ENTREVISTA CON EL CAPITÁN DEL BARÇA B Y PICHICHI DE SEGUNDA A

Jonathan Soriano: «Ya pensaba en dejarlo y buscar trabajo cuando llamó el Barça»

Jonathan Soriano, el pichichi de Segunda A, en la ciudad deportiva del Barça en Sant Joan Despí.

Jonathan Soriano, el pichichi de Segunda A, en la ciudad deportiva del Barça en Sant Joan Despí.

JUAN TERRATS
BARCELONA

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Jonathan es sinónimo de gol. Este delantero de Pont de Vilomara (25 años) siempre había destacado por una tremenda facilidad para marcar. Fue un punta muy cotizado. De juvenil pudo irse a Inglaterra, a Alemania, a Italia. Tenía las puertas abiertas de medio mundo. No quiso. Se quedó en el Espanyol, que le dio la baja hace dos años. De ser una estrella a no recibir ni una sola oferta. Hasta que recibió la sorprendente llamada del Barça. Jonathan ha logrado 32 goles siendo el pichichi de Segunda. Una gesta.

- De jugar en Primera a formar parte de un vestuario de Segunda División B. Muy poca gente hubiera dado este paso hacia atrás.

- Cuando terminó la última cesión en el Albacete, me vi muy mal. El Espanyol me dio la baja y en aquel momento me encontré sin ofertas. Me sentí muy solo, únicamente apoyado por la familia. Estaba mal. Ya pensaba en abandonar, en buscar un trabajo lejos del balón, en colgar las botas. Entonces se interesó el Barça y ni me lo pensé.

- ¿Fue una decisión valiente, un paso al frente de un futbolista desesperado?

- Fue un alivio. No tenía equipos y se interesó el Barça, y el Barça es el Barça. Sí, regresé a Segunda B, en una decisión que mucha gente no comprendió. Creo que fue dar un pasito atrás para luego dar dos adelante. ¿Una decisión valiente? Pues, la verdad, no lo sé. Solo sé que volví a entrenar, a pasármelo bien, a vivir de mi profesión, a volver a estar en el mundo del fútbol. Volví a sonreír, a meter goles, a ganar en confianza..., hasta hoy.

- Y marcó 22 goles en el primer año en Segunda B y ha sido el pichichi de Segunda A, con 32 goles.

- Estos goles me demuestran que di un paso atrás en cuanto a la división, pero fue un acierto al escoger el club. Sé que los delanteros tenemos muchas más posibilidades de meter goles al jugar en el Barça. Pero no puedo relajarme por un año bueno.

- Ahora puede enviar un mensaje a los despachos de Sant Adrià.

- No, nunca lo he hecho, aunque podría enviar muchos recados a varias personas. Sigo marcando goles. Mi mejor manera de reivindicarme es con esos 32 goles, con esas asistencias, haciendo buen juego.

- Le tuvieron que doler los pitos que recibió el año pasado cuando pisó Sant Adrià con el Barça.

- Me dio rabia. Creo que los que me pitaron no sabían lo que sucedió realmente conmigo. El Espanyol me dio la baja, me quiso dejar sin dorsal ni ficha.

- Los mismos que le echaron, ahora apuestan por la cantera.

- Entristece, pero hablar de la cantera del Espanyol es perder el tiempo porque no hay marcha atrás. Me supo mal las formas que emplearon conmigo, no fue la mejor manera de salir, pero veo que no he sido el único. Estos días he visto cómo han despedido a David García, Chica y Coro. No, no he sido el único en salir así.

- Hablemos del filial. ¿Me puede explicar el éxito del equipo, tercero en su primer año en Segunda A?

- Pues imagínese cómo es el vestuario. No hay estrellas, no hay distinción entre los futbolistas. Todos somos un equipo, y si viene alguien del juvenil se le trata como uno más. Todos vamos a una.

-¿Han utilizado el mismo sistema que el primer equipo?

-Es muy difícil jugar como el primer equipo. Mantenemos la idea pero no tenemos los mismos jugadores. Por eso utilizamos nuestras propias armas individuales y añadimos la filosofía del entrenador: balón a los pies y que corra el rival.

- ¿Qué papel ha tenido Luis Enrique en el éxito de este curso?

- Parece que tenga un carácter muy fuerte, que tenga mucho genio, pero es un tío cojonudo. Puedes hablar con él de cualquier cosa. Es el primero que apoya al futbolista. De los 24 o 25 jugadores de la plantilla, ninguno puede estar enfadado con él. Todos hemos tenido minutos esta temporada.

- ¿Qué sensaciones se tienen cuando entrenas con el primer equipo?

- Es un premio, un regalo. Jugar en el Barça es muy difícil. Tú ves que practican un fútbol fácil e intentas seguir su ritmo y entonces te das cuenta de que ese fútbol que crean es mucho más difícil de ejecutar de lo que parece. ¿Jugar en un futuro en el Bar-

ça? Perdone, pero estamos hablando del mejor equipo del mundo. Hablamos de Messi, Villa, Pedro..., de un montón de internacionales.

- ¿Me da a entender de que su futuro está fuera del Barça?

- Ha sido muy importante hacer una buena temporada en el filial porque todos estamos en el mercado. Jugar aquí es un escaparate inmejorable, pero mi marcha no depende de mí porque tengo un año más de contrato. Quiero seguir avanzando, ser mejor futbolista.

- ¿Se iría al extranjero?

- Sí. Se juega igual a fútbol aquí que en Pekín. Pero no tengo ninguna preferencia. Escucharé todas las propuestas. ¿Un deseo por volver a Primera? Pues no, porque ya sé lo que es jugar en esa división. Soy receptivo a todo. Veremos qué es lo mejor para mí y para el club. Este año ha sido el del convencimiento de que yo puedo vivir de esta profesión. Que no, que no dejo el fútbol, que yo valgo para esto.