SERIE 17 CARAS PARA LOS ODS

"La digitalización debe ser un beneficio para todos. Muchos trabajadores parecen los jornaleros del siglo XXI"

Joaquín Nieto es el director de la Oficina en España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Nieto es nuestra cara ocho de la serie “17 caras para los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. El ODS 8 es sobre el trabajo decente y el crecimiento de la economía.

Joaquín Nieto es el director de la Oficina en España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

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Marta Gracia

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Joaquín Nieto es el director de la Oficina en España de la Organización Internacional del Trabajo. Una organización que cumple 100 años y que quieren que se les revalide el mandato para poder luchar contra las desigualdades. Nieto asegura que se ha mejorado mucho, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Se muestra optimista con el futuro laboral siempre y cuando les dejen seguir trabajando y se avance en la democracia.

A principios de siglo, los trabajadores en riesgo de extrema pobreza era 800 millones. Ahora, en 2019, esta cifra ha descendido a 300 millones, “pero todavía son muchas personas”. Joaquín Nieto señala que hay que seguir trabajando y cerrando las desigualdades, y asegura que la más urgente ahora es la de género. El director de la Oficina en España de la OIT es la entrevista número 8 de la serie LAS 17 CARAS PARA LOS ODS.

-¿Cómo está el mercado laboral actualmente?

El mercado laboral está en transformación, está cambiando y de manera radical. En el caso concreto de España se junta con la salida de la crisis, que lo ha dejado muy deteriorado. Está habiendo recuperación económica sin recuperación social y esto está repercutiendo sobre el mercado de trabajo. Hay algunas decisiones que se han adoptado en el último momento que ayudan a la recuperación social, como el programa que ha lanzado el Gobierno de inspección de trabajo respecto al trabajo decente o digno, que también puede ayudar, pero queda mucho por hacer.

Estamos ante un desafío enorme, porque hay que resolver asuntos no resueltos de la estructura ya existente y de su deterioro y afrontar los nuevos mecanismos de deterioro, como pueden ser los trabajos en plataforma o las cadenas mundiales de suministro.

Todo esto representa un desafío enorme y que hay que trabajar desde la normativa y las reformas de normativa para facilitar el trabajo decente y la calidad del empleo y aquí sí que inciden mucho las reformas laborales y otra línea la del diálogo social para el diálogo social. El objetivo tiene que ser fortalecer un mercado de trabajo socialmente sostenible.

-¿Se puede estar trabajando y estar en riesgo de pobreza?

Esto sucede por la caída de los salarios y la protección social. Se arregla haciendo que la recuperación social acompañe a la recuperación económica. La riqueza que se crea hoy en España es superior a la que se creaba antes de la crisis. Lo que hay que hacer es repartirla de manera más equilibrada.

-Otra de la situaciones que se están viendo en el mercado laboral es la digitalización, ¿afectará al empleo?

La digitalización tiene muchos mecanismos de influencia sobre las condiciones de trabajo que pueden ser para mejorar o para peor. Puede introducir unas modificaciones en los trabajos que pueden llevar nuevos riesgos, mayor presión en el trabajo, no tener fronteras entre la vida laboral y el tiempo dedicado a la vida personal.

La digitalización no es seguir como estábamos antes, pero con digitalización sino que hay que saber introducir las modificaciones y hay que ver cómo. Primero, hay que favorecer los procesos de digitalización de las empresas y de la actividad económica que es necesario porque el sistema productivo que no introduzca la digitalización se va a quedar obsoleto. Desde el punto de vista de las condiciones de trabajo, se trata de maximizar las oportunidades que representa y tener líneas específica.

Pero hay que tener en cuenta otros aspectos, como el derecho a la desconexión o a que la empresa no invada los tiempos que tienen los trabajadores para descansar. Hay que analizar todo referente a la privacidad, al uso de los datos de los trabajadores y todo esto hay que verlo y hay que hacer las adecuadas medidas de protección para que el ambiente de trabajo sea saludable.

