La opinión de los arquitectos

EL PERIÓDICO ha contactado con algunos de los más prestigiosos arquitectos barceloneses para que den su opinión sobre el nuevo proyecto del Camp Nou. Así se han manifestado.

CARLOS FERRETER

"El estadio parece un donuts rojo"

Carlos Ferrater firmó los planos de remodelación del Camp Nou junto a Gensler, empresa americana con prestigio en el ámbito de la arquitectura y de la ingeniería. Su proyecto fue descartado en la penúltima criba cuando solo quedaban ocho finalistas. «Me eliminaron, no me dejaron ni presentarlo. Me enteré a través de un correo electrónico. ¡Lamentable!», considera Ferrater, ganador del Premio Nacional de Arquitectura 2009. El director del estudio OAB reivindica que el Col.legi d’Arquitectes de Catalunya dedique una exposición a los proyectos finalistas. «La imagen que se ha difundido del ganador parece un donuts rojo. Lo encuentro flojísimo, muy banal. Espero que no sea así. Y lo cortés no quita lo valiente. He felicitado a Joan Pascual y a Ramon Ausió, pero he quedado descontento de cómo ha ido el proceso selectivo», reconoce el autor del Hotel Juan Carlos I, del paseo Marítimo de Benidorm y del paisajismo del Jardín Botánico de la capital catalana.

DANIEL MÒDOL

"Sacaría las verjas del Camp Nou"

«Con la regulación vigente, el nuevo estadio no se puede desarrollar. Precisa de una remodelación del del Plan General Metropolitano», recuerda Daniel Mòdol, presidente de la comisión de Ecología, Urbanismo y Movilidad del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, que valora el diseño ganador por ser un estadio permeable. «Permite visionar la actividad que pasa en su interior. Es un concepto atractivo, además resuelve los accesos que ahora son complicados. Si se realiza será un icono urbano que transmitirá una imagen viva». Su opción pasa por eliminar las verjas que rodean al Camp Nou. «Las puertas del recinto deben de estar abiertas para que el Espai Barça quede integrado en el barrio de Les Corts. Se trata de un espacio público y urbano, en el que la ciudad debe intervenir», puntualiza el arquitecto que trabajó en la reordenación urbana de la plaza de Les Glòries. «Hemos de tener el mejor estadio del mundo en el mejor espacio público», asegura el arquitecto.

ESTEVE GASULLA

"Tan abierto puede acarrear problemas"

Para Esteve Gasulla, arquitecto del estadio de Cornellà-El Prat, el Camp Nou quedará «como si fuera una instalación nueva y la empresa que lo diseñará tiene experiencia en cinco continentes por lo que el Barça está en buenas manos».

En su opinión, uno de los hechos que puede acarrear algún problema al proyecto es que se trata de un estadio muy abierto. «Y ello conlleva problemas de aire y lluvia. Sería genial si el campo estuviera en el Trópico, pero no sé si será igual en Barcelona. A todo lo que esté abierto si le pones calefacción, va mal», según indicó Gasulla, a la cadena COPE.

Este arquitecto considera que el aforo previsto de 105.000 espectadores es el idóneo. «El estadio se llenará porque al diseñarlo no debes pensar en el presente si no en el futuro y en que vas a tener crecimiento. El Barça es un club de alto nivel mundial por lo que no debe haber problemas en reunir a 105.000 personas en el Camp Nou. De hecho, se ha estudiado para que sea así».

JOSEP BOHIGAS

"Me agrada que le hayan quitado muros"

El joven arquitecto Josep Bohigas ha participado en el proyecto presentado por Aecom + B720 Arquitectes, junto a Fermín Vázquez. Desde Medellín donde participa en un congreso de arquitectura, Bohigas explica que el proyecto ganador le parece austero e inteligente. «Han premiado a un edificio sin paredes. Le han quitado muros, lo han desnudado y eso me gusta. Me recuerda al estadio del Barça en sus orígenes cuando la fachada estaba construida por el movimiento de la gente», admite el arquitecto, que ha remodelado el café-concierto El Molino y que ha ganado destacados concursos de arquitectura como la ampliación del museo Thyssen de Madrid. También destaca la renuncia mediática del proyecto conjunto de Nikken Sekkei y de Pascual y Aisó. «Se debe tener en cuenta que el presupuesto era muy ajustado y que las bases del proyecto exigían que no fuera chillón, al contrario que conjugase con los valores del Barcelona y que se integrara con el barrio», explica Bohigas.