UN LIBRO RESCATA LA CABECERA MÁS GAMBERRA DE LA TRANSICIÓN

Libertinaje en el quiosco

El volumen 'Star. La contracultura de los 70' ofrece una panorámica de la legendaria revista y por extensión del singular movimiento 'underground' español de la época

RAMÓN VENDRELL
BARCELONA

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Pregunta: ¿cuál era la línea editorial deStar? Respuesta: "La sinceridad. Todo el mundo escribía lo que quería y lo que sentía. Expresaba nuestra manera de pensar y vivir. Por eso transmitía tanto". Las palabras de Juan José Fernández, editor deStar, parecen las de un marciano. Pero con esta política impensable desde hace demasiado la revista tiraba 25.000 ejemplares al mes.

Star. La contracultura de los 70ofrece una panorámica de la cabecera a través de las cubiertas de los 57 números que editó de 1974 a 1980, de las tapas de los libros y álbumes de la colección Star Books y de una selección de artículos en ella publicados. Sitúan el fresco textos retrospectivos escritos para el volumen por Ramón de España, Oriol Llopis, Ignacio Vidal-Folch, J. M. Martí Font, Ignacio Julià, Jaime Gonzalo, Diego A. Manrique y otras firmas fogueadas enStar, así como por el escritor y periodista Javier Pérez Andújar, ganado para la causaundergrounden su preadolescencia por la publicación.

Tras una etapa inicial dedicada casi en exclusiva al cómic subterráneo,cómixpara los enrollados, la revista se abrió a lanueva prensa,prensa marginaloprensa alternativa, que de las tres formas se definió en portada el libertino periodismo deStar. Y empezó lo bueno.

Heterogeneidad rampante

Las tapas de la publicación dibujan un elocuente retrato de la bizarra contracultura española de la década de 1970. La del número 30 encapsula la rampante heterogeneidad deStar: ilustración de Franco hecha por Montxo Algora y los titularesAndy Warhol, Madrid por el lado salvaje; New York, New York; Comunas de carne y huesoyEl punk, la bestia negra del rock.

¡Franco, comunas y punk! Es que incluso enStar,pionera y firme valedora del punk y después de la nueva ola, el antiguo régimen peludo convivió largo tiempo con el nuevo orden del imperdible. Y el ya difunto Franco había hecho mucho daño, también a jóvenes descarriados sin demasiada conciencia política como los que hacían y leían la revista.

Por ejemplo, a la dictadura se debía "un vacío absoluto en materia de cultura alternativa", según Fernández. Así que el editor tapaba agujeros, como si le hubiera tocado la lotería, a la vez que intentaba sintonizar con los nuevos tiempos que corrían en el extranjero. La lotería no le había tocado, pero estar amparado por la empresa familiar, Producciones Editoriales, reencarnación de la firma de literatura popular Ferma, era una ayuda.

Star Books puso los cimientos de bibliotecas rebeldes con títulos comoUbu rey, de Alfred Jarry;En la carretera, de Jack Kerouac;Miedo y asco en Las Vegas, de Hunter S. Thompson, yTarántula, de Bob Dylan. "Los derechos estaban tirados --dice Fernández--. Nadie quería esos libros. Lo más caro era la traducción. La colección Contraseñas de Anagrama fue una copia de Star Books".

Tiene lógica queAjoblancoy no

Starsea la revista que ha pasado a la historia como la gran cabecera contracultural de la época. "Ellos eran teóricos, para universitarios y de ideología ácrata. Nosotros éramos callejeros, modernos y no queríamos saber nada de ninguna ideología", dice Fernández.

¿Qué pintaba Karmele Marchante de directora deStar? "Nada. Era obligatorio tener un director con el título de periodista. Pero no hacía nada, solo ponía el título y tenía que dar la cara en caso de secuestro o multa. Todos se asustaban y se iban. Karmele aguantó. Era muy divertida, muy punk".