Gran reforma urbanística
División entre vecinos y comerciantes de Badalona por la pacificación del centro: "Hay que escuchar a peatones y coches"
Un posible descenso en las ventas de las tiendas y el riesgo de colapsar el tráfico en las calles adyacentes centran las inquietudes de la ciudadanía
El descenso de la polución en una calle Francesc Layret muy congestionada y la previsible mejora del aspecto del espacio son los alicientes más comunes
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Dependientas de una ferretería en la calle Francesc Layret de Badalona, que será peatonalizada / Marc Asensio


Gerardo Santos
Gerardo SantosPeriodista de información local. Durante diez años trabajé como redactor freelance para diversas publicaciones y para medios como los diarios Línia, centrado en el Barcelonès Nord.
La posibilidad de pacificar del centro de Badalona ha planeado desde hace años, sin acabar de materializarse, en los despachos de los diferentes gobiernos municipales de la ciudad, hasta ahora. El pasado lunes, EL PERIÓDICO avanzó los principales detalles de la propuesta de pacificación de los barrios del Centre y de Dalt de la Vila que ha elaborado el Gobierno Albiol, así como de la peatonalización de la calle Francesc Layret. Ese mismo día, el lunes 5 de mayo, el Pleno municipal badalonés aprobaba por unanimidad una modificación del presupuesto local, necesaria para hacer realidad la propuesta.
Si bien todos los grupos políticos secundaron el punto del día, lo hicieron mostrando sus incertidumbres sobre el asunto. De manera análoga, vecinos y comerciantes consultados por este medio coinciden en que si bien la propuesta puede aportar mejoras sustanciales en la calidad de vida y el aspecto urbano, también podría acarrear perjuicios de peso, sobre todo, para los tenderos de una de las calles (Francesc Layret) con más peso del comercio de proximidad en Badalona.
El mismo presidente de la asociación de comerciantes BadaCentre, Cinto Gubern, explica a este diario que entre el tejido comercial de la zona ha podido comprobar que algunos están a favor y otros, no: "En general, los comerciantes lo ven con interés, pero si acaba beneficiándoles, estarán encantados". En todo caso, asume Gubern, se trata de un proyecto "que no se puede tirar atrás" y que, con la progresiva ―aunque controvertida― implantación de las zonas de bajas emisiones, "se ha de hacer sí o sí".
Que este es un proyecto que se acabaría llevando a cabo tarde o temprano también lo comparte el presidente de la Federació d'Associacions Veïnals de Badalona (FAVB), Rubén Garcia: "El fin de todas las ciudades de Europa va a ser este, fomentar los espacios comunes sin coches para que los vecinos estemos más a gusto". Opina en la misma línea la presidenta de la Associació de Veïns del Centre, Marta Soler: "Nos parece muy bien la propuesta, la llevamos luchando desde 2018".
Preocupados por el tráfico y las ventas
Distingue el presidente de la asociación de comerciantes dos premisas que considera imprescindibles para que la pacificación planeada "funcione correctamente". Se trata, en primer lugar, de la necesidad de ensanchar la Via Augusta para que esta avenida pueda absorber los buses que dejarán de circular por Francesc Layret. Una ampliación de la calzada que, efectivamente, está contemplada en el proyecto municipal. Además, Gubern incide en la necesidad de "acabar el lateral de la C-31 desde la rambla de Sant Joan y hasta la calle Martí Pujol" para evitar que esta última vía se colapse de tráfico una vez los coches no puedan circular por el centro: "Confiemos en que lo hagan bien y que no se produzcan atascos de tráfico", espera Gubern.
Incertidumbres compartidas por la entidad vecinal del barrio del Centre: "Nos preguntamos si aguantarán el aumento del tráfico la Via Augusta y la avenida del President Companys, porque nosotros queremos pacificar, pero no enviar la afectación a otras zonas de la ciudad", matiza Marta Soler.

Magda, dependienta de la tienda Arajol, situada en la calle Francesc Layret, que será peatonalizada / Marc Asensio
Magda y Maria Pilar son dependientas de la tienda de material escolar 'Arajol', situada en Francesc Layret desde hace décadas. Ambas se muestran preocupadas por si la restricción al tráfico comportará un descenso de la facturación: "En la calle del Mar, que es peatonal, las tiendas están cada vez más vacías", sostiene Magda, que teme perder clientes entre los que vienen a comprar desde otras poblaciones como Alella, Tiana o el Masnou.
El presidente de la FAVB envía un mensaje de tranquilidad en este sentido. No sin sorna, asume que "como en Badalona siempre vamos detrás de los demás, ya tenemos referentes de pacificaciones que han funcionado, como es el caso de las 'superilles' de Barcelona". Garcia asegura que en la capital existía el temor de que sin coches, la gente no se acercaría a las zonas comerciales, "pero al final la experiencia te dice que en una calle en que los coches no causan problemas hay mas vecinos paseando y, así, aumenta el consumo".
Otra de las preocupaciones, esgrimida por la exalcaldesa Dolors Sabater durante el pleno municipal del mes de mayo, es que la peatonalización atraiga a Francesc Layret a franquicias comerciales que "despersonalicen" la calle. Un detalle compartido por la AVV Centre: "No queremos un bulevar del estilo de la Roca del Vallès, pero sí que queremos pasear por una calle pacificada, con más verde, más bancos, más iluminación", enumera.

