Un año de los atentados en Catalunya

Interior mantiene aislados y bajo "vigilancia extrema" a los presos del 17-A

Presos Antentados Catalunya

Presos Antentados Catalunya / El Periódico

Juan José Fernández

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La secretaría general de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio de Interior, mantiene bajo medidas de máxima seguridad, apartados de otros presos y en cárceles diferentes a los tres principales inculpados de los atentados de Barcelona y Cambrils.

Los tres ocupan celdas en solitario en módulos especiales de sus prisiones. Mohamed Houli Chemlal, melillense de 22 años, miembro de la célula terrorista y superviviente de la explosión del chalet de Alcanar, en el Centro Penitenciario Castellón II, en Albocàsser (Castellón). Driss Oukabir, a cuyo nombre se alquiló la furgoneta de La Rambla, en la cárcel de Soto del Real (Madrid). Y en la de Morón (Sevilla), Said Ben Iazza, que aportó su documento de identidad y una furgoneta en la compra de ingredientes para fabricar explosivos.

Los tres están clasificados como FIES 3 Banda Armada. El Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) tiene cinco categorías: la 1 es la de los violentos inadaptados; la 2, agrupa a mafiosos; la 4, a policías y guardias encarcelados; la 5, al resto de vigilables especiales.

"Sale una hora al patio por la mañana y otra por la tarde, siempre solo, y se pone a dar vueltas", cuentan fuentes penitenciarias no oficiales sobre Houli. Su régimen, como el de los otros presos del 17-A, es el que Prisiones llama "preventivos artículo 10" -de la ley penitenciaria- y "se caracteriza por una limitación de las actividades en común y un mayor control y vigilancia", dicen fuentes oficiales. Las no oficiales lo resumen en "vigilancia extrema".

La mayor parte del tiempo la pasa Houli viendo televisión. Cuando sale al patio no hace deporte. Alguna vez pide un balón y se entretiene botándolo contra la pared. Cuando reza, lo hace solo en su celda.

El preso no ha recibido visitas de familiares, ni pide citas con abogados. Su defensa de oficio ha pedido, en vano, su libertad provisional. No está en ningún programa de reinserción ni ha pedido participar en nada.

Houli ha estado ya en las prisiones de Alcalá-Meco, Villena y Albocàsser. Las fuentes consultadas explican sus traslados "por necesidades de la seguridad del Estado", sin más detalles.

El superviviente de Alcanar pasó de mentir a colaborar. Tras ser rescatado de los escombros, contó que, cuando el chalet voló por los aires, estaba recogiendo los platos de una cena en el jardín, y que si sus amigos tenían "sacos de pólvora" era para fabricar petardos y venderlos. Pero se sinceró en sucesivos interrogatorios. Por él saben los Mossos que la célula planeaba volar la Sagrada Familia, entre otros edificios de Barcelona.

El pasado 4 de julio aceptó colaborar de nuevo con la investigación. Desde la cárcel de Villena, por videoconferencia, habló con el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu.

Mucha televisión

En Soto del Real, Driss Oukabir "come solo, pasea solo, juega solo", resumen fuentes cercanas al encarcelado.

Oukabir fue detenido en la comisaría de los Mossos de Ripoll al anochecer del 17 de agosto, cuando iba para allá "tras ver su foto en la televisión", según relato propio que obra en el sumario de los atentados.

En el módulo de Oukabir sus inquilinos salen alternativamente al patio para no coincidir. Allí está también Antonio Ángel Ortiz, el pederasta de Ciudad Lineal.

En Instituciones Penitenciarias matizan que estos presos no están "en aislamiento", aunque vivan, de facto, aislados. Las fuentes cercanas a Oukabir consideran su apartamiento "mejor para su seguridad. El aislamiento no siempre es castigo, es también protección".

Oukabir no reza a menudo ni ha pedido nada especial relacionado con sus creencias. Cuando puede sigue el programa televisivo ‘Sálvame’; no ve telediarios. Por rachas "reclama mucho a su defensa", cuentan las mismas fuentes. Ha pedido cinco visitas de su abogada de oficio y cuatro veces la ha instado a que pida su libertad provisional.

