crónica

Una fiesta con Jessye Norman

La aclamada soprano inauguró la 25ª temporada de Ibercamera junto a la orquesta del Liceu

Jessye Norman.

Jessye Norman.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL
BARCELONA

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Fiesta en el Auditori. Inauguración de la temporada del 25° aniversario de Ibercamera con Jessye Norman. Expectación para ver a la célebre soprano, de 63 años, que volvía por séptima vez a este ciclo junto con la orquesta del Liceu dirigida por la dinámica Rachael Worby.

El programa, a caballo entre clásicos populares y Broadway, empezó con el Divertimento en re mayor, KV 136 de Mozart interpretado por la orquesta antes de dar paso al aria Vado, ma dove?. Norman, vestida de rojo, entró fría y se limitó a aplicar el libro de estilo mozartiano para sumergirse después en la atmósfera triste y dramática de Thy hand, Belinda, de Dido y Eneas de Purcell.

Pero las incógnitas sobre su momento vocal se despejaron pronto: primero con Voilo sapete, mamma de Cavalleria rusticana, pero sobre todo con Ritorna vincitor de Aïda, que levantó las primeras ovaciones, y con la sensual Mon coeur s'ouvre a tá voix, de Sanson y Dalila, que cerró con brillo una irregular primera parte.

Otro cambio de look --vestido largo marrón y capa gris-- acentuó su poderosa presencia escénica. Micrófono en mano y con la orquesta más contenida que en el reportorio operístico, Norman se mostró cómoda y segura. Somewhere de Bernstein, You'll never walk alone y tres canciones de Gershwin la llevaron en volandas hasta el final con Great day. En los bises llegaron los espirituales negros. Cantó a capella Amazing grace y el emotivo He's got the world in his world. Gritos de "¡Obama!" e incesantes bravos cerraron la gala.