El equipo de los 180 goles

En el partido 500 de Messi, el Barça liquida el récord del Madrid de Ancelotti

Messi, arrollado por el portero Adán en el Camp Nou.

Messi, arrollado por el portero Adán en el Camp Nou. / JORDI COTRINA

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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En su partido 500, y con la senyera de capitán en su brazo izquierdo, Messi no estaba cómodo. Le pasaban demasiadas cosas. Y poco habituales. Tuvo primero que cambiarse las botas, sufrió un espectacular golpe de Adán en un penalti que no era provocando la ira del beticismo, y a él, entretanto, no se le veía nada feliz. Diríase incluso que hasta agotado de tanto trasiego en menos de 10 días: Yokohama-Barcelona-Rosario-Dubai-Barcelona. Un no parar para el 10, aunque decidió que tocaba cerrar el 2015 con otro récord para engordar al Barça de las cinco Copas.

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Marcó Messi su gol tradicional con la derecha, se autohizo un gol el Betis después de que Neymar fallara un penalti, otro más, y luego, recién iniciada la segunda parte, Suárez quiso dejar atrás al Madrid de Ancelotti, que había logrado 178 goles en el 2014. En un año natural, el que arrancó en Anoeta con una derrota (1-0) que anunció el tsunami sin saber entonces que era el prólogo de la tormenta perfecta, el Barça de Luis Enrique, o mejor dicho el Barça del tridente, lo cerró con 180 goles porque Suárez no está para tonterías.

Una auténtica barbaridad, se mire como se mire, porque no solo delata la potencia de esa máquina ofensiva construida por Luis Enrique sino, sobre todo, su insaciable hambre. No se cansan nunca. Da la sensación de que Messi, Suárez y Neymar viven en la miseria, reclamando un mendrugo de pan como si le fuera la vida en ello. Así juegan cada partido. Anoche, por ejemplo, en la fiesta de Messi (500 partidos lleva el 10), también se unió Suárez, y Neymar, generoso como acostumbra, no tenía la lucidez de otros días. No solo porque fallara ese penalti de manera circense sino porque falló otra ocasión muy fácil, demasiado para él, enviando el balón al poste derecho de la portería de Adán.

Cifra redonda

Y ese récord, que quedó ayer cerrado en 180 goles, una cifra redonda como si le molestara no hacerlo así, no contempla la vida del Barça sin Messi durante dos meses. En su ausencia, tanto Suárez como Neymar asumieron algo más que responsabilidad. Cuando el 11 no está fino en el remate se agiganta su figura de asistente. Generoso en el tanto de Messi, magistral, digno de ciencia ficción lo que hizo para asistir a Suárez en el 4-0. Ese es el tesoro del Barça que tiene, además, a un 9 de otra galaxia: Pichichi con 15 goles y suma ya 26 en los 25 partidos de este curso ante los 25 en los 41 de la pasada temporada.

"Ha sido un partido raro, complicado. No veo venir al portero en ningún momento, quería controlar el balón con el pecho, pensé que estaba en el arco... Pero no sé si es penalti o no, sinceramente, no lo sé", contó Messi. ¿Hacer más de 180 goles? "Es complicado mejorar lo que hicimos", dijo la estrella. Tiene razón. El Barça de las cinco Copas. Y el Barça de los 180 goles.