En prisión, Oukabir sigue insistiendo en su inocencia, pero no en que desconociera el camino sectario de su hermano Moussa, abatido por los Mossos en Cambrils. Al poco de ser detenido, a los mossos les contó que el 16 de agosto del 2017 su hermano se despidió de él "abrazándolo tres veces, y le dijo: ‘Cuídate mucho, te quiero mucho y cuida a tu madre’". Moussa le había dicho "que los musulmanes tenían que hacer la Yihad, pero la Yihad que implica guerra".

Driss Oukabir se ha descrito como alguien ajeno a la célula terrorista, que nunca estuvo en Alcanar, y que prestó engañado su documentación para alquilar la furgoneta de La Rambla. Pero dos testigos le acercan a la trama del atentado. Un camarero asegura que le vio hablando largamente con Younes Abouyaqoub el 16 de agosto. Y un vecino de Alcanar asegura que le saludó varias veces allí.

Oukabir mantiene entre rejas la nerviosa estupefacción que tenía cuando le detuvieron. En la comisaría de Ripoll, cuando se le informó de que su hermano había muerto, "se puso a llorar, le dio un ataque de ansiedad", cuentan a EL PERIÓDICO testigos del momento.

El preso no se ha negado a declarar en ningún momento. En su primera comparecencia ante los Mossos, voluntariamente les dio su teléfono móvil, su pin y su clave: “Allahwakbar”.

Oukabir no recibe visitas. El pasado 29 de marzo fue condenado a seis meses de prisión por pegar a su novia, Sara, en junio del 17. La agarró del pelo y la arrastró por las escaleras de su vivienda. La condena le prohíbe acercarse a ella, que en su día no quiso denunciarle.

En julio pasado, revisando su móvil, los mossos encontraron las amenazas que Oukabir dirigía a Sara por mensajes de voz:  "Te arranco la cabeza", o "Tú al cementerio y yo a la cárcel; es el camino que nos queda".

Aislamiento controlado

El régimen de los presos del 17- A se revisa cada tres meses. Pronto le toca a Said Ben Iazza, el vecino de Vinaròs (Castellón) detenido al mes de los atentados. En un informe del sumario, la Guardia Civil cree que "ceder su documentación y su vehículo fue un hecho de vital importancia" para el "plan inicial de la célula terrorista".

Interior le ha movido a la prisión Sevilla II, donde fuentes no oficiales califican su régimen de vida de "aislamiento controlado", entre otras razones para evitar que se autolesione. Como los otros, no ha pedido actividades, aunque sí libros y revistas en árabe y castellano.

A sus 24 años, Ben Iazza vuelve a verse encerrado. Vino a España en el 2010, con 16 años, escondido en los bajos de un camión que, en Tánger, tomó el ferri de Algeciras. Pasó tres años en tres centros de acogida de Barcelona hasta que, en el 2014, se fue a trabajar a Vinaròs, a la carnicería Afoulki, de un tío suyo, siete días por semana y de ocho de la mañana a diez de la noche.

En esa carnicería, en marzo del 2017 conoció a Younes Abouyaqoub, autor de la matanza de La Rambla, y a Mohamed Hichamy, que iban dos veces al mes a comprar. Ben Iazza sostiene a la Guardia Civil que les prestó su documento de identidad y la furgoneta de su tío porque confiaba en Younes. Pero los guardias no se creen que alguien preste tan fácilmente sus papeles y coche a un desconocido.

Según fuentes penitenciarias, entre rejas echa de menos navegar por redes sociales y escuchar su música preferida, la de los cantantes pop marroquíes Chab Rachid y Chab Sonia.

Ninguno de los tres presos del 17-A tiene buen horizonte judicial. Si la investigación no crece más, en el juicio serán los únicos ocupantes de un banquillo de 11 acusados, de los cuales ocho están muertos.