comentado el actual capitán del Arsenal, empeñado en agotar el 10% de opciones que le quedan para sobrevivir en Europa. «Ya dije, tras el partido de ida, que el Barça tiene el 90%, pero no debemos hacer muchos cálculos. Debemos marcar dos o tres goles», afirmó el técnico, acusado por un periodista inglés de estar a punto de repetir uno «de sus gloriosos fracasos».

Lleva Wenger 20 años en el Arsenal, 200 partidos en la Copa de Europa y no gana una Liga desde la temporada 2003-04, precisamente cuando el círculo virtuoso de Ronaldinho se ponía en marcha en el Camp Nou. «Hemos ganado en todos los sitios de Europa, menos aquí», dijo con aire de perdedor, pese a que siempre hay «una ventana abierta» a la esperanza. «El fútbol no me debe nada, yo le debo mucho al fútbol». Es su última bala.