El templo de la tristeza

Seguidores azulgrana y del mundo del futbol rinden homenaje al exentrenador azulgrana Tito Vilanova.

Seguidores azulgrana y del mundo del futbol rinden homenaje al exentrenador azulgrana Tito Vilanova. / JORDI COTRINA

JOAN DOMÈNECH
BARCELONA

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El templo del fútbol, siempre ruidoso, frecuentemente alegre, se tornó en un templo de tristeza, silencioso, mustio. Abrió sus puertas el Camp Nou no para un partido del Barça, sino para despedir a una parte del Barça. Para despedir todo lo que pudiera representar Francesc Vilanova i Bayo, Tito, el último técnico campeón. A un culé de la cabeza a los pies, un deportista ejemplar, una persona de intachable conducta.

Lágrima a lágrima, persona a persona, pétalo a pétalo, mensaje a mensaje, fue tejiéndose desde el Camp Nou una red de pena y reconocimiento que traspasó fronteras. La figura de Tito fue recordada en todos los confines donde se conoce el nombre del Barça. La proyección mundial del club propició que el nombre de Tito, de la desaparición del penúltimo entrenador azulgrana, se expandiera en todo el mundo.

TAMBIÉN EL NYT / «Tito Vilanova, entrenador de fútbol que sucedió a Pep Guardiola en el Barcelona y ganó el campeonato de Liga en su única temporada en el cargo, murió el viernes de un cáncer de garganta. Tenía 45 años», escribía The New York Times en un obituario aséptico, más distante de informaciones que podían  escucharse y leerse en países de mayor aire futbolero. Como Francia, donde no había nadie más próximo a Tito que Eric Abidal. Víctima también de un cáncer, en su caso de hígado, al que sobrevive tras un trasplante.

«Tuvimos la enfermedad con un año de diferencia. Era un gran luchador. Se quedará en nuestros corazones y nuestras cabezas», dijo el exdefensa azulgrana, hoy en el Mónaco, despedido el pasado verano semanas después de coger el asa izquierda del trofeo de Liga  -su antiguo entrenador lo levantó por la derecha- y enseñarlo al Camp Nou en su estampa habitual.

HOMENAJE PROFANO / Pero el estadio ayer amaneció vacío, con un crespón negro, porque Tito se ha ido «muy rápido», verbalizó un lloroso Abidal a las cámaras de Canal + en Francia. Vacío y negro estaba a las 9 de la mañana, cuando el personal del club ultimaba los detalles del memorial antes de que lo inaugurara la plantilla: un plafón con la leyenda Tito Per Sempre Etern en la vidriera de la tribuna; el pasillo donde estaban 10 libros que recogían las condolencias y una estancia final con una gigantesca foto de Tito entre dos centros de rosas rojas a los que se añadió un cirio que atenuara el homenaje profano.

El funeral religioso se celebró en la estricta intimidad en Peralada (Alt Empordà), una localidad de gran significado para la familia. Ni Bartomeu asistió. El balonmano y el fútbol sala aportaron un punto de alegría a la luctuosa jornada. La segunda de muchas. El Barça ha decretado tres días de luto. Hoy seguirá abierto el estadio (9-15 horas) y el funeral se celebrará el lunes en la catedral de Barcelona.

«Más allá de sus éxitos deportivos, era una buena persona y un gran profesional y este tipo de gente es la que deja huella», afirmó el president Artur Mas, que no ocultó cierta sorpresa por la extensión de «esta cola de gente» que vio en el estadio.

LARGAS COLAS / Y así era. Las decenas de personas se habían multiplicado por miles. Mas coincidió con los padres de Piqué. La cola traspasó las cintas que delimitaban la espera, y el recuento final, a las 23.00 horas, superaba las 15.000 personas. Dentro, en las oficinas, se amontonaban los telegramas de instituciones españolas como la Casa Real o extranjeras, como la FIFA. El presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, fue en persona. Igual que Xavier Trias, el alcalde de Barcelona, quien escribiría en «mayúsculas» el nombre de Tito por el mérito que le atribuía a los éxitos del Barça. Como Joan Collet, que revivió el profundo dolor del Espanyol. «Sabemos lo que es perder a un referente», dijo. Tito Vilanova, como Dani Jarque, también será eterno.