la gesta del capitán

"Un taxi me recogía..."

Xavi Hernández recuerda sus 17 años en el club azulgrana. Su fichaje, el debut en el Camp Nou, los partidos contra el Madrid, las charlas con Luis Aragonés, sus entrenadores

JOAN DOMÈNECH / MARCOS LÓPEZ / DAVID TORRAS

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Xavi Hernández Creus recuerda, en una charla con EL PERIÓDICO, el largo camino recorrido durante 17 años para superar los 500 partidos de Liga en Primera. Todos con el Barça. Un viaje fascinante relatado por un jugador que ha marcado una época y un estilo.

"Entré como un '9' goleador y ¡rápido!"

"Jugué un torneíto contra peñas del Barça. Tendría seis o siete años. Estaba Oriol Tort hablando con mi padre, al que conocía del Condal y Barcelona Atlético. '¿Quién es aquel chaval?', le preguntó. 'Cony, és el meu fill', respondió mi padre. Oriol quería que entrara ya, pero mi madre se negó, lo veía muy pronto. Dos años más tarde jugaba en el alevín del Terrassa, que había subido a Preferente con mi hermano Òscar en el equipo. El Barça llamó para hacernos una prueba a Antonio González, a Sergio Haro y a mí. Nos quedamos Sergio y yo. Fue en el campo junto al Mini. Sí, en el mismo de Messi.

Fui a la prueba ya fichado y sin saberlo. Mi padre lo había hablado todo, pero no quiso decirme nada. Fui nerviosísimo. Jugaba de delantero centro. ¡Entré como un nueve goleador, ¡incluso rápido! Metí tres goles. Me atreví hasta con un penalti. Lo pienso ahora y me parece una locura. Cogí la pelota y lo chuté.

Mi primer entrenador, en la temporada 91-92, fue Asensi. Me preguntó de qué jugaba. 'De lo que sea, de lo que me ponga', dije. 'Pues serás el capitán. Y jugarás de 6'. De Bakero, vaya, de mediapunta. Entonces los niños ya decíamos 'yo juego de 5' o 'yo juego de 7'".

"Nada como el 5-0, el partido cumbre"

"El partido cumbre, el mejor, fue el 5-0. Nada como el 5-0, aunque el 2-6 también fue cojonudo. Qué fútbol, qué poderío. La pelota era nuestra todo el rato, la perdíamos y la recuperábamos al instante. Es la sublimación del fútbol. Al descanso, con el 2-0, los del Madrid se marcharon cabizbajos. Nosotros fuimos corriendo al vestuario, deseando que empezara la segunda parte… les pudimos meter más. Les teníamos unas ganas por todo lo que decían de nosotros...

Yo creo que el cambio de chip se produjo años antes. Cuando ganamos 1-2 en el Bernabéu. Era el final de los galácticos y aquel resultado anunció el cambio de ciclo. Con Rijkaard. Ahora es diferente respecto al 2003 porque jugamos con cierta paz interior, ya hemos ganado mucho; entonces nos enfrentábamos a los galácticos y aún competíamos. Hay culés que han ganado más que perdido ante el Madrid.

Los nervios del día del partido no varían con los años… Todo dios te recuerda durante la semana que se acerca el clásico. Estás en casa mirando una película, llega la publicidad y te anuncian el clásico… No hay manera de desconectar. Al día siguiente del partido estás agotado".

"Hay días que al míster lo matarías"

"En la Liga debuté en casa contra el Salamanca. Ganábamos 1-0, Luis Enrique falló un penalti y nos empataron en el último minuto. Mi primer partido había sido en Mestalla. Van Gaal me anunció en la víspera que jugaría. Pensé: vaya responsabilidad. Encima dijo a la prensa que tenía un jugador, yo, que valía por dos. ¡Se refería a Amor De la Peña! Al estandarte de La Masia, y la promesa de la época… Empezamos bien, pensé.

