LAS ELECCIONES AZULGRANAS

Pimpampum... en el Camp Nou

Bartomeu saluda al moderador, Bernat Soler, delante de Laporta y Freixa (de espaldas).

Bartomeu saluda al moderador, Bernat Soler, delante de Laporta y Freixa (de espaldas). / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Estaban ahí los cuatro, traje oscuro todos, camisa blanca, corbata carmesí de BartomeuBenedito Freixa, azulgrana era la de Laporta, paseando por la tarima del novedoso plató de TV-3 en un majestuoso y silencioso Camp Nou -alterado por el sonido de unos ventiladores gigantes-, iluminado como si fuera a vivir un partido de fútbol. Estaban los cuatro ahí arriba mirando el césped, desesosos algunos (Laporta y Freixa más que Bartomeu y Benedito) de pisar el césped para liberar nervios y tensión. Nervios acumulados en la campaña electoral y tensión antes de un debate único y singular.

Único porque fue el primero y, a la vez, el último. A medida que los cuatro candidatos iban llegando al estadio, aún con luz solar, se retrataba también el desarrollo de esta campaña. Todo pautado por riguroso orden, marcado siempre por las firmas recogidas. Apareció primero Freixa (20.35 h.), con la chaqueta abotonada, rodeado de un grupo de siete personas. Llegó luego Benedito (20.39 h.), acompañado de su esposa, con la chaqueta bien ceñida, también con siete personas, incluidos responsables de su proyecto. Inmediatamente después, y como si volviera a su casa (estuvo en el palco del Camp Nou del 2003 al 2010), entró Laporta con la americana al hombro escoltado por apenas tres personas: Rafael Yuste, que sería su vicepresidente deportivo; Joan Oliver, su futuro director general si gana, y Jordi Finestres, su jefe de prensa. Ese rápido ritmo de entrada de los candidatos se frenó después.

En la puerta del estadio estaban Ramon Adell, presidente de la junta gestora, junto a los directores de Catalunya Ràdio (Fèlix Riera) TV-3 (Eugeni Sallent), aguardando la aparición de Bartomeu, el último en llegar (20.50 h.) porque es el candidato con más firmas. Y fue, además, el candidato más familiar porque no solo entró con Marta, su mujer, sino que detrás suyo estaban sus dos hijos, además de Jordi Cardoner Manel Arroyo, dos de sus pilares, tanto en la junta (eran vicepresidentes) como en la campaña, junto a Jaume Masferrer, ideólogo, gurú y guía del expresidente.

«Quizá no tan pronto»

Después, los cuatro y sus respectivos séquitos se colaron en el interior del palco del Camp Nou donde se saludaron. Luego, frialdad absoluta en la foto previa al debate. Apenas se miraban. ¿Saludos? No, gracias. ¿Complicidad? Tampoco. Tan cerca los cuatro y, al mismo tiempo, tan lejos. Abajo, los impresionantes focos iluminando el exquisito césped del estadio y arriba cuatro socios que se evitaban con los gestos. Y hasta con las miradas. Las americanas de Bartomeu y Laporta se rozaban, pero ellos sonreían, ajenos a esa cercanía, mirando las cámaras. No hubo, por lo tanto, cruce de manos entre ellos.

Y una vez iniciado el debate, todo se aceleró con ese incómodo sonido de los ventiladores de fondo como banda sonora de sus propuestas. «Era previsible el pim, pam, pum. Pero no quizá tan pronto», llegó a decir ya entrada la noche un sorprendido Benedito cuando vio que Bartomeu pedía a Laporta que se controlara después de que le acusara de estar «procesado por estafa, corrupción y delito fiscal» por el caso Neymar.

«Joan, como abogado que eres, debes vigilar las palabras», le soltó. «Has puesto en riesgo los intereses del Barça. No, no te escondas detrás del Barça», respondió Laporta.  «Parece mentira que seas abogado. No estoy acusado por delito ni por estafa. Ten cuidado con lo que dices», le replicó Bartomeu en uno de los momentos más tensos del debate, mientras Benedito se sorprendía de que «ese pim, pam, pum» llegara tan pronto. «No entramos en guerras», dijo Freixa.