La 'domenica' de Pep en Brescia

En una esquina del estadio Rigamonti de Brescia salió ayer una bandera con un lema. «Pep orgoglio del passato, sogno per il futuro». Entonces, Guardiola, que ha tenido el fin de semana libre por la ausencia de Liga, alzó el brazo y saludó a los tifosi del equipo italiano, aquellos a los que conoció a inicios de la década del 2000 cuando abandonó el Barça de Gaspart. Orgulloso del pasado está el Brescia, pese a que milita ahora en la Serie B -ayer perdió en casa con el Ascoli (0-1)- y soñando con el futuro, imaginando que un día Guardiola podrá sentarse en el banquillo del Rigamonti, un estadio que le venera.

Italia también es un país que le encanta al técnico del Barça. Siempre que puede se escapa allí. Pasó sus vacaciones veraniegas en la Toscana, en Siena, concretamente, y ahora, aprovechando un domingo sin activida, cogió a la familia (Cristina, su esposa, Marius, Maria y Valentina, sus tres hijos) y se plantó en Brescia para cenar con Gino Corioni, el presidente del club, y compartir horas de placer, tiendas, capucchinos, con Eduardo Piovani, el manager del equipo, uno de los grandes amigos que dejó en Brescia desde el 2001. Ya estuvo allí el pasado mes de marzo asistiendo a un entrenamiento. Ayer, en cambio, vio la derrota después de disfrutar de tres días de sosiego por la ciudad, como un turista cualquiera, paseando por la medieval plaza del Duomo.

Tres días de familia, pasta y paseos en Italia tuvo Guardiola antes de volver hoy al trabajo.