Van Gaal te metía una presión… Curte mucho haber estado con él. Lo he hablado más tarde con gente que lo ha tenido también de entrenador: era un tío preparadísimo, un adelantado para su época. Le fallaba el tacto para decir las cosas. Con más inteligencia emocional habríamos ganado muchas Ligas y habría permanecido más tiempo aquí. Quienes tuvieron a Cruyff dicen cosas parecidas… Si lo piensas fríamente hay días que al míster lo matarías. Sé que de Johan lo decían también. Con la perspectiva del tiempo, ves que aprendes de todos, de lo bueno y lo malo. De alguno he aprendido más cosas malas que buenas y te sirve igualmente para no aplicarlas un día. De Joan Vilà ha sido del que más aprendí, me enseñó tanto...".

"Hacía los deberes de mates en el coche"

"En casa no querían que residiera en La Masia. El club organizó un taxi que recogía a todos los chavales del Vallés. Salía de clase una hora antes que los demás. Era el primero al que iban a buscar. A las 5 para entrenar a las 7. A veces volvía a las 11, era el último. Luego pasamos a una Nissan Vanette, de Blas, que todavía es masajista. A veces, algún mayor me ayudaba a hacer los deberes de mates en el coche.

No existían los túneles de Vallvidrera. Parábamos en Sabadell, en Bellaterra, en Sant Cugat, en Rubí... La ruta cambiaba cada año, según las bajas. El final de temporada era un drama. La sensación de angustia era terrible. El que no seguía era inconsolable. ‘No se acaba la vida en el Barça”, le decían. Pero la sensación era que sí. Al final, hasta que fui cadete y bajaba en tren, era el organizador de la ruta del taxi.

 Cuando eres parte del Barça te sientes orgulloso, diferente, como importante. Pero necesitas a alguien cerca que te abra los ojos, que te haga ver las cosas. Que vas en un tren y no debes subir en los otros: las chavalas, la diversión, la noche… Tuve la ventaja de la experiencia de mi padre, que pudo haber estado en Primera y jugó en Tercera".

"He jugado con 'Busi' padre y 'Busi' hijo"

"El otro día hablaba con Bartra y me dijo que había nacido en el 91. ¡Coño! Le llevo 11 años. Miras atrás y te das cuenta de que he jugado con Busi padre y con Busi hijo. Carlos estaba en la plantilla cuando entré, pero Van Gaal solo le hizo jugar en los amistosos. Bromeaba con que le calentara Corbella en el vestuario. Ahora soy íntimo amigo de Sergio. Aunque nos llevamos ocho años, nos relacionamos mucho, mi mujer y su novia son muy amigas. Y con Pep he sido compañero y ha sido mi entrenador, igual que Luis Enrique ahora.

Mi referencia, de pequeño, fue Bernd Schuster. Cuando me colocaron de centrocampista me quedaba embobado mirándole, me acuerdo de un Gamper espectacular que vi con mi abuelo desde la grada. Luego, con Joan Vilà, la referencia pasó a ser Pep: cómo jugaba de primeras, cómo aceleraba, cómo hacía la pausa, cómo se perfilaba para recibir la pelota, mirando a todos los lados.

Con el tiempo me he dado cuenta de que he interiorizado ese movimiento. Voy por la vida mirando a todos los lados. En un restaurante me gusta sentarme en una esquina, o junto a la pared. Para tener toda la perspectiva. Como en el campo".

"He sufrido la mitad del tiempo"

"No me han pasado rápido estos 17 años, no. La mitad del tiempo he sufrido, y la otra mitad la he disfrutado como un enano.

Disfruté al principio. Con Van Gaal ganamos dos Ligas. Luego vino la época Gaspart, los cinco años sin ganar nada y se hablaba de cambiar el estilo, que era en cierto modo lo que yo representaba. Cuando no ganas, lo primero que se plantea aquí es cambiar el estilo, dejar el toque, y apostar por el físico, por los pulmones. Pregunten a Andrés cómo lo pasó. Puyol no lo ha sufrido tanto, porque él representaba la figura de la fuerza, del que lo da todo, como si nosotros no lo diéramos todo a nuestra manera: no se debate la entrega, sino el estilo, y nos miraban a Andrés y a mí.

A mí no me reconocieron hasta el 2008, y ya llevaba diez años en el equipo. La primera temporada fui la novedad con Van Gaal y jugué mucho. Luego, cuando se marchó, vino Serra Ferrer y no dimos con la tecla a nivel de entrenadores y jugadores hasta que empezó la era Rijkaard. Yo era de la casa, de relleno. Echas un vistazo a la hemeroteca y te ríes: que si estaba obsoleto, que si Davids me hacía bueno, que si era horizontal, que si era el parabrisas…".

