óbito

Fallece Miguel Delibes, gran maestro de la novela realista española, a los 89 años

Miguel Delibes, en 1997.

Miguel Delibes, en 1997.

ELENA HEVIA
BARCELONA

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Puede parecer sorprendente pero lo más parecido que ha existido en España a ese modelo de escritor estilo Salinger tan mitificado en Estados Unidos, el escritor volcado únicamente en su vocación y apartado desde hace años por voluntad propia del bullicio del mundillo literario, es Miguel Delibes.  Fiel a ese estilo hasta el final, el vallisoletano falleció ayer, a los 89 años, en su ciudad natal después de que su salud empeorara tras una recaída la pasada Navidad. El autor de El camino, La partida, Cinco horas con Mario, Los santos inocentes y la que fue su última novela, El hereje, deja descabezada y sin magisterio una de las vertientes con mayor prestigio de las letras en castellano, la gran literatura realista.

El duelo por su muerte concentró ayer en la capilla ardiente de la Casa Consistorial de Valladolid a más de 14.000 personas, entre ellas los rostros conocidos de Concha Velasco, Lola Herrera y la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde. El funeral se realizará hoy a las 12 del mediodía en la catedral vallisoletana y, tras la cremación, sus cenizas se depositarán en el Panteón de Hombres Ilustres de la Ciudad junto a los restos mortales de su esposa, fallecida en 1974, que serán traslados también allí a fin de cumplir la voluntad testamentaria del autor de reposar junto a ella.

PERIODISTA / Antes de que en Barcelona un premio Nadal le diera a conocer en 1947 a los 28 años con La sombra del ciprés es alargada, Delibes ejerció como empleado de banca y periodista –entre 1941 y 1963 trabajó en el diario El Norte de Castilla, en el que fue redactor, caricaturista, cronista deportivo y director. «Dimití porque Fraga quiso imponerme un subdirector que hacía las veces de director», contaba, y bromeaba con la propuesta que le hizo José Ortega Spottorno para fuera el primer director del futuro diario El País: «Prometían ponerme un coto de caza en Madrid, pero no lo vi claro». Y es que para el autor, la caza, la pesca y la comunión con la naturaleza terminaron siendo pilares fundamentales de su manera de concebir el mundo, arrinconando así su pasión más juvenil por los viajes cuyos reportajes realizaba para la mítica revista Destino.

Fiel a su editorial de siempre, Destino, cuenta la leyenda que José Manuel Lara quiso comprar ese sello para el grupo Planeta solo para tenerle en su nómina, aunque nunca consiguió convencerle –de creer las declaraciones del escritor– para que se presentase al premio gordo. Delibes mantuvo una fidelidad de hierro frente al editor Josep Vergés, que le ayudó cuando uno de sus hijos, Adolfo, sufrió graves quemaduras y tuvo que operarse en  Barcelona.

Aupado en un prestigio de gran autor, ganado sin alardes y con serenidad, se convirtió en un superventas con Cinco horas con Mario –que una incombustible Lola Herrera paseó por los escenarios– y, especialmente, con Los santos inocentes, convertida en la celebrada película con Paco Rabal, a las órdenes del realizador  Mario Camus.

En la década de los 70 fue elegido miembro de la Real Academia, aunque poco gastó la tapicería del sillón e minúscula que le correspondía porque apenas la visitó. Pero también  se produjo entonces su mayor pesar, la temprana pérdida, a los 51 años, de su esposa Ángeles, madre de sus siete hijos.  También acumuló premios: Nacional de Literatura (1955), de la Crítica (1962), el Príncipe de Asturias (en 1982, compartido con Torrente Ballester), el Nacional de Narrativa (1998, por El hereje) y, como colofón el Cervantes en 1993.

CICLISMO Y FÚTBOL / Apenas aceptaba entrevistas presenciales pero sí contestaba con generosidad vía fax los cuestionarios periodísticos que se le remitían. Sin apenas vida social, seguía manteniendo a través de la televisión su antigua pasión por el ciclismo y el fútbol. En el 2007, en el prólogo del primer volumen de sus Obras Completas (Destino y Círculo de Lectores), explicaba sin indulgencia: «Terminé como siempre había imaginado: incapaz de abatir una perdiz roja ni de escribir una cuartilla con profesionalidad». La culminación de ese proyecto editorial está previsto para el próximo octubre con un volumen que reunirá su obra periodística. Habría coincidido con su 90 cumpleaños.

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