El partido del Camp Nou

Pedro se viste de Messi y desatasca al Barça

El delantero marcó los dos goles azulgranas en un espeso partido que al final hizo sufrir

Milito lucha de cabeza por el balón con Del Horno en los últimos minutos del partido de ayer.

Milito lucha de cabeza por el balón con Del Horno en los últimos minutos del partido de ayer.

JORDI TIÓ
BARCELONA

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Messi estaba en la grada, recién llegado de unas merecidas vacaciones con permiso extra de Guardiola, pero no era el único Messi que estaba en el campo. Al menos de forma ficticia. Pedro, cada vez más majestuoso, cogió los galones del argentino y desatascó al Barça con dos goles para certificar el primer triunfo azulgrana del año.

El extreno canario, convertido ya en un delantero polivalente, en un jugador total, una joya para Guardiola (8 goles en la Liga y 13 en la temporada), se echó el equipo a la espalda en tareas ofensivas y fue clave para abrir un duelo que, como temía Guardiola, exigió al máximo a su equipo, que empezó frío y tuvo que esforzarse para no congelarse.

ALVES, DESESPERANTE / A ello contribuyó sobremanera Pedro, que abrió la gruesa lata levantina en el primer minuto de la segunda parte. Fue un tanto con suspense, no por demérito del canario, sino porque Alves apuró su penetración hasta la desesperación. En lugar de buscar el disparo, amagó por dos veces y cuando se vio apurado pasó el balón al pequeño delantero. Más que una asistencia, el pase fue un dolor de cabeza. Pedro tuvo que regatear al defensa que ya se lo comía y encontró un hueco para marcar con rebote incluido. Lo difícil ya estaba hecho.

Por lo menos eso debió de pensar Guardiola, que temía la frialdad que envuelve siempre el primer partido del año. Lo había avisado y la afición respondió para dar el calor necesario (más de 70.000 espectadores), pero al Barça le costó arrancar. Xavi, con Busquets más alejado de su posición (el de Badia jugó de central), se sintió más solo en la construcción ya que Mascherano, excelente guardando la posición y corriendo para frenar contragolpes, no ofrece la fluidez que aporta el espigado canterano, excelente ayer en la última línea, junto a un Abidal maravilloso.

Con el de Terrassa apagado, Iniesta adquirió mayor protagonismo escorado por la izquierda, pero no había manera. El Barça buscaba penetrar por el centro a base de triangulaciones, pero la defensa valenciana no se dejaba robar la cartera. Cerrados los huecos, el equipo optó por el tiro lejano, una de las pocas cosas que se le puede recriminar a este equipo, por desestimarlo reiteradamente. Lo probó Iniesta al inicio, obligando a Reina a volar para evitar el tanto, y lo intentó Villa con poca fortuna. El empate al descanso no hacía vislumbrar buenos presagios, a lo que también contribuyó el rival con un par de sustos en uno de los cuales contribuyó Valdés al fallar un pase sin complicaciones.

LA TRANQUILIDAD / Pero los temores desaparecieron pronto. Pedro, que empezó de delantero centro en la reanudación, aunque hizo todos los papeles delaucaatacante, expulsó los nervios con el primer gol y aportó la calma con el segundo 12 minutos después. De nuevo Alves cabalgó desbocado por su banda y esta vez levantó antes la cabeza. A su izquierda vislumbró la pequeña figura del canario y hacia allí mandó el balón. Sin pensarlo dos veces, Pedro empalmó la pelota y la mandó al fondo de la red, demostrando que también se puede marcar de lejos y que esos tantos valen igual que los filigraneros.

El partido estaba liquidado y el Barça se sentía más suelto. A ello ayudó la entrada de Thiago por Mascherano nada más empezar la segunda mitad. El canterano añadió una velocidad más al juego y aportó la fluidez que desaparece con el argentino. Una acción individual del hispanobrasileño a punto estuvo de acabar con el tercer tanto de Pedro. Thiago se fue de cuatro rivales, picó el balón dentro del área dejando al canario ante la pelota. Este elevó el balón ante la salida de Reina pero el cuero se estrelló en el larguero.

PÉRDIDAS DE TIEMPO / Con el partido solventado, Guardiola apostó por dar más consistencia. Keita entró por un desacertado Bojan, que no acaba de hacer un partido redondo y que, nervioso, se jugó la expulsión al borde del descanso por un empujón a Nano. Al final quedó en amarilla, como la que se ganó Busquets en el descuento por pérdida de tiempo. Tiene narices la cosa. Reina se pasó la primera parte perdiendo minutos en cada saque de portería y el árbitro ni se inmutó. A Busquets le costó una tarjeta, y a Xavi por protestar la decisión. El golazo de Stuani hizo sufrir al final, pero no hubo más.