La fiesta de fin de año

El Barça despide el glorioso 2015 con las cinco copas, líder con un partido menos y celebrando los 500 partidos de Messi batiendo el récord de goles del Madrid

Los futbolistas del Barça posan con los cinco títulos conseguidos en este 2015

Los futbolistas del Barça posan con los cinco títulos conseguidos en este 2015 / PERIÓDICO

DAVID TORRAS

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El Barça despidió el 2015 con todos los honores, rodeado de copas, cantando goles y maldiciendo postes, manteniendo el liderato, empatado con el Atlético pero con un partido menos, y acompañando la inolvidable película de este año con un último adorno, un punto final antes del fundido en negro y el inicio de una nueva historia. Un récord que tiene algo de simbólico.

Nadie ha marcado jamás tantos goles como este equipo, con el tridente pasando por delante de la BBC de la misma manera que este Barça ha engullido al Madrid. El Betis empezó a morir injustamente por un penalti que no merecía ni chutarse pero acabó sucumbiendo ante este trío imparable (4-0) que no deja de divertirse. Son ya 500 partidos de Messi, un privilegio bárbaro, pero parece que al lado de Neymar y Suárez se lo pasa mejor que nunca.  

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El 2015 se abrió con un terremoto, una tormenta que estuvo a punto de acabar con todo y no hacía presagiar nada bueno. Anoeta pudo tragarse al Barça, pero solo se tragó injustamente a Zubizarreta. Casi un año después de aquella crisis, del portazo de Messi, del casi ultimatúm a Luis Enrique y de la convocatoria de elecciones, el retrato del Barça eran las cinco copas expuestas en el césped, la fotografía por la que cualquier club del mundo pagaría lo que fuera, pero que solo se ha hecho real en el Camp Nou, seis años después de otra con las seis copas.

EMPATADO CON EL ATLÉTICO

Así empieza el Barça el 2016, por encima de todos, en la cima del mundo, y todo por ganar otra vez. No será fácil. La Liga tendrá que pelearla y tiene pinta de que volverá a ser un triángulo, con el Atlético del Cholo dando guerra, sin renunciar a nada como hizo en Vallecas donde remató al Rayo en el último suspiro, cuando ya rondaba el empate, lo justo para mantenerse a la altura de un Barça que marcha primero por la diferencia de goles y a la espera del partido en Gijón, que jugará el 17 de febrero.    

El Camp Nou, con 83.630 espectadores, se lo pasó en grande. Desde el desfile ante las cinco copas, con un elegante Betis haciendo el pasillo, hasta el pimpampum en que se convirtió el partido, con Adan y los postes evitando un saco de goles. Marcó Suárez , dos, y Messi, y solo Neymar se quedó a cero, pero dejó un repertorio tremendo de magia, más desequilibrante y espectacular que nunca. Lástima que el inicio de la victoria se escribiera de mala manera, en una de esas decisiones que dejan muy malparados a los árbitros. Vicandi Garrido pitó un penalti incomprensible, una buena excusa para que desde Madrid se rebaje la actuación mucho más desastrosa de su colega González González.       

LOS PENALTIS BLANCOS

Pero el guión en el Bernabéu fue muy distinto. El Madrid cerró el año sin nada que celebrar y dando gracias de verdad al árbitro. Hubo quien no se resignó a la injusticia. Ni siquiera esperó al final del partido. El presidente de la Real, Jokin Aperribay, bajó al vestuario en el descanso y puso de vuelta y media a González González, con una amenaza inusual: «Os voy a meter una querella a la policía». Motivos tenía, desde luego. Dos penaltis regalados, casi uno detrás de otro después de que Cristiano fallara el primero, reconocidos incluso por la prensa madrileña, y uno o un par de Pepe, tan aficionado a pisar a los rivales, que pasó por alto. 

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Total, que Rafa Benítez sigue vivito y coleando, no se sabe si por suerte o por desgracia, aunque ni el marcador (3-1) le libró de los pitos y susurros del Bernabéu. Le tiene enfilado y no le será fácil cambiar esa corriente. El fútbol, desde luego, no le ayuda y así se lo deben decir las encuestas que va encargando Florentino, mientras Mourinho disfruta de su finiquito tumbado en una playa de Brasil. La Real de Eusebio le ganó el balón, pero sucumbió a la contra y a los golpes anímicos. Al desespero por el arbitraje se sumó la triste lesión de Canales, que se rompió la rodilla por tercera vez.

El Madrid cierra el 2015 en blanco y con Benítez bajo sospecha. Algo parecido a lo que vivió el Barça hace un año. Pero ya nada es igual. «Hasta el año que viene», fue el mensaje que colgó Neymar con un foto al lado de Messi y Suárez en el vestuario. Su fiesta continúa.