El Barça regresa a la 'final four' siete años después

La travesía ha llegado a su fin. El Barça volverá a pelear por el título de la Euroliga después de siete años de ausencia de la ‘final four’, una espera demasiado larga, sobre todo para un club de primera línea como el azulgrana. La llegada de Jasikevicius al banquillo y la construcción de un equipo de lujo ha devuelto la competitividad al proyecto, aunque para sellar el billete para Colonia (28 y 30 de mayo), donde le aguardará el Armani Milán en la semifinal tras superar al Bayern, tuvo que ir hasta el límite de un quinto encuentro en el que fue muy superior al Zenit (79-53).

Esta vez sí que la imagen del Barça fue la esperada. En el momento decisivo, apareció al fin el espíritu competitivo que había acompañado al bloque de Jasikevicius durante todo el año. Nada que ver con lo que se ha vivido en toda la serie, que se ha jugado con las reglas impuestas por el técnico ruso, Xavi Pascual. Dominó de principio en fin el Barça, con márgenes de hasta 23 puntos que no habían aparecido hasta ahora y eso le evitó la angustia de los cuatro anteriores encuentros.

"Marcamos el ritmo desde el primer momento. Jugamos muy serios en ataque y defensa. Encontramos un buen rendimiento de muchos jugadores y eso marcó el tono. Los jugadores han entendido el esfuerzo que había que hacer para llegar a una 'final four'. Al miso tiempo, el Barça tiene que llegar más veces a esta fase. Queremos construir un proyecto en el que podamos hacerlo de forma más seguida", explicó Jasikevicius.

La intensidad de Bolmaro

Fue un Barça solvente, competitivo, intenso, concentrado. Y lo más importante, con el espíritu defensivo que exigía un pulso de tanta trascendencia. A partir de la defensa, todo empezó a funcionar en el planteamiento azulgrana que jugó con mucha más agresividad y decisión para atacar el aro ruso y el liderazgo de Calathes quien, por primera vez, se encontró cómodo sobre la cancha y estuvo muy bien relevado por Bolmaro, un joven talento lanzado hacia la cima.

 Mirotic volvió a estar por debajo de lo que se esperaba: 7 puntos, 3 rebotes en 18 minutos. No ha sido una eliminatoria que le gustará recordar. Pero en el Barça aparecieron muchos jugadores y cubrieron su ausencia.  Higgins ejerció su liderazgo. Kuric dio solvencia desde la media distancia. Y el Barça también contó con  el desgaste de Claver y Hanga, el trabajo eficiente de Davies y, sobre todo de Gasol para ir abriendo brecha con cierta facilidad y escaparse ya en el primer tiempo hasta márgenes de 16 puntos, que el Zenit consiguió rebajar mínimamente al descanso (43-30).

Gasol, efectivo

El trabajo de Pau resultó más que notable. Completó el mejor partido desde su regreso. Sumó en los dos lados del campo, con tapones, intimidación y rebotes en defensa. Pero también ayudó a dar fluidez al ataque y a sumar. La aportación de Bolmaro, por su parte, resultó tan inesperada como interesante. El base argentino, al que Minnesota Timberwolves quiere reclutar ya este próximo verano,  inyectó al juego colectivo del Barça la dosis de energía extra que le había faltado hasta ahora.

El Barça dio el golpe definitivo en el tercer periodo, cuando hizo crecer su ventaja hasta los 23 puntos (57-34) y limitó al Zenit a solo nueve puntos. La clave fue desconectar a Kevin Pangos, la referencia del Zenit, el jugador que ha alimentado la esperanza del equipo ruso. Sin la aportación del base canadiense, lejos de los números que había acreditado hasta ahora,  el equipo de Pascual se desinfló por completo para bajar los brazos y aceptar su rendición en el desenlace.