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La carrera por el éxito de la temporada

¿No era el 'Chiki-Chiki' la canción del verano?

El fenómeno de Chikilicuatre se ha evaporado con los calores y, al igual que el año pasado, parece que este 2008 carecerá de un claro himno estival para recordar

Chikilicuatre.

Chikilicuatre.

LUIS TROQUEL
BARCELONA

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A no ser que los Juegos Olímpicos chinos encumbren súbitamente alguna melodía, parece que este año tampoco habrá canción del verano. Suenan muchas, por supuesto, pero ninguna acaba de dar la campanada. Vale que no cada año surgen piezas de esas que se bailan hasta en los parvularios y los viajes del Inserso, sin embargo en este la sequía bate récords. Lo más curioso es que en Semana Santa todos daban por hecho que la canción del verano 2008 sería la ubicua Chiki-Chiki. Sin rival posible. Y desde luego rival no ha habido, pero tampoco demasiadas estampas de gente bailando en bañador ni el breikindance, ni el crusaito, ni el maiquelyason, ni el robocop.

¿Por culpa de tanta sobreexposición? Entre otras cosas, pero sobre todo porque en realidad nunca fue una canción, sino un sketch humorístico. Divertidísimo, de eso no hay duda, cuya inicial mala leche cuajó en ternura gracias al buen hacer del actor que dio vida a Rodolfo Chikilicuatre (David Fernández).

No ganó en Eurovisión, pero como salvó discretamente el tipo, parecía que el negocio iba a seguir viento en popa. A todo tupé. Se decía que iba a ser la nueva Macarena. Hace dos meses era todavía como un enorme y suculento helado que, sin embargo, se derritió al tercer lametón. Y así, sin darnos cuenta, nos hemos encontrado hablando ya en pasado de él.

ANTICASPA FAGOCITADO

Paradójicamente, el Chiki-Chiki ha recobrado con ello su intención primigenia. Porque, en realidad, no fue concebido como una burla de Eurovisión, sino de los aspirantes a cantantes del verano. La convocatoria abierta mediante el portal Myspace la convirtió improvisadamente en candidata y representante eurovisiva. Y como todo hijo de vecino sabe, en vez de desestabilizar y sacudir de caspa el festival de festivales, acabó completamente fagocitado. Todavía más inofensivo que el trío La-la-lá. ¿Quién iba a decir a sus creadores que lo que realmente iba a terminar dinamitando era la propia canción del verano? Al menos la de este año. Porque, muy probablemente, la presencia intimidante de un Chiki-Chiki con el que parecía que nadie podía competir ha sido una de las causas de que esta temporada carezcamos de himno estival. Aunque ni mucho menos la única.

Hace siete años, algunas de las recopilaciones de éxitos veraniegos vendieron más de 400.000 copias. Actualmente, excepto el Caribe 2008, ningún otro ha superado siquiera las 40.000. Y aunque el fenómeno de la canción del verano nunca se ha regido por las ventas de discos, la crisis de la industria también le pasa factura. Antes, este tipo de recopilaciones gozaban de una publicidad televisiva y radiofónica basada en sus tonadas más pegadizas hoy del todo inviable. Ahora está internet, sí, pero como una lotería que raramente se traduce en éxito contante y sonante.

Por otro lado, lo de la canción del verano es como las crisis económicas o los revivals de tal o cual época, toca unos años y los otros, no. De manera casi matemática. Por tanto, que nadie piense que nos hemos librado definitivamente de ella.

Si hay una lista que refleja los gustos de chiringuito, más que la de ventas o la de descargas, es la de tonos, politonos y demás reclamos telefónicos. ¡Y las dos entradas más fuertes de esta semana han sido el Y viva España, de Manolo Escobar, y el Torito guapo, de El Fary! No aparecen en cambio las nuevas apuestas de los dos artistas que más se acercaron el año pasado a dar en el blanco estival. Ni lo último de Dani Mata (el del Lamento boliviano), ni Tata Golosa (la de los Micrófonos) con Las pastillas. Y eso que Tata contrataca por partida doble. ¿Saben con quién ha grabado un dúo y protagonizado un vídeo? ¡Con Rodolfo Chikilicuatre! Y la canción supongo que ya se la imaginan: una nueva versión del Chiki-Chiki.

Hablando de versiones: ¿cómo no fueron capaces de darle la misma gracia a los forzosos añadidos eurovisivos de la letra? Para que luego digan que no existe la inspiración. De todos modos, este verano no nos quedamos sin perrear. El reguetón llegó a España para quedarse y este año el panameño vuelve a desbancar al puertorriqueño con Perdóname, de Eddie Lover y La Factoría.