Una adquisición con enorme simbolismo

La Fundació Dalí compra el primer retrato de Gala que pintó el artista

Montse Aguer, directora del Centro de Estudios Dalinianos, mostrando el cuadro a la prensa, ayer, en el Museu Dalí de Figueres.

Montse Aguer, directora del Centro de Estudios Dalinianos, mostrando el cuadro a la prensa, ayer, en el Museu Dalí de Figueres.

MARINA LÓPEZ
FIGUERES

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El primer retrato que Salvador Dalí pintó de Gala está plagado de detalles de la iconografía del genio ampurdanés. En un pequeño colaje, de tan solo 13,9 centímetros por 9,2, el pintor acompañó la cara de su amante, compañera, esposa y musa de símbolos que años después aparecerían junto al nombre del artista en la historia universal de la pintura, como una langosta, un pájaro, el gran masturbador o las hormigas.

La Fundació Gala-Salvador Dalí compró el documento de este primer encuentro artístico del pintor con la que sería la mujer de su vida en una subasta de Sotheby’s de Nueva York por 540.000 dólares (381.000 euros). Hasta ese momento había pertenecido a un coleccionista privado. Y ya, desde ayer, el retrato cuelga en las paredes del Museu Dalí de Figueres para que los amantes de la obra del pintor puedan disfrutarlo.

Aunque de pequeñas dimensiones, el cuadro resume a la perfección el arte que ha hecho de Dalí el genio del surrealismo. Tomando como base una foto de Gala, Dalí empuñó el pincel, en 1931, para pintar un óleo sobre cartón lacrado trazado a partir del humo de un cigarrillo. «Dalí envuelve el rostro de Gala de una forma extraña, sin definición, de reminiscencias modernistas y hecha con pinceladas gruesas», explicó el director del museo, Antoni Pitxot.

ICONOGRAFÍA OBSESIVA / A pesar de las reminiscencias modernistas, Dalí muestra todo su universo surrealista incorporando en el óleo la iconografía obsesiva que se repitió a lo largo de su trayectoria artística. «Es una obra llena de simbolismos, una gran miniatura colmada de pequeños secretos, misterios y símbolos que despiertan nuestra imaginación», detalló Pitxot, que expuso que hace falta contemplar la obra con detenimiento para apreciar la fuerza de un cuadro de tan pequeñas dimensiones.

Dos años antes de pintar el cuadro, Dalí conoció al poeta Paul Éluard en París durante la presentación de la películaUn chien andalou, hecha con Luis Buñuel. Hicieron buenas migas y lo invitó a pasar el verano en su casa de Cadaqués. El poeta acudió con su esposa Gala y la hija de ambos, Cécile. Desde el primer instante, Dalí cayó rendido a los pies de la mujer de su amigo, de la que nunca se separó. La importancia del primer cuadro que pintó Dalí de Gala radica precisamente en este detalle, muestra el momento en que Gala «dejó de ser la musa de Éluard para convertirse en la de Dalí», apuntó Pitxot.

Para recibir y exhibir al público la nueva adquisición, el Museu Dalí de Figueres ha preparado un montaje muy especial con el objetivo de que los visitantes no se pierdan ni un detalle del pequeño cuadro. Alrededor del óleo se pueden ver ampliaciones de cada uno de los detalles que lo convierten en «una joya».