La temporada azulgrana // El conflicto de la visita a Pamplona

Por tierra, mar y aire

El Barça bate récords en el campo, pero el patinazo del viaje da munición a los ataques externos

DAVID TORRAS / MARCOS LÓPEZ
BARCELONA

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Cuanto más alto vuela el Barça, más ganas hay de derribarlo. Como sea. Ya son más de dos años volando por encima de todos, en una travesía estratosférica que no parece tener fin y que algunos llevan tiempo intentando abortar de mala manera. Por tierra, mar y aire. El grave patinazo en la gestión del viaje a Pamplona, un error que ha salpicado mucho más a Guardiola y al equipo que al club, cuando debería ser al revés, ha dado alas a quienes tienen al técnico y al Barça en el punto de mira. Cualquier excusa es buena para disparar. Una semana después, parece como si el 5-0 no hubiera existido. Los mismos que llevaban a hombros al Madrid al Camp Nou, ya le han levantado la pena y se han apresurado a condenar al Barça.

El viaje a Pamplona ha dado más que hablar que la manita del clásico. Intocable en el campo y en el marcador, al Barça van buscándole las cosquillas donde pueden: el villarato, la selección, un gesto de Guardiola, los cinco dedos de Piqué... Todo vale con tal de desgastar al campeón en una presión constante ante la que el club azulgrana no ha tenido hasta ahora una respuesta contundente. Más bien tibia. La única voz que se escucha es siempre la misma, la de Guardiola, precisamente, el objetivo de los ataques que se lanzan desde determinados sectores.

El sábado les pusieron en bandeja el tiro a Pep. Fue un pimpampum. Y delante solo estaba él. Como otras veces. El comunicado del club llegó tarde, tras horas y horas de silencio y desinformación, y no le libró de ser juzgado de antemano. De ahí su indignación. Y la de todo el equipo. Durante la larga jornada recibieron noticias de los comentarios que se realizaban por parte de distintos medios y en especial desde Madrid. Una situación que generó malestar pero que al mismo tiempo se convirtió en un estímulo añadido. En el vestuario hubo gestos de rabia que desembocaron en un mensaje de motivación. «Cuanto más vayan a por nosotros, más fuertes seremos», aseguró uno de los jugadores de más peso de la plantilla, resumiendo un sentimiento que se ha instalado en el vestuario y que casa con el discurso que ha repetido varias veces Guardiola y al que volvió a recurrir en el Reyno de Navarra. «No pido nada a la gente de fuera, solo espero que la nuestra no nos deje solos. Este años la necesitaremos, que no nos deje solos porque va a ser más difícil que nunca», dijo en lo que fue casi una súplica.

EL EQUIPO BAJO CONTROL / Una manera de decir que saben que les tienen ganas y que les espera una lucha terrible hasta el final. Que están solos contra todos en una lucha desigual. Después de las explicaciones de Guardiola, el pimpampum siguió. Y no solo por cuestiones futbolísticas. «Somos de un país llamado Catalu_nya, ahí arriba, y nosotros pintamos poco en todo esto. Solo intentamos jugar bien a fútbol». Una frase que algunos medios destacaron por encima de cualquier otra.

Pero el equipo no pierde nunca el control. Ni en situaciones tan excepcionales y delicadas como la que vivió antes del encuentro contra Osasuna. Llegó a toda prisa, jugó y ganó, engordando una racha que le ha valido otro récord: ser el primero que gana los siete primeros desplazamientos. Es el mejor inicio del Bar-

ça. Sus números son espectaculares. Ya lleva más puntos que en los dos años anteriores, un parcial de 16-0 en tres partidos, 19-0 si se incluye el duelo con el Panathinaikos.

PROBLEMA DE GESTIÓN / Un control absoluto que no se da en el club y que esta vez ha estado a punto de provocar un conflicto de graves consecuencias. El Barça no midió los riesgos de ponerse en manos de la federación sin tener ninguna garantía de la suspensión del partido. El vestuario siguió en todo momento las consignas que recibía de acuerdo con las conversaciones que Rosell mantenía con el secretario general de la federación. De hecho, al poco rato de quedar citados en el Camp Nou, Guardiola y el equipo valoraron la idea de coger un AVE a las 11 de la mañana que les permitía llegar a Pamplona sobrados de tiempo. Pero el club lo descartó ante la certeza de que el partido se cancelaría. Después, llegaron las prisas ante la amenaza de perder seis puntos.

Ganaron los tres en una actuación doblemente valiosa. Por el resultado y por el camino que siguieron. El de siempre. El problema es que con tanto ruido el fútbol quedó silenciado, justo lo que les interesa a los muchos francotiradores que andan apuntando al Barça desde hace tiempo. Dentro del campo no hay manera de hacerle ni un pequeño rasguño. Ahí esta el 5-0. Pero solo falta que les den munición.