OBITUARIO

Muere Richard Widmark, gran actor de villanos inquietantes

Richard Widmark.

Richard Widmark.

MERCEDES JANSA
MADRID

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La muerte, el pasado lunes, de Richard Widmark, a los 93 años, deja huérfanos a los personajes de villanos, asesinos y psicópatas, y los de héroes sin carisma, y un hueco indisimulado entre los actores de carácter del glorioso Hollywood. Dirigido por los mejores realizadores de la historia, Widmark participó en medio centenar de películas --algunas, verdaderas obras maestras-- sin que la Academia de Cine recompensase su trabajo con algún Oscar, ni siquiera el honorífico, y solo fue candidato en una ocasión.

El pasado 26 de diciembre, Widmark cumplió los 93 años en su casa de Roxbury --donde falleció--, en el estado norteamericano de Connecticut, a la que se había retirado hace años junto a su segunda esposa, Susan Blanchard.

Nacido en el estado de Minnesota, Widmark no llegó al cine por casualidad sino por vocación. Estudió interpretación en la universidad, debutó en la radio en 1938, y en Broadway en 1943, donde llamó la atención del realizador Henry Hathaway que le dio su primer papel en el cine enEl beso de la muerte, en 1947. Interpretaba al gángster asesino Tommy Udo que, sin mover un músculo, tiraba por la escalera a una anciana en silla de ruedas.

La película fue un rotundo éxito. Este actor rubio, enjuto, frío y que apenas reía se convirtió en una estrella, y dio con un tipo de papeles que bordaría varias veces a lo largo de su carrera. Fue premiado con un Globo de Oro como mejor actor de reparto, pero el Oscar se le negó. Nunca más fue posible pese a que Widmark fue mejorando como actor en esa década y en la de los 50, años en los que trabajó en más de medio centenar de películas.

Tenía buena planta pero no perfil de galán. Quizá ese fue uno de los obstáculos para redondear su calidad interpretativa y salir catapultado al firmamento hollywoodiense. Pero no le preocupó. Se convirtió en un actor de culto experto en papeles de malo muy malo en películas de acción, del oeste ythrillers.

CON JOHN FORD

Incluso cuando dio vida a alguien de ley, siempre sobresalió en Widmark esa frialdad, como en el formidable detectiveMadigan, de Don Siegel, que luego continuó como serie de TV. Pero a todos sus papeles les aportaba algo más que la mirada torva y la postura al disparar: era inquietante y sabía cómo dar lo que el personaje requeria. No parecía llamado a ser el eterno secundario, y los directores lo sabían.

Elia Kazan le eligió paraPánico en las calles; Jules Dassin, paraNoche en la ciudad; Samuel Fuller, paraManos peligrosas; Edward Dmytryk, paraLanza rotayEl hombre de las pistolas de oro; John Sturges, paraDesafío en la ciudad muerta; John Ford, paraLa conquista del oesteyDos cabalgan juntos, y Stanley Kramer, paraVencedores o vencidodonde interpreta al implacable fiscal norteamericano en el juicio de Nuremberg. Y John Wayne le llamó para compartir cartel enEl Álamo, el filme que dirigió el emblemático protagonista de tantos wéstern. Su última actuación fue en 1991, enEl color de la ambición.