las claves de johan cruyff

El Arsenal y sus fantasmas

Vuelve la Champions, en la que el Barça ya ha cubierto su cupo de fallos. A peor no puede ir. El Arsenal viene con bajas, pero no creo que sean tantas como dicen.

Villa, rodeado por Clichy, Song (en el suelo) y Koscielny, en el partido de ida en el Emirates.

Villa, rodeado por Clichy, Song (en el suelo) y Koscielny, en el partido de ida en el Emirates.

Johan Cruyff

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Hay dos Ligas. Las había antes y las habrá en el futuro. Una, la de los grandes; la otra, la de los pequeños. El título, para los grandes; por parte de los pequeños, salvar la categoría. Y como sea. Objetivos -salir campeón y no bajar a Segunda- que no tienen nada que ver. La posibilidad de entrar en Europa o estar más o menos tranquilo en la zona media sería la tercera Liga, un oasis en medio de las bofetadas que se dan sobre todo en la cola de la clasificación.

¿A alguien le sorprendió que el Málaga, último desde ayer, fuese al Bernabéu con un montón de no habituales? ¿A alguien le sorprendió que el Zaragoza hiciese lo mismo el sábado en el Camp Nou? La diferencia entre uno y otro partido fue la cifra de goles final. Paliza por 7-0 en el Bernabéu y victoria por la mínima del Barça. El planteamiento de los pequeños ante un grande, en un escenario enorme, fue idéntico. Muchos atrás, a aguantar lo que se pueda y a cruzar los dedos para que el portero pare mucho y los delanteros rivales no tengan el día. Y si puedo salir de la cueva ni que sea una vez y pegar un susto, perfecto.

Lo que dijese o dejase de decir el técnico del Málaga sobre la importancia que le daba o le dejaba de dar al partido ante el Madrid una vez disputado es la anécdota. La realidad es que todos han tenido que jugar tres partidos en ocho días. Y si a los grandes ya les cuesta a veces estando como están habituados, mucho peor lo pasan los pequeños. Porque ni están acostumbrados a jugar tres partidos de Liga en ocho días ni tienen plantilla para ello.

El gran dilema

Y con ello no estoy diciendo que nadie tire los partidos de antemano. Nadie es tan necio. A veces se gana hasta sin querer. Además, siendo francos, pongámonos en la piel del pequeño que visita a un grande. Juegas contra el Barça. O contra el Madrid. ¿Qué vas a hacer? Defender. Y para defender, ¿qué necesitas? Tienes a los peloteros y a los guerreros. Y sabes que no vas a tener el balón. ¿A quién sacas entonces? A los peloteros, no. Para defender, todos atrás, cuantos más, mejor, sacas a los más batalladores. Tú montas el autobús. Que luego te caigan siete o solo uno es lo de menos. Pierdes igual, cero puntos igual. La diferencia está en el acierto de tu portero y en el acierto o no de sus delanteros. No hay más.

La cuestión no está entonces en si has sacado tu mejor equipo posible, porque con según qué planteamientos no está claro quién te va mejor, si el titular o el suplente. Y sí, faltan muchos por tarjetas. Lógico. Estando como estamos en marzo, a más partidos, más tarjetas. Es que las forzaron justo antes con mucha vista... ¿Es deportivo? No. Pero igual el pelotero bueno con cuatro amarillas no jugaría contra el grande porque a su entrenador ese día, en ese partido, le va uno más batallador. ¿Es efectivo? Visto lo visto en el Málaga-Osasuna de ayer (0-1, minuto 90), está claro que no. En el fútbol, un juego de fallos, nunca hay garantía de nada. Visto lo visto en Santander, menos. No por jugar con los titulares (el Racing) te garantiza nada. El Madrid mostró un festival ofensivo, marcando un primer gol que lo firmaría el propio Barça. Y sin Ronaldo. ¿Casualidad o consecuencia?

Vuelve la Champions

El Barça ya tuvo su cuota de fallos en el Emirates y mañana no se puede permitir más. Empieza el partido eliminado. A partir de aquí, solo puede ir a mejor. Si el Zaragoza ya fue capaz de montarte dos o tres contras, con el Arsenal no puedes esperar menos. ¿Tendrán muchas bajas? Lo dudo.Van Persie,seguro. El resto intuyo que estarán todos. No se trata de jugar al escondite. Es un partido grande y ningún futbolista se lo quiere perder. Y que un teórico titular empiece en el banquillo no es sinónimo de miedo o lesión, sino de guardar una bala en la recámara para cambiar el rumbo del partido.

Aún llevando un resultado a favor de la ida, el Arsenal tendrá que vérselas con dos cosas. El Barça, con su estilo definido y la presencia de no pocos futbolistas determinantes, y sus propios fantasmas. Si el fútbol tiene mucho de cabeza, de fortaleza mental, que lo tiene, este Arsenal no acaba de pegar el golpe encima de la mesa. De partidos a lo largo de la temporada hay muchos, pero solo unos pocos tienes que ganarlos sí o sí. Y es aquí donde falla. Sus últimos partidos dan fe de ello. Final de la Carling, derrota en el último suspiro. El sábado se podía poner a un punto del líder (Manchester United) y no pasó del empate. Mañana es de esos días. Una final sin título.