Gasol está de vuelta con buenas sensaciones

En el mismo escenario donde se dio a conocer hace ahora 20 años, Pau Gasol retomó su carrera. Entonces era un adolescente cargado de sueños, dispuesto a comerse el mundo. Ahora, con 40, luce canas y una barba blanquecina. Pero siguen motivándole los desafíos y, por lo que parece, la misma ilusión que en sus inicios. Su reto es cerrar su carrera jugando, una de las mejores del deporte español, y no rendirse ante la grave fractura en el pie izquierdo que lo ha mantenido fuera más de dos años. Y Gasol lleva camino de ganar esa batalla.

Dos años después de su último partido, un 10 de marzo de 2019 con los Bucks de la NBA, volvió a sentirse jugador, enfundado en la camiseta azulgrana, compitiendo contra el Bayern Múnich en la Euroliga y, lo que es más importante,  ofreció buenas sensaciones en los 13 minutos que estuvo en pista.

Si nos ceñimos a las estadísticas, el reestreno de Gasol en el Barça fue más que aceptable (9 puntos, 4 rebotes, una asistencia) más allá de la derrota por 72-82 en un partido que era intrascendente para los azulgranas, asegurada la primera plaza, lo que propició que Mirotic, Higgins y Oriola tuvieran descanso, pensando también en la visita del Madrid de este domingo. Para el Bayern sí que era vital. Es uno de los ocho clasificados y se jugaba un puesto como cabeza de serie.  El equipo alemán no hizo concesiones y llevó el pulso a un terreno muy físico, especialmente de un exazulgrana Jalen Reynolds, que firmó su mejor actuación en la competición europea (26 puntos), pero también Baldwin (18), verdugo barcelonista en el partido de ida.

Los Juegos en mente

El regreso de Pau, más allá del resultado, tiene otros condicionantes que hacen de esta vuelta un acontecimiento muy especial.  El principal es simbólico. Lo que mueve a Pau es la ilusión por alcanzar sus quintos Juegos y despedirse por todo lo alto. Y el Barça le ha ofrecido la oportunidad de ese último baile, como se conoce la temporada final que vivió Jordan en los Bulls y que inspiró el documental ‘The last dance’ de Netflix. Al tiempo, esa relación suspendida en el tiempo con el Barça ha vuelto a recuperarse con el añadido de que Gasol podrá pelear por la Euroliga, uno de los pocos títulos que le faltan.

Pau ha llegado a un equipo en el que estará bien acompañado (todos lo buscaron para que entrara rápido en el partido, en especial Calathes), pero no lo tendrá fácil. Camino de los 41 años (los cumple en julio), después de dos temporadas sin competir, tendrá que poner todo su empeño para sostener el ritmo de un equipo que va como un tiro, que ha acabado primero de la Euroliga en la fase regular y ha ganado la Copa. Por momentos se le notó esa falta de rodaje. Los problemas en la transición defensiva o para correr el contrataque. Otra cosa, hubiera resultado sorprendente.

Buena mano

El Bayern también intentó atacarle en defensa. Hacerle salir fuera de la zona. Pau dio la cara. Esa es otra motivación para alguien que se crece ante los retos.  Tampoco anduvo con remilgos. Jasikevicius le dio la titularidad y los tres primeros ataques pasaron por sus manos y 6 de los 8 primeros puntos del equipo fueron suyos. Su buena mano la conserva. Y este último mes, con sus nuevos compañeros del Barça, le ha dibujado un nuevo escenario. El dolor ha desaparecido. “Le veo feliz por lo que está haciendo, le veo concentrado, también dedicado al reto que tiene por delante”, explica su hermano Marc. La opción parece real.