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Artículo de Luis Mateo Diez: 'Escuchar las palabras de la vida'

La deuda que tiene el castellano con Delibes es enorme: construyó un gran estilo en una gran lengua

LUIS MATEO Díez
ESCRITOR Y ACADÉMICO

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Miguel Delibeses un ejemplo de escritor. Fue un clásico en vida, y ya son pocos los que van quedando. Lo fue por varias razones: por su propia personalidad moral, su manera de mostrarse, su discreción, esa lejanía que no lo hacía menos participante en la realidad diaria y cotidiana. También tenía una mirada muy especial en lo que era su territorio literario: hacía sus observaciones con una conciencia de universalidad. DecíaMiguel Torgaque «lo universal es lo local sin fronteras». Y eso se da en su escritura, que es una manera de entender que en el latido de lo inmediato está la complejidad de la totalidad de lo que somos. Hay en él cierta conciencia de escritor moral, en la observación de esos seres que tienen un costo grande en la supervivencia. Es el suyo un cierto mundo del olvido, de la marginación, de cómo el tiempo te echa de donde estás, de cómo el progreso está en contradicción con la civilización.

solía decir que se podía hacer una gran novela con una historia, con un paisaje y con un personaje. Su observación de la naturaleza, tan sustancial en él, es tan respetuosa y ensimismada que con frecuencia lo que es el interior está en el exterior de la geografía. Tenía un gran sentido del ser humano en el medio natural en el que le toca vivir, una percepción que lo emparenta con los grandes autores americanos e italianos. No tenemos que verlo como un autor costumbrista, era casi un preecologista.

TODO ESO SON asuntos del siglo XX, porque él fue una gran conciencia del siglo XX, de sus pérdidas, del acabamiento, de lo que desaparece. Y luego fue un gran escritor con un gran oído que tenía el don de escuchar las palabras de la vida, de la gente común, lo que Sancho llamaba «la voz del pueblo», y reconvertirlas con poder expresivo.

La deuda que el castellano tiene conDelibeses enorme. Él ha construido un gran estilo en una gran lengua en la que se encuentran resonancias tanto a la realidad como a la tradición clásica. Su magisterio está muy claro. Es el de un escritor independiente ajeno a la fanfarria, un ejemplo de cómo un autor puede hacerse un nombre desde la plenitud absoluta sin estar en Madrid y en Barcelona.