Hay nuevas formas de  organización del trabajo, sobre todo, desde plataformas, que por el hecho de ser nuevas tienden a huir del derecho del trabajo y a huir de sus obligaciones fiscales. Formas de trabajar que son de toda la vida como repartidores, pero como se hacen a través de plataformas se pretende evitar cualquier tipo de responsabilidad de la empresa en la relación con  esos trabajadores y no reconocer ni siquiera una relación de trabajo. Como los riders, que están en riesgo de accidente, incluso mortal, y no se ven en la obligación de dotarles de la formación y los medios para evitar los accidentes, al contrario, se persigue que se hagan los repartos en menos tiempo posible. Las empresas deben asumir una responsabilidad. Es un desafío que tiene el mercado de trabajo con la digitalización. Se trata de avanzar, no de retroceder. Muchos trabajadores de plataforma ahora parecen los jornaleros del siglo XXI. Se trata de que la digitalización suponga un beneficio para todos.

-La Organización Internacional del Trabajador cumple 100 años ¿cómo se celebra una fecha tan señalada?

Lo que nosotros queremos es que se nos renueve el mandato que se nos dio hace 100 años de justicia social y de hacer normas a favor del trabajo verdaderamente humano. Tenemos que afrontar esas modificaciones del mundo en transformación. Hoy es más necesario que hace 100 años.

-En estos 100 años se ha evolucionado mucho, pero ¿quedan muchas cosas por hacer?

Esto no se acaba nunca, porque la Organización del Trabajo tiene que ser justa de manera permanente. El equilibrio se debe mantener de manera permanente. Los retos que hoy tiene la sociedad no son menores de los que se tenía hace un siglo, son mayores y desde el punto de vista internacional todavía más porque si la I Guerra Mundial ya era el inicio de un mundo global, esa globalización es absoluta económica y comercial hoy en día. Esa globalización necesita la globalización de los derechos. Necesita de la OIT más de lo que necesitaba hace 100 años. Queremos seguir actuando contra los problemas de nuestro tiempo que son más globales y más potencia y eficacia.

-¿Vamos hacia un mercado laboral más justo?

Sí y no. En el año 2000, había 800 millones de trabajadores en extrema pobreza en el mundo, hoy hay 300 millones. Es positivo, pero quedan aún 300 millones. No hay derecho a que  haya tantas personas que a pesar de trabajar no pueden llevar a casa dinero suficiente para que su familia salga de la pobreza extrema, que son dos dólares diarios.

A principios de siglo había 260 millones de niños trabajando, hoy hay 150 millones, se ha reducido en un tercio, pero todavía queda mucho por delante. En los primeros años de los 2000, el 60% de la población a nivel mundial estaba sin protección social, hoy es el 55%. Hay avances, pero son insuficientes y hay nuevos riesgos. La desigualdad del año 2000 a hoy se ha incrementado.

Las migraciones casi se han doblado y no pasaría nada si los migrantes recibieran buenas condiciones laborales, no reciben buen trato. Son discriminados en todo el mundo. El fenómeno migratorio se va a seguir acrecentando. No hay una visión estática ni lineal del problema, es una visión dinámica. El esfuerzo por la igualdad de oportunidades por la no discriminación es permanente.

Ahora aparece con más urgencia que nunca resolver una de las discriminaciones más urgentes y que antes se tiene que acabar que es la de género. Las mujeres han dicho basta y esto plantea una necesidad de intervenir. Para acabar con la desigualdad entre hombres y mujeres hay que empezar con los trabajos no remunerados, donde las mujeres están más presentes y también cuando salen a trabajar porque la remuneración es más baja. Cuando no se cobra son más y cuando trabajan cobran menos. Esto se tiene que terminar. El hecho de que se haya planteado con tanta fuerza es ya un avance enorme. Estamos mejor que hace 100 años, pero todo cambio puede llevar su conflicto.

-¿Es optimista con el futuro del mercado laboral?

Sí, siempre y cuando se nos dé a la OIT el mandato que estamos esperando. Sí, si avanza la democracia. Entonces soy optimista, porque creo que en ese caso las transformaciones tendrán una transición justa. Si la democracia no avanza, si el diálogo social no avanza, no se da al conjunto de Naciones Unidas el mandato correspondiente para responder a los desafíos de un mundo global, mi optimismo decaerá. Pero si se cumple hay que ser optimistas. El cambio y la transformación puede ser para mejor.