El Valencia devuelve al Barça a la realidad y lo aparta de la final

La reacción del Barça en la Copa fue efímera. El Valencia lo devolvió a la cruda realidad, apartándolo de la final con una victoria que no dejó lugar a discusión (67-76). Será el equipo de Pedro Martínez el que dispute este domingo (18.30 horas) el título de la Copa con el Madrid. Mientras, el equipo azulgrana, que vive al límite por las bajas y la situación en el vestuario, volverá al diván para comprender las razones de los apagones que sufre y que fueron una de las causas de la derrota.

Después de un primer tiempo serio y convincente, en el que construyó una ventaja de 9 puntos (38-29), el Barça volvió a las andadas y desapareció. Sin tensión, sin dureza, fuera de partido, el equipo de Bartzokas encajó un duro parcial de 13-30 en el tercer periodo que resultó definitivo y dejó todo en manos del Valencia.

Ya no fue capaz de volver al partido por mucha voluntad que puso. Esta vez no tuvo un Eriksson al que aferrarse para cambiar su suerte. Solo Ante Tomic, con 17 puntos y 15 rebotes, firmados en 30 minutos de incansable lucha, logró dar la cara. Hubo demasiadas desapariciones. Muchos jugadores señalados, empezando por Tyrese Rice, que acabó con 3 puntos, 1 de 10 en tiro y -3 de valoración. Y siguiendo por un desconocido Faverani. Pero lo cierto es que con 29 puntos en la segunda parte y encajando 47 es imposible ganar a nadie.

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La imagen seria de los cuartos solo duró 20 minutos, pero acabó saltando por los aires frente a un equipo sólido y bien construido, aunque la puesta en escena barcelonista ya remitió a partidos recientes.

Al margen de la ausencia de última hora de Perperoglou por molestias en el tobillo, otro contratiempo inesperado, el equipo azulgrana saltó a la semifinal sin tensión. Por suerte apenas fueron tres minutos. Lo aprovechó el Valencia para lograr un parcial de 0-7. Pero un solo movimiento de banquillo, encendió la luz en el Barça. Tomic ocupó la plaza de Diagné, que empezó de titular, y el juego azulgrana empezó a fluir a través del pívot. La amenaza del croata obligó a la defensa valenciana a cerrarse y eso abrió espacios que aprovecharon los tiradores barcelonistas que, en un visto y no visto, dieron un vuelco al marcador con un parcial de 10-2 (13-11).

BUEN PRIMER TIEMPO

El trabajo solidario del Barça en defensa, el control del rebote defensivo ayudaron también a cambiar el guion. Cerrados los espacios para Dubljevic, la principal amenaza interior del Valencia, el equipo de Pedro Martínez buscó sin suerte soluciones en el lanzamiento exterior y eso lo condenó a bastantes minutos de oscuridad. El parcial que encajó fue de 21-10.

El cuadro de Bartzokas aprovechó el cambio de escenario para asentarse en el encuentro, crecer en confianza, y cimentar una sólida ventaja (31-21) que supo aguantar al descanso (38-29).

Todo el buen trabajo realizado hasta el descanso, sin embargo, lo dilapidó el Barça en un tercer cuarto nefasto en todos los sentidos. Una de esas inexplicables desapariciones que ha sufrido este año y que han encendido los ánimos en el Palau.

Se pasó el equipo azulgrana cinco minutos largos con solo una canasta anotada, un triple de Eriksson. El Valencia lo golpeó con contundencia. Un parcial de 3-19 en siete minutos dejó contra las cuerdas al Barça, que fue incapaz de frenar la hemorragia (46-59 como máxima).

Lo intentó el equipo de Bartzokas. Redujo diferencias (63-68, m. 35), pero lo suyo fue hay una carrera desesperada ante un equipo que se sentía ganador y que no dejó escapar la oportunidad para explotar la debilidad de los barcelonistas y plantarse en la gran final.

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