Antonio Bonilla, aficionado a pasear por Badalona, opina que "humanizar" la calle Francesc Layret es buena idea, siempre que se respete a quien va en coche / Marc Asensio
"Humanizar" la ciudad
Desde El Masnou, donde reside, acostumbra a desplazarse hasta Badalona Antonio Bonilla, un jubilado que gusta de pasar las tardes caminando por la ciudad. Recorre a menudo la calle Francesc Layret, donde acaba de comprarse una bicicleta de segunda mano: "Todo lo que sea humanizar las calles lo veo perfecto, pero hay que escuchar y buscar una solución que nos vaya bien a los que vamos caminando y a los que van en coche", sostiene. Ludivina Garrido, vecina del badalonés barrio de Bufalà, disiente: "Si quieren humanizar, que pongan más servicios en la playa, y que arreglen las aceras, el asfalto o los semáforos". Si bien admite que "la gente que vive por aquí saldrá ganando, sin oír el ruido de los vehículos", considera que asimismo "se perderá la comodidad de venir en coche hasta aquí, comprar y cargar el coche".

Ludivina Garrido, vecina de Bufalà, se muestra en contra de la peatonalización de Francesc Layret / Marc Asensio
Los dependientes de la histórica heladería y horchatería Can Soler, Lucas Maezzo y David Soler, coinciden en que perderán clientela, sobre todo, la que hace grandes pedidos: "La gente que pasea por esta calle no se puede llevar varios litros de horchata y que pase poco tiempo sin refrigerar ―señala Soler―, eso solo se puede hacer si vienes en coche". Una pérdida de clientes que, asegura su compañero Maezzo, ya notan durante los fines de semana y festivos, días en que Francesc Layret ya se cierra al tráfico.
"Mi padre me dice que ya ha vivido dos reformas de Badalona, y que cuando hay obras la facturación no va bien", se lamenta un David Soler que, sin embargo, también admite que "para el ambiente de Badalona y los vecinos de la zona", supone que "la pacificación irá bien".

David Soler y Lucas Maezzo, dependientes de la horchatería Can Soler de Badalona, situada en la calle Francesc Layret, que será peatonalizada / Marc Asensio
Silvia Ainsa y Dolors Garcia son dependientas en una tienda de electrodomésticos situada a pocos metros de ahí. Sus clientes acostumbran a comprar productos voluminosos, difíciles de cargar a pie. "Esta propuesta es ponerle palos a las ruedas a los coches que quieran venir hasta aquí ―asegura Garcia―, y después lo que pasa es que los clientes se van al centro comercial de Montigalà, que pueden aparcar donde quieran".

Silvia Ainsa y Dolors Garcia, dependientas de una ferretería en la calle Francesc Layret / Marc Asensio
Su compañera, Silvia, pese a las dudas que la iniciativa le despierta, no cree que la pacificación acabe afectando demasiado a la facturación: "Me parece genial, no tengo nada en contra, que el aspecto de la calle mejore y que haya menos coches, que esta es una calle extremadamente sucia por la polución", sostiene Silvia, que indica que cuando ponen algún elemento en la acera "se llena de carbonilla al momento, de tantos coches que pasan por aquí".
Evitar los atajos en Dalt de la Vila
Por su parte, la Associació de Veïns de Dalt de la Vila ha mostrado a este medio su satisfacción al haber sido incluido el barrio dentro del plan de pacificación del centro histórico de Badalona: "Estamos de acuerdo con que se evite que los coches usen el barrio para tomar atajos ―señala Gerard Casamajor, miembro de la asociación―, pero la cuestión es cómo se evitará". Casamajor recuerda que desde hace tiempo los vecinos piden que "el barrio se incluya en el sistema de control de circulación por cámaras", y evitar así que pasen por las calles de Dalt de la Vila vehículos que no son de emergencias o de vecinos: "Si eso no es lo que van a hacer, vamos mal", advierte Casamajor.
Casamajor (presidente saliente de la entidad vecinal) coincide con sus vecinos del barrio del Centre en que una de las mayores preocupaciones radica en cómo absorberán el tráfico las calles Martí Pujol y President Companys, que circundan Dalt de la Vila, con un obstáculo añadido: la gran cantidad de escuelas que existen en el distrito: "Muchos niños van al cole andando, así que necesitamos caminos escolares reales, bien señalizados y con agentes cívicos que los controlen ―y se pregunta―, si no, ¿cómo cruzarán los críos Martí Pujol cuando esa calle reciba todo el tráfico que no podrá pasar por Francesc Layret?". "¿Cómo responderá la Via Augusta, una calle que ya se colapsa cada mañana, cuando tenga que absorber el tráfico y, además, sea de dos direcciones", se pregunta el horchatero Soler, sin poder disponer de una respuesta clara hasta que llegue el momento.
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