Teresa Vallès, directora general de Pastoret

De la cocina de su suegra al mundo

La fundadora del grupo lácteo resume su proyecto empresarial y vital en tres conceptos: familia, sostenibilidad e innovación

Teresa Vallès, directora general de Pastoret

Teresa Vallès, directora general de Pastoret / Ferran Nadeu

Natàlia Ríos

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Conocer a Teresa Vallès es conocer a Pastoret, la empresa que creó junto a su marido y a la que considera "su tercer hijo". Nació en Igualada hace 52 años. De pequeña estaba muy interesada en el cuerpo humano y su funcionamiento y se planteó la posibilidad de ser médico. Pero cuando llegó el momento de escoger estudios, no se veía trabajando en un hospital y gracias a su padre, «con el que pasaba mucho tiempo», acabó un día en la escuela de negocios Esade. Quiso conocer más sobre el mundo empresarial y se licenció allí. 

Ahora, con la retrospectiva que le dan los años, considera que, al final, el funcionamiento de una empresa es muy parecido al del cuerpo humano: "En una compañía importa dónde y cómo se empieza. Evoluciona si tiene energía y un propósito y también tiene sus mecanismos para ser más o menos eficiente".

Conoció a Xavi Pont, su marido, en la Fiesta Mayor de Sant Guim i Monmaneu cuando tenían 18 y 19 años. La familia de Xavi trabajaba en el entorno rural y el que acabaría siendo su futuro suegro, Josep Pont, que viajaba mucho, se trajo unas cabras de Murcia. Cuando ella empezó a estudiar en Esade, Carme Morros, la madre de Xavi, «muy aficionada a la cocina», decidió que para aprovechar la leche de las cabras empezaría a hacer en casa mató -un tipo de queso fresco típico de la gastronomía de Baleares y Catalunya-. Lo llevaron al restaurante del pueblo y a la tienda, y empezó a tener éxito. Por entonces, Teresa Vallès había acabado sus estudios en Esade y estaba trabajando en una consultoría estratégica. Enseguida vio claro que hacía falta alguien que liderara el proyecto empresarial que se gestaba en casa de los Pont y pensó que esa persona podría ser ella. "Fue de un día para otro", recuerda, y en el año 1992 fundaba junto a su marido Pastoret.

Treinta años después, el grupo lácteo que nació en la cocina de Carme genera un volumen de negocio de 31 millones de euros, da empleo a 123 personas, concentra sus instalaciones en Sant Guim de Freixenet (La Segarra), y produce junto a 8 granjas catalanas. De hecho, a la directora general de Pastoret le gusta aclarar que de dónde sale la leche y cómo se trata determina el producto final: "Por eso mantenemos una estrecha relación con los ganaderos, les pedimos que saquen las vacas a pastar y exigimos calidades de grasa concretas".

Teresa Vallès aporta a Pastoret orden, disciplina y mucha ilusión. "Lo vivo todo con intensidad porque las cosas hay que hacerlas con ilusión, si no, no vale la pena", asegura. Pero sin olvidar en ningún momento que, en su caso, "familia y empresa forman una misma unidad". Así, valora con orgullo cómo Carme y Josep promovieron las experiencias gastronómicas y las largas sobremesas en familia. Y cómo eso se convirtió en la base del proyecto empresarial. "De ahí sale la idea de hacer productos muy buenos, que sorprendan y que los disfruten cada vez más personas. El contacto con la naturaleza, además, nos permitió acabar de construir toda una filosofía de empresa basada en la calidad del producto y la sostenibilidad. No podía ser de otra forma".

"Gracias a tener muy claro nuestros inicios -insiste- hemos podido mantener eso que nos hace diferentes: seleccionamos las mejores materias primas, cómo hacía mi suegra cuando nos reunía alrededor de una mesa; utilizamos procesos de elaboración artesanal, que suponen un importante compromiso de producción; y buscamos el punto de innovación para que la gente se sorprenda".

El principio fue duro. Empezaron con el mató, después hicieron queso fresco y en el año 2000 se aventuraron con los yogures porque una cadena hotelera con la que trabajaban quería ofrecer a sus clientes el yogur en grandes bols en los desayunos. El primer yogur que elaboraron fue un cubo de 4 quilos. Y no fue hasta el 2011 que empezaron a comercializar el tamaño que encontramos ahora en los supermercados. Desde el primer día, no obstante, no han variado la manera de hacerlo. "Apostamos por un proceso de fermentación del yogur lento, que dura entre 8 y 12 horas. Es lo que llamamos el ‘chup chup’ del yogur, que es lo que hace que sea menos ácido y más suave".

Hizo crecer la empresa y su propia familia a la vez. Sus hijas, Sara y Carola, de 24 y 23 años, respectivamente, le aportaron "la energía suficiente para criarlas y para conseguir que el niño, Pastoret, evolucionara" según lo previsto. Una etapa que recuerda "muy intensa" pero de la que no se arrepiente de nada. Ahora, su hija Carola, que ha finalizado estudios de biología, se ha incorporado al proyecto de Pastoret para llevar toda la gama de productos vegetales. "Queremos que nuestras hijas tengan libertad para escoger. Si suman al proyecto y tienen ganas, son bienvenidas. Y si quieren iniciar sus propios proyectos, las apoyaremos", afirma.

De carácter conciliador, Teresa Vallès, se define como "una persona de números" pero, en estos momentos, lo que más le obsesiona es cómo conseguir que la compañía siga creciendo sin perder el contacto con todos sus trabajadores. "Poder transmitir la preocupación por hacer bien las cosas y el entusiasmo con el que seguimos afrontando el proyecto es importante. Somos un engranaje y para que funcione es tan valiosa la persona que envasa como la que está abriendo nuevos mercados". Con todo, la empresaria catalana lo tiene claro: "Ya veremos hasta dónde llegamos. Seguiremos dirigiendo mientras mantengamos la misma ilusión con la que empezamos".

7 espacios ‘gourmet’ en Hong Kong

En 2014, en una feria Alimentaria como la celebrada estos días en Barcelona, una joven de Hong Kong propuso a Pastoret vender sus productos en su país natal. "Al principio, no le hicimos mucho caso -admite Teresa Vallès- pero, ante su insistencia, le dejamos probar". Hoy tienen presencia en 7 ‘corners’ gourmet de Hong Kong. La expansión internacional se inició en 2016. Se estrenaron con Portugal, y le siguieron Francia, Bélgica e Italia y ya suponen el 15% del volumen de negocio. "Vamos despacio porque no queremos solo vender, queremos construir marca".

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