"El mejor estadio es el Camp Nou"

"El Camp Nou es el mejor estadio del mundo. Parece más grande de lo que es. Miras las medidas de otros campos de Primera y son todos casi iguales. El Madrigal mide lo mismo, y parece más pequeño. ¡Es igual que Balaídos! También es un gran estadio el Bernabéu para jugar, después del Camp Nou. Y la Catedral, el San Mamés viejo y el San Mamés nuevo…

Me encanta Bilbao. Estuve de visita por Navidad, coincidiendo con el Euskadi-Catalunya y aunque llevaba gorra me paraban por la calle. Me trataron con tanto cariño, con tanta admiración como si fuera Julen Guerrero. Supongo que porque me ven noble, que no simulo, quizá porque me abracé a Joseba Etxeberria que lloraba en su último partido en la final de Copa del 2009, o porque paseé la ikurriña… ¡A Andrés le pitan y a mí me aplauden! Lástima de no poder jugar en el Athletic un par de años...

No tengo manía a ningún campo. No me han gustado nunca los campos pequeños, aquellos desangelados con poca gente o los que tienen pista de atletismo. Soy un clásico y el estadio es para el fútbol. No puedes tener la sensación de que luego habrá una carrera. ¡En el campo del West Ham solo juega el West Ham!".

"Juego con diez japoneses y Xavi"

"Las charlas de Luis dan para escribir un libro. Él siempre decía: 'Mi equipo son diez japoneses y usted'. ¿Cómo dice míster? 'Que me pongan diez japoneses y Xavi, que me da igual quienes sean los otros diez si usted está bien'.

¿Saben lo que significa esto para un futbolista, la confianza que te da? Hablábamos mucho. 'Donde vaya la pelota, va usted, no le quiero ver en otro sitio que no sea cerca de la pelota', decía. Un día escuché que golpeaban en mi habitación. Pensé que era Luis García que me devolvía un DVD tarde. 'Vete a tomar por culo', grité. Golpearon otra vez. Y otra. Salí en pelotas y no vi a nadie. De golpe, saltó Luis desde un rincón. 'Vístase Xavi, que tenemos que hablar'. Estuvimos dos horas de madrugada.

 A Luis le debo mucho. Fue un trampolín brutal. En el 2008 Rijkaard ya me había dado mucha confianza, pero el equipo no giraba en torno a mí, sino alrededor de Ronaldinho. Me sentí más importante con Luis y con PepAndrés y yo empezamos a jugar juntos con ellos. Luis quería a Cesc, a Silva, meter a Cazorla, quería a todos los pequeños en el campo. Empecé a vivir los mejores años; hasta entonces, no hacíamos más que remar y remar".

"Yo solo quería ser futbolista"

"Del taxi hasta aquí... inimaginable. He superado mis objetivos. Yo solo quería ser futbolista, y a poder ser, del Barça. A los 17 años solo deseaba ser profesional. El Barça era para elegidos.

He visto jugadores mucho mejores que yo, con unas condiciones como el Messi de hoy. De desear: que cumpla ya los 18 y suba al Camp Nou. Y no subieron. Por las circunstancias. O porque no tuvieron el esfuerzo, el sacrificio, la constancia necesarias. Estás en la pretemporada que no puedes ni caminar por las agujetas y piensas: ¡qué coño hago aquí si mis amigos están en Calonge, en la piscina, en la playa! Y llega septiembre, empiezan a salir viernes y sábado y no puedes ir con ellos.

Todo este sacrificio no es garantía de nada. He tenido suerte, he tenido paciencia. Pero sin amar mucho al Barça tampoco llegas ni aguantas. He visto el panorama negro muchas veces. Me pude marchar a los 18; a los 24, a los 28 me llamó el Bayern, el año pasado… Cuando van mal dadas te lo planteas.

Soy tozudo. Pagas peajes muy caros, pero el fútbol funciona así. Haber llegado hasta aquí me hace sentir un ganador. Ahora miro atrás y pienso: qué contento que estoy".