LAS EMPRESAS SOSTENIBLES, MÁS ATRACTIVAS PARA LOS MILLENNIALS

¿Cuáles son los beneficios de tener una empresa sostenible?

Descubre cuáles son los factores que determinan si una empresa es sostenible y qué beneficios tiene pertenecer a este 'club'

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Nora Benito

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Cartones, papeles, envases, vasos y cubiertos de plástico en el comedor, luces y ordenadores encendidos 24 horas… Si echamos un vistazo rápido a nuestro entorno laboral, con frecuencia vemos estos fenómenos descritos. Pero cada vez más empresas se están sumando a la tendencia eco-friendly y a tener un impacto social positivo, algo que los más jóvenes ven con buenos ojos. Y es que los beneficios de ser una empresa sostenible son muchos. No solamente repercute en la huella ambiental, en la reputación de la compañía o en la imagen de marca, sino también en la propia satisfacción de los trabajadores y en su compromiso a largo plazo.

Las empresas sostenibles se caracterizan por cuidar la selección de proveedores, reducir su impacto medioambiental y cuidar los procesos de fabricación, en caso de que los haya. Velar por potenciar la responsabilidad social corporativa también es una característica de este tipo de compañías, que se erigen en torno a tres pilares básicos: la sostenibilidad económica, social y medioambiental.  

El director de Responsabilidad Social Corporativa del grupo Adecco, Francisco Mesonero, confirma que una empresa que desarrolla su “RSC de forma transversal mejora su productividad, la respuesta que da ante clientes y consumidores, su reputación externa o la atracción del talento, entre otros”. Y añade: “Si entendemos sostenibilidad como sinónimo de RSC, hemos de asumir que esta ha perdido su carácter voluntario para convertirse en un imperativo para toda la organización con visión a largo plazo. La RSC garantiza una competitividad duradera en el tiempo, que genera valor compartido para la propia empresa y para el resto de grupos de interés”.

Cuando hablamos de sostenibilidad, las empresas no solo miran hacia fuera, sino también hacia los propios trabajadores. “Una RSC transversal apunta valor a los empleados y se convierte en la mejor herramienta para construir employer branding, es decir, reputación a nivel interno. Una empresa que apuesta por el bienestar de sus profesionales, por su formación o por la diversidad e inclusión en su plantilla está incrementando la satisfacción de sus empleados y, por tanto, el mensaje que estos transmiten al exterior”, señala.

Según este responsable del grupo Adecco, los trabajadores se interesan cada vez más por saber si una compañía es sostenible en el momento de buscar empleo: “Una empresa es sinónimo de seguridad y los profesionales quieren trabajar en entornos que les ofrezcan garantías”.

Y es que las empresas sostenibles están de moda. Que se lo digan a los millennials. Según la “Encuesta Millennials 2018” elaborada por Deloitte, esta generación valora, por orden de prioridad, “el fomento del empleo, la mejora de la sociedad, la innovación y la protección del medio ambiente” como las principales acciones que una empresa debe acometer para beneficiar a la sociedad. Pero su opinión general sobre las compañías en las que trabajan no termina de resultar positiva: el 70% de los sondeados en esta encuesta considera que sus organizaciones solamente se preocupan por los resultados financieros, sin pensar en su impacto social.

Según estos datos de Deloitte, tan solo una minoría de millennials cree que las empresas se comportan de forma ética (48% frente al 65% del año anterior) y que los líderes empresariales están comprometidos para mejorar la sociedad (47% frente al 62%). Queda margen para la mejora.

¿Qué puede hacer una empresa para ser sostenible?

¿Qué puede hacer una empresa para ser sostenible?Las empresas no solo realizan actividades, sino que también interaccionan con sus entornos de diferentes formas: consumiendo recursos, contratando personal, relacionándose con clientes, proveedores…

Conscientes de la reivindicación de la sociedad en términos de sostenibilidad y como respuesta a la demanda de buenas prácticas y mayor transparencia, cada vez más empresas se suman de forma voluntaria a la elaboración del Triple bottom line o triple balance -término acuñado por John Elkington-, cuyo objetivo es mostrar los resultados económicos, pero también su impacto ambiental y social.  

Son muchas las fórmulas para llegar a ser una empresa sostenible: entre otras acciones, controlar la selección de proveedores, ahorrar recursos, promover las tres “R” (Reciclar, Reutilizar y Reducir), ajustar el consumo energético o llevar a cabo acciones sociales y solidarias. Incentivar la utilización de vehículos híbridos y eléctricos o promover entre los trabajadores el uso del transporte público u otros medios como la bicicleta también son sendas -verdes- hacia la sostenibilidad.