LA ENCRUCIJADA DEL REINO UNIDO

Johnson pierde la primera batalla de su mandato antes de ser nombrado primer ministro

Aumenta la revuelta de los conservadores proeuropeos y el independentismo escocés

Boris Johnson, el candidato al liderazgo del Partido Conservador de Gran Bretaña, se toma una cerveza en el Bar Metropolitano de Wetherspoons en Londres.

Boris Johnson, el candidato al liderazgo del Partido Conservador de Gran Bretaña, se toma una cerveza en el Bar Metropolitano de Wetherspoons en Londres. / periodico

Begoña Arce

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Los británicos estrenan esta semana nuevo primer ministro. Un relevo que llega en un clima de hastío por tres años de ‘brexit’ y por la aprensión de que el elegido sea aún peor que la fallida Theresa May. Todos dan por hecho que Boris Johnson será proclamado líder victorioso del Partido Conservador el martes. Un día después será investido primer ministro y recibirá el encargo de la reina de formar Gobierno. Una nueva e impredecible etapa comienza para el país.

Será un personaje muy diferente el que ocupará la residencia oficial de Downing Street. Un hombre “inconsistente, metepatas y disperso”, de acuerdo con un diplomático que le sufrió en el Foreign Office, cuando Johnson era ministro de Asuntos Exteriores. Lo que no será nuevo es la legión de  problemas que le esperan. El recién llegado hereda un Gobierno en minoría y se enfrentará básicamente a las mismas urgencias que halló May y ha dejado pendientes. El ‘brexit’, por supuesto, es la primera.

Primera derrota

Los británicos están hartos, al igual que los miembros de la Unión Europea. Todos quieren acabar con el ‘brexit’ cuanto antes, pero la solución de la salida sin acuerdo, hacia la que parece dirigirse Johnson, va encontrar férrea resistencia en el Parlamento. El anticipo de la batalla se produjo el pasado jueves. Incluso antes de ser incluso nombrado oficialmente, Johnson sufrió la primera derrota de su mandato en la Cámara de los Comunes.

El candidato llamado a suceder a May no ha descartado en ningún momento la posibilidad de cancelar la reapertura del Parlamento en otoño. Johnson querría de esta forma tan antidemocrática evitar que los diputados contrarios a una ruptura sin pacto alguno obstaculicen la salida de la UE el 31 de octubre, fecha en la que expira el plazo acordado por Bruselas. Para impedir esa posible suspensión de la Cámara, los parlamentarios contratacaron aprobando por 315 votos a favor frente a 274 en contra una enmienda, en principio técnica, sobre Irlanda del Norte, con la que se aseguran que los Comunes estarán funcionando entre el 9 de octubre y el 18 de diciembre. La maniobra partió del diputado laborista Hilary Benn. El Parlamento “debe estar en funcionamiento en un momento crucial para el país”, declaró Benn.

Rebeldes con causa

En los últimos meses, los diputados han votado varias enmiendas en contra de una salida desordenada de la UE, pero esta victoria, por un margen de 41 votos, es la mayor de las obtenidas hasta ahora. En total 19 conservadores se abstuvieron, entre ellos cinco miembros del Gobierno, incluido el ministro de Finanzas, Philip Hammond. Otros 17 diputados ‘tory’ rebeldes votaron a favor, entre ellos una secretaria de Estado, Margot James, que presentó la renuncia. El resultado indica que la oposición a un ‘brexit’ sin acuerdo va en aumento en el Partido Conservador. Hammond, cuya dimisión es inminente, puede convertirse en el cabecilla del grupo de rebeldes proeuropeos conservadores. En una entrevista el viernes dijo “no excluir nada”, cuando le preguntaron qué haría ante una posible moción de censura contra Johnson. “Haré todo lo que esté en mi poder”, añadió, para impedir que el futuro primer ministro suspenda el Parlamento o saque adelante un ‘brexi't sin acuerdo. Hammond amenaza con echar abajo un Gobierno que aún ni siquiera existe.   

Elecciones y Farage

Johnson puede encontrarse, como le ocurrió a May, con las manos atadas y una resistencia aún más feroz. Si el Parlamento bloquea su plan para el ‘brexit’, no le quedaría otra solución que las elecciones anticipadas para tratar de hacerse con la mayoría necesaria para gobernar. La debilidad de los laboristas, con su propia guerra interna contra Jeremy Corbyn, es un aliciente para ir a las urnas, posiblemente la próxima primavera, si los acontecimientos no se precipitan. Evitar la dispersión de voto de los partidarios del ‘brexit’ duro es imprescindible y Johnson tendría muy posiblemente que llegar a algún tipo de pacto con el líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, que muchos ‘tories’ consideran tóxico.   

Independentismo en aumento

El ‘brexit’ ha pulverizado al Partido Conservador y amenaza la unidad constitucional de un país formado por cuatro naciones. Johnson es terriblemente impopular en Escocia y los conservadores escoceses se han distanciado, apoyando a sus rivales, en la elección del líder. El exprimer ministro laborista Gordon Brown señalaba la pasada semana que “Johnson puede ser el último primer ministro del Reino Unido en Escocia”. Según una encuesta realizada a finales de junio por la firma Panelbase, el 53% de los escoceses consultados votarían a favor de la independencia si el exalcalde de Londres se pone al frente del Gobierno.

Con el ‘brexit’, la actividad política entró  en una especie de coma artificial. Toda la energía se ha volcado en la gestión de la salida de la UE. Reformas urgentes y necesarias se han aplazado. El país debe recobrar la normalidad y el equilibrio. ¿Pero es Johnson el adecuado para esa misión?