EL PRECIO DE LOS ALIMENTOS

¿El cambio climático afecta al precio de lo que comemos?

Suele decirse que lo que consumimos acarrea consecuencias para el cambio climático, pero en sentido contrario también hay repercusión: este fenómeno afecta directamente a los productos agrícolas. No solo a lo que comemos en un determinado momento, sino también a los precios de los alimentos que nos llevamos a la boca.

Lo que consumimos acarrea consecuencias para el cambio climático, pero en sentido contrario también hay repercusión: este fenómeno afecta a los alimentos. No solo a lo que comemos, sino también a sus precios

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Nora Benito

Nora Benito

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El sentido de la marcha no va solamente de lo que consumimos a los efectos visibles del cambio climático que cada vez se aprecian con más nitidez. En forma de pescadilla que se muerde la cola, el cambio climático también incide en lo que comemos, en su precio y su cantidad: repercute directamente en la seguridad alimentaria y en la agricultura y pesca en muchos países.

Las temperaturas medias se incrementan, los desastres naturales se producen cada vez con más asiduidad, se eleva el nivel del mar… son muchas las secuelas que el cambio climático trae consigo. Además, sus efectos empeoran la situación del hambre, agravan sequías e inundaciones e inciden directamente en los recursos naturales. En consecuencia, la producción agrícola y ganadera, así como la pesca y la acuicultura, se ven afectadas por el rastro de este fenómeno.

El informe “El estado de los mercados de productos básicos agrícolas”, publicado en 2018 por la FAO, señala que, a largo plazo, el cambio climático puede acarrear una disminución en la pesca, una reducción del rendimiento de los cultivos y repercusiones en el ganado. Además de estas consecuencias, el cambio climático trae consigo el alza de los precios de los alimentos, al mismo tiempo que se plantea como necesaria una reubicación de la producción que tiene efecto tanto en los costes como en el acceso a los productos.

No obstante, este fenómeno afecta de forma desigual a las distintas regiones del mundo: ya está perjudicando más a los países más vulnerables, del mismo modo que podría suponer cambios en el comercio agrícola. Desde el año 2000 el ascenso de los precios de los alimentos, especialmente marcado en 2008 y 2011, se debe a cambios en los mercados agrícolas mundiales.

En este sentido, según el estudio Climate Change Impacts on Agriculture in 2050 under a Range of Plausible Socioeconomic and Emissions Scenarios, suben más los precios de los productos agrícolas como consecuencia del cambio climático cuando se limita el comercio entre regiones, mientras que cuando se eliminan aranceles ocurre el efecto contrario.

En resumen, el citado informe prevé, de cara a 2050, una disminución de la producción agrícola, el aumento de los precios de los alimentos y un incremento del comercio como consecuencia del cambio climático. El comercio internacional aumentará un 1% y los precios a los productores se incrementarán un 20% en promedio, según auguran sus previsiones.

Producir más con menos

Producir más con menosEn 2050 habrá que producir cerca de un 50% más de alimentos que en 2012. En consecuencia, el sector se enfrenta a uno de sus principales desafíos: producir más con menos y hacerlo de manera sostenible. Según este informe de la FAO, la agricultura debe saber adaptarse a los efectos del cambio climático, así como reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

El hambre y el desperdicio de comida

El hambre y el desperdicio de comidaMientras que más de 815 millones de personas pasan hambre en el mundo, un tercio de la comida se desperdicia, tal y como apuntan los datos de la FAO. Esto supone un coste total de aproximadamente 2,6 billones de dólares.  

Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en concreto el ODS 2, aboga por poner fin al hambre y mejorar la nutrición en el mundo: para alcanzarlo, las inversiones en la agricultura constituirán uno de los cimientos fundamentales para hacer frente a esta situación, al mismo tiempo que, por su parte, el comercio agrícola deberá adaptarse para mitigar los efectos del cambio climático.