Judit Giró, fundadora y directora de The Blue Box

Inteligencia natural y artificial contra el cáncer de mama

Judit Giró, fundadora y directora de The Blue Box

Judit Giró, fundadora y directora de The Blue Box / Ricard Cugat

Agustí Sala

Agustí Sala

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The Blue Box, galardonada recientemente con el premio en la categoría Inicia de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA en el marco de la Empresa del Año 2021, tiene aún un historial corto como compañía. En concreto, desde el año pasado. Pero el origen del proyecto viene de más atrás, aunque no demasiado, dada la juventud de la protagonista, la ingeniera biomédica, Judit Giró (25 años), que profundizó en su idea durante los estudios del máster ‘Embedded Cyber-Physical Systems’ en la Universidad de California Irvine después de aprobar el grado en la Universitat de Barcelona (UB).

En esencia se trataba de emular el olfato de los perros, que tienen una capacidad natural para detectar el cáncer a través de la orina. Y todo ello mediante la inteligencia de la propia investigadora, evidentemente, y la inteligencia artificial, que genera un algoritmo mediante autoaprendizaje que afina al máximo el diagnóstico.

Esta cajita azul (de ahí el nombre de la empresa) persigue revolucionar el diagnóstico del cáncer de mama, que es "el más frecuente y, si se detecta tempranamente, es el más fácil de curar", destaca Giró. Y de paso con este avance busca reducir la brecha que hace que los esfuerzos en la investigación patológica tiendan a centrarse más en afecciones masculinas que en las femeninas, explica Giró.

El análisis de este dispositivo dura apenas media hora, afirma. Se trata de un método no invasivo, indoloro y más barato y precoz. Traducido para que todo el mundo lo entienda, en realidad, la paciente solo debe descargar una aplicación en su móvil y seguir tres pasos muy sencillos: recoger una muestra de orina, colocarla en la cajita y esperar unos minutos. Entonces, tras el análisis químico que hace el dispositivo se envían los resultados a la ‘nube’, donde un algoritmo basado en inteligencia artificial realiza el diagnóstico. El principio es que lo esencial o más prioritario ha de ser la prevención, que es lo que más ayuda a salvar vidas.

De niña, esta joven emprendedora sentía atracción por la medicina pero también por las matemáticas. La ingeniería biomédica le dio lo que buscaba: ciencia para contribuir a curar o prevenir enfermedades y números. Y empezó a sentir interés por encontrar soluciones para mejorar la salud. Considera que las mujeres están en clara desventaja en cuestión de salud y, en especial en lo que respecta al cáncer. De ahí que encaminara sus pasos hacia la prevención o detección de esa dolencia.

La idea prendió en Giró en 2014, cuando comenzó su grado en Ingeniería Biomédica en la UB, a raíz de conocer que un perro olía el aliento de los pacientes y ladraba si tenían cáncer de pulmón. Existían estudios sobre la materia y así surgió en su mente el objetivo: usar la ingeniería para imitar la nariz de un perro mediante un microprocesador Arduino y un par de sensores; con lo cual poder trasladar la corteza olfativa del cerebro de un perro a una pieza de código Python basado en inteligencia artificial (IA). "Nosotras, las personas, somos mejores con la vista, pero los perros, con el olfato", argumenta esta emprendedora. La meta de The Blue Box es favorecer una prevención activa, en la que todas las mujeres estén implicadas y puedan tener un diagnóstico fiable sin dolor, radiación ni otras incomodidades.

Primer prototipo

En 2017 inició el desarrollo del primer prototipo como proyecto de grado en Ingeniería Biomédica en la Universitat de Barcelona. Y eso ya sirvió para avanzar hacia un dispositivo innovador. Después de probarlo con pacientes con tumores en estado avanzado, en breve comenzará otro test con unas 300 mujeres, unas con la dolencia y otras sanas, con el objetivo de detectar el cáncer de mama en etapas más iniciales. 

Una vez obtenidos los resultados la idea es abrir en junio una ronda de financiación de unos 1,5 millones que duraría hasta noviembre, detalla esta joven ingeniera biomédica. En función de lo que tarden organismos como la Agencia Europea del Medicamento o la Food and Drug Administration (FDA) en EEUU, en validar el dispositivo, todavía en fase de desarrollo, este podría comercializarse en 2024, a través del sistema hospitalario en Europa; y en 2025 en EEUU, donde podría tener un precio de unos 200 dólares.

Aunque la empresa se encuentra en Vallmoll, cerca de Valls (Tarragona), Giró y su socio en esta aventura, el también ingeniero biomédico, Joan Vieyra, trabajan muchas horas a la semana desde un ‘coworking’ en Barcelona. El objetivo más inmediato que tienen es contratar a una tercera persona en los próximos días o semanas, que se sumará a los colaboradores, esencialmente estudiantes, que ayudan con la recogida de muestras de orina y otras actividades.

La compañía vive aún de las ayudas públicas, que es la etapa característica en las fases iniciales de empresas de este tipo, que todavía no han logrado comercializar sus productos. Además están las populares tres ‘efes’, del inglés -‘friends’ (amigos), ‘family’ (familiares) y ‘fools’ (locos)-, a las que recurre todo emprendedor, que fueron el principal apoyo en los inicios de esta iniciativa. Pero se encamina hacia la consolidación y espera tener a finales del ejercicio actual completamente lista la tecnología. Paso a paso la comercialización parece que se va acercando.

Patines y lectura

Una de las aficiones de Judit Giró, junto con la lectura, era el patinaje artístico sobre ruedas. Después, al trasladarse a EEUU para el máster, cambió las ruedas por las cuchillas de los patines sobre hielo, pero la afición va perdiendo protagonismo. "Ahora no tengo demasiado tiempo", dice esta emprendedora que en 2020 recibió el Dyson Award y a finales de marzo, el premio en la categoría Inicia de la Empresa del año 2021, que otorga EL PERIÓDICO DE CATALUNYA.

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