entrevista con Thomas Ostermeier, Director teatral

Thomas Ostermeier: "El teatro no es lugar para iniciar una revolución"

El reputado director vuelve hoy y mañana al Lliure para darle una nueva vuelta de tuerca al Hamlet de Shakespeare.

IMMA FERNÁNDEZ
BARCELONA

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--Nos trae un Hamlet repulsivo.

--Quería verlo desde un ángulo distinto al personaje romántico; del lado de esos jóvenes enojados que son parte de nuestro sistema protector, con su falta de habilidad para tomar decisiones. Deseaba también luchar contra la vanidad habitual de los directores, que creen que Hamlet es la única alma buena en un mundo corrupto. Nosotros buscamos la parte oscura y sucia del personaje.

--¿La ve usted en el original?

--Hamlet contiene 8 o 15 obras: historia de crímenes, dramas filosóficos, políticos... El de Shakespeare es un mundo tan universal que cada generación encuentra su propio Hamlet.

--Al suyo, esquizofrénico, le pierde su incapacidad para actuar.

--La locura es su gran enemigo porque lo que le sucede le hace perder la razón. Ese no actuar es el problema de hoy: existe corrupción, injusticias... pero es difícil tomar decisiones: lo de ser o no ser es hoy actuar o no actuar. Lo dijo Obama con su Yes, we can. Hay una necesidad de cambio y de responder a ese actuar o no.

--¿Obama nos dará la respuesta?

--No, será una gran decepción porque es parte de la clase que gobierna en EEUU, y este quiere títeres con máscaras... En Alemania tenemos una mujer, porque se creyó que las mujeres, como un negro, parecen menos corruptas. Pero si oyes lo que Obama dice sobre Afganistán...

--Es usted un gran pesimista.

--No soy más pesimista que el Shakespeare de los grandes dramas.

--¿Y, como le sucede a Hamlet, por qué no actuamos?

--Como en la obra, el mundo es complejo y no sabemos lo que es correcto o no; no sabemos si el fantasma del padre existe y dice la verdad. Además, cuanto más se tarda en decidir, más difícil es actuar, y si es demasiado tarde, uno llega a ser culpable, como le pasa a Hamlet.

--¿Somos, pues, culpables de la crisis, las estafas bancarias...?

--Yo siempre supe y mostré que los chicos de este sistema capitalista eran unos criminales. No había dinero para sanidad, para educación... y de repente hay billones para ayudar a esos criminales. En Alemania hay muchos más pobres que hace 10 años. Ahora tenemos dos locuras: la de los políticos y la de los economistas. Yo nunca creí en ellos y llevo 10 años mostrándolo en los escenarios.

--¿Es su revolución particular?

--El teatro no es el sitio para iniciar una revolución, pero tenemos la misión de ser un espejo de la sociedad.

--El suyo es intenso y violento.

--En el mundo hay mucha más violencia, pero la esconden. La violencia de mis obras surge en el trabajo con los actores, intentamos enfrentar al público con la realidad. Este Hamlet también será un choque, pero, a diferencia de otros montajes, no habrá desnudos. Son los actores los que se desvisten en los ensayos, sin preguntarme, y esta vez se lo he prohibido: estoy harto de que los periodistas me pregunten por los desnudos. Pero aún hay un actor, muy gordo, que quiere desnudarse...