SEGUIMIENTO DE LA HUELGA DESIGUAL

Una Badalona de contrastes el día de la 'Marxa per la Llibertat'

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Anna Rocasalva

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Bajo el lema “Autodeterminación y libertad”, y con una cabecera formada por la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, el portavoz de Òmnium, Marcel Mauri, la exalcaldesa de Badalona Dolors Sabaté, la pareja de Quim Torra, Carola Miró, y varios familiares de los encarcelados; la Marxa per la Llibertat ha llenado 4 km de calle seguidos en Badalona, rebosantes de gente hasta los topes.

La ‘Columna de Girona’ - una de las cinco provenientes de todo el territorio catalán, y que han confluido la tarde de este viernes en Barcelona - ha llegado a la cuarta ciudad más poblada de Catalunya, que no ha desaprovechado la oportunidad para poner de manifiesto sus fuertes contrastes ideológicos.

En general, ha sido una jornada marcada por un gran ambiente de reivindicación festiva. Sin embargo, unos incidentes han acontecido el mediodía en el barrio de Sant Roc, cuando un grupo de unas 200 personas han lanzado piedras, botellas y latas contra la manifestación independentista, a su paso por la C-31. Unos hechos que, por cierto, han sido los únicos conflictos de la ‘Columna de Girona’ durante toda su marcha por el Maresme y el Barcelonès, según fuentes policiales.

El seguimiento de la huelga también ha sido desigual y ha tenido una incidencia mínima en la hostelería de Badalona, con la mayoría de los ejes y centros comerciales abiertos. No obstante, algunas de las arterias más importantes de la ciudad han sido cortadas durante más de tres horas por los miles de asistentes a la Marxa per la Llibertat, igual que el tramo de Rodalies entre Montgat y Badalona, que se ha visto afectado por la invasión de las vías por parte de algunos manifestantes. 

Los jóvenes, los grandes protagonistas

A las 11 de la mañana, en el cruce de la calle Via Augusta con la avenida de Martí Pujol de Badalona, una gran multitud de manifestantes badaloneses esperaba para unirse a la Marxa. 

Las órdenes de los voluntarios eran claras: crear un pasillo para que pudiese pasar la comitiva y unirse al final de todo. Pero el ambiente era de una expectación a duras penas contenida, una mezcla entre felicidad y adrenalina. 

Y este sentimiento tan contagioso lo han ido transmitiendo sobre todo los jóvenes a lo largo de la jornada. Ellos han sido el verdadero motor de la manifestación, animando a los demás. No paraban de cantar, saltar, bailar y montar jarana en general. También de ‘renovar’ a su manera el refranero popular. En vez de decir: “Setze jutges d’un jutjat, mengen fetge d’un penjat”, chillaban a pleno pulmón: “¡Els set jutges del jutjat, me la mengen de costat!”, en referencia a los magistrados del juicio del ‘procés’. 

“Estos jóvenes han perdido el miedo que tenemos nosotros”, remataba una señora, señalando a unos adolescentes, que llevaban una tienda de campaña para pasar la noche en la Gran Vía. Y es que, lo más comentado por los adultos mientras esperaban la llegada de la ‘Columna de Girona’ eran los últimos altercados de la noche pasada, “con esos ‘ultras’ campando a sus anchas y los Mossos sin hacer nada”, se lamentaba otra mujer. 

“¡Si te digo que quedamos en el cruce, es que quedamos en el cruce, Bernat! ¿O quieres que nos vayamos a casa?”, le chillaba un padre a su hijo a través del teléfono, aunque de poco ha servido ya que, al llegar la cabecera de la marcha ha habido un momento álgido de confusión y todo el mundo ha terminado mezclándose.

Badalona y sus contrastes

En medio de la vorágine una familia de Salt (Girona) repartía galletas y zumo a los manifestantes. “Me he lesionado y no puedo hacer la Marxa andando, así que llevamos tres días con la furgoneta aprovisionando a la gente”, explicaba Anna, la madre de la familia. “El ambiente es fantástico. Cada día lloraría de la emoción”, resume.

Mientras la mayoría de adultos previsores llevaba bocatas y bebida en sus mochilas, los jóvenes preferían entrar al Mercadona de la calle de Miquel Servet, sin (al parecer) tener mucho en cuenta la llamada a la huelga general de los sindicatos. Pero, al igual que el centro comercial del Màgic, o supermercados como Caprabo, Mercadona ha decidido mantener sus puertas abiertas, “teniendo siempre en cuenta que los trabajadores que quieran pueden hacer huelga”, han comunicado fuentes de la empresa a éste diario.

Y es que los contrastes en el seguimiento de la huelga se han hecho especialmente notorios a medida que la marcha se ha ido alejando del centro de Badalona. Mientras que en el corazón de la ciudad, marcadamente catalanista e independentista, el eje comercial de la calle del Mar ha permanecido cerrado en su mayoría (exceptuando la hostelería); en barrios como La Salut o Sant Roc apenas se han visto comercios cerrados. Igual que las adhesiones de asistentes a la marcha. Además, ha sido precisamente en este último punto donde se han producido los incidentes violentos, que han manchado una jornada, hasta entonces pacífica.

Tal y como ha informado EL PERIÓDICO, alrededor de la una del mediodía, unos 200 manifestantes de ideología españolista han lanzado piedras, botellas y latas a los asistentes de la marcha al grito de “Catalunya es España!”, “¡perros” y “¡catalufos!”. 

Los Mossos, la Guardia Urbana y la Policía Local de Sant Adrià ha tenido que intervenir, empleando el uso de la fuerza, aunque no se han realizado detenciones. Tampoco se tiene constancia de ningún herido. Sin embargo, el nivel de tensión, entre abucheos, insultos y lanzamientos de objetos por ambas partes ha durado hasta que el último tractor de la manifestación independentista ha desaparecido en dirección Barcelona.

Los vecinos que viven en uno de los últimos bloques de Sant Roc, delante de la autopista C-31, han sido los últimos en dejar de chillar. En los balcones de esas viviendas, conviven banderas de España, republicanas, ‘senyeres’ y 'esteladas'. Toda una muestra de contrastes en la Badalona de hoy.

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