Entrevista

Conrado Fernández: "En las calles de Badalona ya casi nunca te sacan la navaja"

El recién jubilado superintendente de la Guardia Urbana de la ciudad catalana habla con EL PERIÓDICO de sus cuatro décadas de trayectoria

CONTEXTO | La jubilación del superintendente policial de Badalona abre la cuestión sucesoria en una plaza única en Catalunya

Conrado Fernández, recién jubilado superintendente de la Guardia Urbana de Badalona, frente al Centre Internacional de Negocis de la ciudad.

Conrado Fernández, recién jubilado superintendente de la Guardia Urbana de Badalona, frente al Centre Internacional de Negocis de la ciudad. / Ferran Nadeu

Manuel Arenas

Manuel Arenas

Badalona
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Una vez jubilado desde el pasado 3 de enero, es plausible que Conrado Fernández (Barcelona, 1960) haya sido el último superintendente de las Policías Locales de Catalunya. Se trata del máximo rango del cuerpo pero se halla en peligro de extinción: Badalona era la última ciudad catalana que lo tenía operativo y el Ayuntamiento estudia ahora amortizarlo para convocar una plaza inferior. Fernández, doctor en Sociología de formación, habla con EL PERIÓDICO de toda una vida como policía local. Ni más ni menos que 42 años y medio que van desde los primeros balbuceos de la democracia española en el 82 hasta la actual irrupción de la Inteligencia Artificial. Se dice pronto. La ciudad le homenajeará a principios de marzo en el Museu de Badalona. Él ha pedido que estén todos los alcaldes con los que ha compartido viaje.

Pregunta (P). ¿Por qué se hizo policía?

Respuesta (R). Entré mientras estudiaba, la verdad es que un poco de casualidad, y me di cuenta de que me gusta servir al ciudadano. Teníamos muchas ganas de cambiar las cosas del Antiguo Régimen. Costó, pero luchamos para adecuar la Policía Local a los principios políticos de la democracia.

P. ¿Cuándo empezó de superintendente?

R. En 2003, cuando gané la plaza en Badalona. Antes había estado 12 años de intendente en L'Hospitalet, adonde llegué en el 91 tras haber empezado en Badalona en el 82. Entre 2012 y 2015 fui asesor de la Generalitat [bajo la presidencia de Artur Mas].

P. ¿Cómo ha cambiado la seguridad en Badalona en estos 40 años?

R. Lo más violento fueron los 80, cuando golpeó la heroína y eran habituales los robos a bancos. El sida acabó con la mayoría de delincuentes de la ciudad. Un punto de inflexión importante fue la creación de una patrulla antinavajas en el 83, a partir de un navajazo a una niña que apareció muerta. Lo mismo que se hace hoy pero hace cuatro décadas. Desde entonces, la seguridad en Badalona mejoró muchísimo.

P. ¿Diría que hoy Badalona es una ciudad segura?

R. Tanto como cualquier otra ciudad del área metropolitana de Barcelona. Hoy hay robos, y los de domicilios y con fuerza causan más impacto, pero muertes violentas por agresiones apenas hay, más allá de hechos que impliquen a grupos mafiosos. Ahora mismo, por las calles de Badalona ya casi nunca te sacan la navaja. No tiene nada que ver con los ochenta.

P. ¿Ha cambiado algo en la seguridad de Badalona desde la llegada de Albiol?

R. Ha cambiado la percepción de seguridad porque el tema está ahora en el centro del discurso político. Todo ayuda. Por lo demás, hay cuestiones que trascienden lo local, como las ocupaciones. Debe cambiar el Código Penal y la implicación de los jueces. Yo entiendo los problemas de los ocupas, pero la solución no deben proporcionarla particulares sino el Estado a través de políticas de vivienda pública.

P. ¿Con qué alcalde se ha sentido más cómodo?

R. La más amable fue Maite Arqué. Fue una madre protectora de todos. Pero todos los alcaldes de Badalona han creído en la seguridad. Incluso, aunque no lo parezca, Dolors Sabater. No creía en una seguridad despótica ni de abusos. Y eso lo comparto con ella. Un jefe policial debe ser lo más imparcial posible, sin estar alineado políticamente.

El exsuperintendente de la Guardia Urbana de Badalona, Conrado Fernández, posa para EL PERIÓDICO.

El exsuperintendente de la Guardia Urbana de Badalona, Conrado Fernández, posa para EL PERIÓDICO. / Ferran Nadeu

P. ¿Cuáles han sido los momentos más delicados?

R. Uno fue el clímax del 'procés' en 2017, con Sabater de alcaldesa, porque estuvimos en el objetivo. Se publicó que nos estaban investigando y fue duro. Otro episodio complicado fue la pandemia, cuando nos sentimos absolutamente solos y sin instrucciones. Aun así, fue bonito porque la plantilla respondió muy bien y trabajamos en equipo.

P. Se suele hablar de turbulencias en la etapa de Miguel Jurado como concejal de Seguridad.

R. Dejémoslo en que fue una mala época por un estilo de hacer las cosas que no comparto para nada.

P. ¿Cómo se afrontan internamente irregularidades de agentes como dejarse un arma en el cine o robar jamón?

R. Dejando claro que son conductas reprobables. Y haciendo una averiguación reservada a cargo de un mando para, posteriormente, ponerlo en manos de Recursos Humanos y aplicar el régimen disciplinario. En este ámbito ha habido un cambio sustancial en relación a hace años.

P. ¿Ha afectado a la Guardia Urbana la ineficacia municipal que critica el gerente?

R. El Ayuntamiento está colapsado y esa ineficacia afecta, sí. Por ejemplo, hemos tenido muchas dificultades con los contratos de compras. No tenemos administrativos pese a haberlos pedido.

P. ¿Se alcanzará algún día la paz entre sindicatos policiales de la ciudad?

R. La pugna sindical bajaría mucho la tensión si se aprobara el Estatuto Único que pedimos [hasta hace un año fue presidente de la Associació de Caps i Comandaments de la Policia Local de Catalunya]. Ese Estatuto sería conciliador con las protestas sobre sueldos u horarios, por ejemplo.

P. Para acabar: ¿cuál es su horizonte tras la jubilación?

R. Quiero seguir dando clases en la Universidad y estoy acabando un libro [ya ha publicado varios, como 'Mandar en la Policía' o 'Gestión estratégica de la Policía']. Y después ya me lo plantearé.

P. ¿Un nuevo libro sobre Policía Local?

R. Sí. ¿A que es original? [ríe].

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