Crónica

Carmen Machi, una 'tortuga' soberbia

La actriz acaparó los aplausos en el Romea con su magnífica creación del personaje de Juan Mayorga

Machi, la tortuga, y Juan Carlos Talavera, el médico, en la obra.

Machi, la tortuga, y Juan Carlos Talavera, el médico, en la obra.

IMMA FERNÁNDEZ
BARCELONA

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Entró a paso de tortuga en el escenario del Romea y al instante se metió al público en el caparazón. Desbordante de ternura y de registros (con su voz, sus gestos --tembleques incluidos-- y sus miradas), Carmen Machi está soberbia en la piel de Harriet, ese galápago gigante que se llevó Charles Darwin a Inglaterra y murió 200 años después (los quelonios viven mucho). La noticia de su existencia y longevidad inspiró a Juan Mayorga --uno de los autores más relevantes del momento-- para recrear en La tortuga de Darwin la convulsa Europa de los siglos XIX y XX. Y, de paso, llevarle la contraria al naturalista. La humanidad no ha evolucionado --"la historia es un matadero", resume Harriet--; la que sí lo ha hecho es esta criatura bicentenaria, capaz de "evolucionar exponencialmente bajo estimulación extraordinaria", según la imaginación de Mayorga.

De esas estimulaciones extraordinarias --bombardeos, cremaciones y demás horrores-- a las que ha sobrevivido, da cuenta Harriet en la obra. Con la carcasa de una anciana, se presenta a un historiador para informarle de la ristra de errores que hay en sus libros. Ya lo dice el director del montaje, Ernesto Caballero: "El público llega a creerse que es la tortuga de Darwin; no así los otros tres personajes de la trama: el profesor, su esposa y el médico, que quieren explotar al animal". Lástima que los espectadores tampoco se los crean a ellos (Vicente Diez, Susana Hernández y Juan Carlos Talavera, respectivamente). Una Machi enorme los deja a ras del suelo, que es como ella --en la ficción-- ha visto los avatares de la humanidad: trincheras, holocausto, perestroika...

HUMOR E INGENIO

La historia daba para muchas lágrimas, pero se imponen el humor e ingenio del dramaturgo. "Salgo en la foto de Guernika. Sí, bajo el caballo", le suelta el reptil al historiador, a quien solicita ayuda para volver a Galápagos, asqueada de los hombres. "Quiero regresar, pero no tengo papeles". El taxidermista Juan Mayorga, que se aprovecha de monos (Últimas palabras de Copito de Nieve) y perros (La paz perpetua) para sus sabias disecciones del ser humano, ha encontrado en Carmen Machi a su tortuga. El bicho emociona --se revuelve de dolor al recordar a su hijo muerto-- y divierte. Los televidentes echarán de menos la fregona de Aída (la actriz deja la serie para hacer cine y teatro), pero en las plateas la disfrutaremos en carne y hueso.