LA PUGNA DE DOS ESTRELLAS

Messi arrodilla a Ronaldo

El astro argentino asistió a Iniesta y marcó dos goles para llevar al Barça a otro título ante un ansioso Ronaldo y un Madrid que acabó sumido en la impotencia

JORDI TIÓ
BARCELONA

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Fue la imagen del partido, aunque inicialmente pudo pasar desapercibida. Fue en el segundo gol. Piqué asistió de tacón a Messi y este penetró con suaves toques hasta tener enfrente a Casillas. ¿Quién perseguía a la imprevisible Pulga? Ronaldo, que tropezó con Khedira y cayó arrodillado mientras con la mirada seguía impotente el balón entrando en la portería. Así acabó el portugués, rendido a los pies de Messi, una vez más su bestia negra personal. Para su desgracia.

Messi hizo lo que siempre suele hacer cuando tiene al Madrid delante, marcar, incluso a pares. Ronaldo, triste consuelo, consiguió al fin lo que no había logrado hasta anoche ni con el Madrid ni con el Manchester United: perforar la portería en el Camp Nou. Es la eterna pugna a la que parecen condenados los dos mejores jugadores del mundo. Perdón, Messi, el primero; Ronaldo, el segundo. Y es que cada vez que se citan sobre el campo se termina por escenificar lo que establece el podio del Olimpo de los dioses: el argentino siempre está un peldaño por encima. Como anoche, en que volvió a salir triunfador en su lucha personal con el ansioso portugués.

Asistencia prodigiosa

Messi, a pesar de no estar al cien por cien físicamente, alumbró de nuevo al Barça con una asistencia milimétrica a Iniesta. Primero arrastró a Carvalho, su marcador, hasta la zona media. Una vez despejada la zaga blanca, reclamó el balón, zigzagueó por dos veces y dejó completamente solo al de Fuentealbilla ante Casillas. Ronaldo se lo miraba desde la distancia y, otra vez, torció el gesto.

El portugués se tomó su revancha personal minutos más tarde. Fue un tanto dudoso, quizá en fuera de juego, pero el árbitro y el juez de línea lo dieron por bueno.

Como excelso fue el final del partido. ¿Por qué? Porque Messi volvió a aparecer para batir de nuevo a Casillas con una volea de pura rabia. Un gol de evitaba la prórroga, daba el 11º título de la era Guardiola y dejaba al Madrid como siempre: segundo. Es Messi. Es el Barça.