LA JORNADA DE LIGA

El Barça paga sus errores y permite la remontada de la Real

El cuadro azulgrana se avanzó con un gol de Thiago pero cayó en el conformismo tras el descanso

JORDI TIÓ
SAN SEBASTIÁN

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El Barça saltó a Anoeta con mucha más pausa de la prevista. La derrota del Madrid ante el Zaragoza casi le daba la Liga virtualmente: si a las seis de la tarde le bastaban matemáticamente siete puntos para sellar el campeonato, a las 8 de la noche tan solo eran cuatro. Por eso el equipo salió con calma, tanta que se acabó durmiendo. Entró en un sueño profundo que le llevó a encajar la segunda derrota de la temporada, quizá para no ser menos que el Madrid, sabiendo igualmente que el campeonato está sentenciado.

El Barça se durmió, todo lo contrario que la Real Sociedad. Es curioso, lo que en el Bernabéu había sido una bendición para unos, para otros era toda una maldición. Con su merecida victoria, el equipo maño avanzaba en puntos a los donostiarras y les dejaba más cerca de la zona de la que todos huyen como gato escaldado. Por eso el equipo de Martín Lasarte empezó con los nervios a flor de piel.

Guardiola echó mano de los jóvenes como nunca. Montoya, Thiago, Fontàs y Jeffren entraron en el once inicial. También Pinto, lógico tras su expulsión ante el Madrid en la Champions lo que obliga a proteger a Valdés, que tiene prohibido hasta resfriarse. Igual que Messi, claro. Pero el mejor jugador del mundo sí que estaba en el campo. Da igual que la Liga estuviera casi en el saco, que tuviera las piernas llenas de golpes y que el martes el Barça tenga que certificar el pase a Wembley. Messi jugó porque siempre quiere hacerlo, para desesperación de los culés.

ALVES, RECAMBIO / También Montoya acabó desesperado y maldiciendo su mala suerte. El lateral del filial apenas jugó 10 minutos. Una dura entrada de Tamudo por detrás derribo al defensa que, al caer, se fracturó la clavícula izquierda. De Anoeta se marchó al hospital y allí le dieron ya el diagnóstico y el tiempo aproximado de recuperación: de cuatro a seis semanas. Para llorar, desde luego. Alves, para un día que podía descansar, tuvo que sacarse el chándal y saltar al terreno de juego.

Mientras Montoya era visitado por los doctores, el Barça seguía con toda la calma del mundo. Y más tras el gol de Thiago cerca de la media hora. Xavi avistó a Messi en el borde del área y allí envió el balón. El argentino, cosa rara, erró en la recepción pero el balón fue recogido por el habilidoso centrocampista que, picando el balón con sutileza, superó la salida de Bravo.

La Real despertó tras el letargo al que le sometió el equipo azulgrana en la primera parte. Y lo hizo con furia, con rabia y mucha fe. La misma que demostró la bulliciosa afición de Donosti, que empujó como nunca para certificar un triunfo memorable que les puede salvar de volver a Segunda División, ese infierno del que tardaron cuatro largos años en salir. Por eso empujaron como nunca mientras el Barça, confiado, empezaba a perder el control del juego. Tanto fue así que Ifran, recién entrado, se adueñó de un balón al que ni Pinto ni Alves ni Mascherano supieron darle salida.

GOL DE MILITO / El delantero uruguayo entró solo y superó al portero gaditano por alto. La Real había conseguido lo que parecía imposible y al Barça el partido se le empezó a hacer largo, demasiado viendo de dónde viene y teniendo en cuenta hacia dónde va.

El empate hizo creer más a la Real que al Barça, al que un punto le seguía valiendo. No obstante, el equipo de Guardiola lo intentó de nuevo y de hecho lo consiguió, Milito marcó de cabeza tras una falta pero el linier anuló el gol por fuera de juego. Si lo era, no llegaba a los dos centímetros del tanto de Pedro en Mestalla. La mala fortuna fue doble ya que el central se rompió en la jugada.

También se acabó de romper el Barça a 10 minutos del final. Mascherano hizo penalti a Zurutuza y Xabi Prieto logró el 2-1, con suspense, ya que Pinto logró tocar el balón. Conseguido el milagro, la Real reculó y el Barça se estiró con poca convicción. Tuvo el empate en las botas de Afellay y Thiago, pero todo quedó en el intento, igual que el de superar el récord de imbatibilidad de la Real de la temporada 79-90.

El récord tendrá que esperar, igual que la Liga, que sigue siendo azulgrana, Faltan cuatro puntos, pero ahora los culés ya solo piensan en coger billete hacia Wembley.