El cierre de la temporada azulgrana

Puyol, al quirófano

Puyol, con la camiseta de apoyo a Roqué, y Messi, el domingo.

Puyol, con la camiseta de apoyo a Roqué, y Messi, el domingo.

MARCOS LÓPEZ
BARCELONA

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La tortura llega a su fin. Será mañana. La tortura que ha vivido Carles Puyol desde hace cuatro meses llega a su fin. Todo arrancó el 22 de enero ante el Racing cuando el capitán azulgrana ni apareció en la segunda parte. Se quedó en el vestuario maldiciendo esa rodilla izquierda que no le dejaba entonces vivir tranquilo. Ni él imaginó que sería tan terriblemente duro. Tanto que, desde entonces, Puyol (cumplió 33 años en abril) solo ha jugado tres partidos en los cuatro últimos meses. Cuatro incluyendo los minutos protocolarios de la final de Wembley cuando Guardiola, generoso como es, quiso premiarle por el esfuerzo dePuyi.

Esfuerzo oscuro porque el dolor que ha tenido el capitán en la rodilla izquierda data desde hace tiempo. Mucho tiempo. Esfuerzo en secreto porque Puyol no ha dejado de correr junto a Juanjo Brau, uno de los fisioterapeutas del equipo, obsesionado en llegar a tiempo. Y llegó. Más de lo que podía pensar. Llegó a tiempo de jugar tres de los cuatro clásicos contra el Madrid. Solo se perdió la final de Mestalla. Pero Puyol jugó primero en el empate liguero del Bernabéu (57 minutos en el 1-1), volvió a pisar el templo blanco en la ida de la semifinal de la Champions (disputó los 90 minutos) y la vuelta después en el Camp Nou ante el Madrid (89 minutos). Un esfuerzo terrible teniendo en cuenta la fragilidad que soportaba en su rodilla izquierda.

Operado en el 2007

En el anominato, hubo días, semanas y hasta meses en que apenas se sabían cosas de él, Puyol fue recomponiendo su cuerpo para poder ayudar al equipo. Padecía una tendinopatía en el vasto exterior de la rodilla izquierda y los médicos del Barça, más prudentes que de costumbre (y lo suelen ser mucho), no dieron plazo de recuperación alguno. Se pensó que no era nada serio. Pero, poco a poco, y con el paso del tiempo, se comprobó que esa rodilla, que ya fue intervenida en el 2007, no resistía la intensidad de un año post Mundial y le dejó más tiempo en la enfermería.

Hace cuatro años, cuando Frank Rijkaard era todavía el entrenador del Barça de Ronaldinho, Deco y Etoo, entre otros, disputaba un amistoso en Pretoria (Suráfrica). Se rompió -padeció una rotura del ligamento lateral externo de la rodilla izquierda-, fue operado por el doctor Ramón Cugat, el mismo que le intervendrá mañana, y tuvo que estar tres meses de baja. Ahora, una vez se ponga en las manos del prestigioso traumatólogo, se sabrá cuánto tiempo estará en la enfermería. Ayer el Barça hizo público el comunicado de la operación, pero sin precisar cuánto deberá invertir en su recuperación.

En esa silenciosa tortura, Puyol jamás ha dejado de ejercer de capitán. Y de amigo. Actuó como capitán cuando cedió su brazalete a Abidal para que este recogiera laOrejudaen Wembley. Ejerció de amigo durante las últimas 48 horas luciendo una camiseta roja para animar a Miki Roqué, jugador del Betis, paisano suyo de Tremp (Puyol nació en La Pobla de Segur), golpeado por la fatalidad al detectársele un tumor maligno en la pelvis, del que ya ha sido operado. A Miki, él nunca le dejará solo.