Los 25 ayudantes de Luis Enrique

En la foto oficial del Barça 15-16 había más técnicos, ayudantes, médicos o fisios que jugadores. Se les distingue fácilmente. Había 18 personas con el chándal rojo y siete con el azul, que distingue a los técnicos. O sea, tiene Luis Enrique 24 futbolistas en la plantilla del pentacampeón. Y 25 en su otro equipo, ese que no se ve, oculto en las catacumbas de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí, pendiente del más mínimo detalle, tanto médico como físico, para dar soporte a un conjunto que no para de hacer historia.

Es el Barça de Luis Enrique un grupo legendario donde convive el tridente más famoso, conquistando cinco títulos de seis posibles en su primer año, sumando en el segundo un récord de 34 partidos consecutivos sin perder, dispuestos a repetir otro triplete. Tiene todos los recursos posibles, pero trabaja, sin embargo, como si fuera un equipo pequeño, supervisando cualquier gesto, atendiendo toda sugerencia, diseccionando a los rivales con la máxima precisión posible, haciendo de cada acción a balón parado casi una tesis.

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Detrás de Luis Enrique está casi siempre Juan Carlos Unzué, el segundo entrenador, el dueño de los secretos en las acciones a balón parado. Y no muy lejos anda Joaquín Valdés, el psicólogo deportivo que trabaja con el técnico asturiano desde hace mucho tiempo. "No os preocupéis, el psicólogo es para mí", dijo bromeando Luis Enrique hace más de año y medio justo el día en que era presentado.

El joven mallorquín Rafel Pol (29 años) tiene la llave oculta. Es el preparador físico que ya trabajó con Luis Enrique en el Roma y Celta antes de pisar el Camp Nou. Da método y sustancia a las ideas del asturiano para que los jugadores aguanten el "atroz calendario", como lo definió el técnico, y corran con el estilo 'luisenriquiniano' que necesitan.

FUSIÓN DE OTROS TÉCNICOS

A Robert Moreno y Joan Barbará, en cambio, no se les ve tanto. Pero siempre están. Observan los partidos desde la parte alta del Camp Nou de cualquier otro estadio, analizan todo, debaten, buscan soluciones en la distancia y luego la trasladan al jefe, a través siempre de Unzué, el hilo conductor. El dueño del Ipad para enseñar jugadas estudiadas a los futbolistas.

Además, Luis Enrique ha sabido fusionar en su numeroso grupo de trabajo diversas culturas. Permanece, por ejemplo, la indispensable figura de Carles Naval, el delegado, un pozo de sabiduría. El mismo que se encontró el técnico cuando era futbolista en la década de los 90 en el Camp Nou. Sigue Pepe Costa, heredado de la época de Pep Guardiola, una pieza capital en el ecosistema de los jugadores, tendiendo puentes de complicidad entre Messi y Neymar, sin ir más lejos. Y ha seguido Luis Enrique trabajando con parte del equipo que trajo el difunto Tito Vilanova a la ciudad deportiva de Sant Joan Despí.

En el excelente comportamiento de Bravo y Ter Stegen trabaja desde hace casi dos años De la Fuente o Dela, como le conocen todos,  el entrenador de porteros que trajo Tito del Hércules de Alicante. Y Edu Pons, que llegó al club recomendado por Óscar García, es el otro preparador físico que ayuda a Pol para que la máquina no falle tras tanto partido.

La remodelación total llegó, sin embargo, en el área de scouting donde Luis Enrique sí ha dejado todo su sello, mientras ha seguido arropando a Ricard Pruna, el médico en el que más confían los jugadores por su excelente capacidad para diagnosticar las lesiones, incluso sobre el mismo césped, ayudado ahora por Xavier Yanguas, el doctor con quien coincidió el asturiano en el Barça B. Si algo defiende Luis Enrique es la fidelidad.