MUESTRA MUSICAL EN EL MAGREB

Fez, noches en trance

El Festival de Músicas Religiosas del Mundo agitó la ciudad marroquí con un programa que combinó propuestas místicas y actuaciones de canción y folk

Cantautora argelina Souad Massi, en el festival de Fez.

Cantautora argelina Souad Massi, en el festival de Fez.

JORDI BIANCIOTTO
FEZ

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No hay que dejarse impresionar por el enunciado: el Festival de Músicas Religiosas del Mundo que acoge Fez (Marruecos) desde 1994 prima a los artistas con fondo espiritual, pero su programa incluye abundantes propuestas de carácter terrenal: cantautores, folk ancestral y hasta raperos como Barry, de Casablanca. En el 2001, la ONU destacó la muestra como uno de los 12 acontecimientos mundiales que contribuyen al diálogo de civilizaciones. Puede sonar pomposo, pero el reconocimiento refleja la filosofía de este festival abierto a África, Oriente Próximo y el Mediterráneo, que programa un centenar de actuaciones y que atrae a 400 periodistas internacionales.

Fez es la joya del circuito de festivales marroquí, que incluye las citas de Rabat (Festival Mawazine, de músicas del mundo), Agadir (cultura amazigh o bereber) y Essaouira (género gnawa, subsahariano). La 15ª edición, que cerró anoche sus puertas tras nueve jornadas, impuso las sesiones de trance sufí, la música sacra árabe y los cantos místicos del desierto en paisaje ensoñador, la medina medieval de Fez. En su interior o en torno a sus murallas se asentaron los cinco escenarios principales, todos con entradas de pago (de 10 a 60 euros) y un público sensiblemente elitista. En paralelo se desarrolló el programa del Festival dans la Ville, con conciertos gratuitos.

El escenario más solemne, Bab El Makina, junto a la muralla, acogió el espectáculoMelos. Cantos del Mediterráneo,dirigido por el franco-iraní Keyvan Chemirani y que propuso una fusión de los patrones del flamenco, la música griega y la canción árabe con las voces de lacantaorasevillana Esperanza Fernández, el cretense Giorgos Xylouris y la marroquí Samira Kadiri. Este tipo de aventuras siempre entrañan riesgos, pero a Chemirani no le perdió el exceso de pretensiones y concibió el espectáculo como un flujo suave, primando los puntos en común entre los géneros sin pasos en falso.

La cantautora argelina Souad Massi inflamó a la audiencia con sus composiciones melancólicas y poderosas. Dejaron huella el anglo-iraní Sami Yusuf («la mayor estrella del rock del islam», segúnTime), los Derviches Giróvagos de Konya (Turquía) y el violinista francés Didier Lockwood. Y curiosidades como Deba des Femmes de Mayotte, grupo femenino de voces y percusiones de esta isla del Índico, que ofreció un repertorio sufí enmarcado en una plástica puesta en escena, con movimientos gestuales a cámara lenta. De todo ello tomaron nota programadores catalanes desplazados a Fez en busca de propuestas importables, como Joan Oller y Judit Llimós, del Auditori, y Teresa Almar, del festival Mediterrània, de Manresa. Fez es también un bullicioso mercado musical.