La opinión de UNEF

La transición ecológica, una oportunidad económica para España

José Donoso Alonso, director general de Unión Española Fotovoltaica (UNEF), considera que "por primera vez una revolución tecnológica nos pilla bien situados"

panel solar en Barcelona

panel solar en Barcelona / Unsplash

José Donoso

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Hasta hace poco era normal, cuando se hablaba de los aspectos económicos de la transición ecológica, asociarla a los costes de la misma. Sin embargo, el alto grado de competitividad de las tecnologías renovables, particularmente de la fotovoltaica y la eólica terrestre, y el buen posicionamiento empresarial, de conocimiento y de recurso que tiene España en estas tecnologías, nos hace que ahora podamos verlo más como una oportunidad que como un coste. Por primera vez una revolución tecnológica nos pilla bien situados.

En el momento actual parece al alcance de la mano conseguir los objetivos de producción de energía eléctrica con energías renovables que establece el PNIEC, la mayor barrera que esta apareciendo es la lentitud de las tramitaciones administrativas. Esto significa que en el año 2030 vamos a tener una energía eléctrica limpia y barata.

Estamos viendo en estos días unas subidas de los precios de la energía eléctrica inimaginables hace solo unos meses. Incremento liderado fundamentalmente por los incrementos del precio del gas en los mercados internacionales.

Frente a los 200 euros/MWh de media que estamos viendo en el precio de mercado eléctrico en los últimos días podemos confrontar los 24,5 euros/MWh de media que ofertó la fotovoltaica y los 25,5 euros/MWh de la eólica en la pasada subasta de enero.

Otro dato a tener en cuenta en esta consideración es la ventaja competitiva que tiene España en energía solar con respecto a los países de nuestro entorno. El precio resultante de una planta solar depende de tres factores: tecnología, recurso solar y disponibilidad de suelo. La tecnología solar es simple y la misma esta a disposición de todo el mundo, no es un factor de competitividad. Sin embargo, ningún otro país de nuestro entorno tiene la combinación de las otras dos variables, recurso solar y disponibilidad de territorio para conseguir economías de escala, lo que nos daría una posición de ventaja competitiva importante y nos pondría en una situación de atraer inversiones industriales intensivas en el consumo de energía eléctrica.

Estaríamos comenzando a hablar de localizaciones en lugar de deslocalizaciones, como ha sido la tónica hasta ahora. Esto ya lo estamos empezando a visualizar en iniciativas como la de instalar una fábrica de diamantes artificiales en Trujillo debido a un contrato de suministro con una planta fotovoltaica.

Pero los más de 25.000 millones de euros que se espera se inviertan solo en energía fotovoltaica deben servir no solo para fortalecer a las empresas españolas del sector, sino para convertir a España en un auténtico 'hub fotovoltaico internacional'.

Tenemos un buen punto de partida. En contra de la creencia generalizada, tenemos en nuestro país empresas líderes a nivel mundial. La confusión proviene de identificar a nuestro sector exclusivamente con los paneles. Es cierto que la mayor parte de los paneles se produce en el continente asiático. Sin embargo, los paneles significan solo el 35%, y bajando, del LCOE de una planta. En el resto de los componentes la situación es muy diferente. Contamos con dos de los diez mayores fabricantes mundiales de inversores y cinco de los diez mayores fabricantes de seguidores solares. Empresas que han demostrado su competitividad internacional sobreviviendo durante la pasada década exclusivamente con la exportación.

Además, somos líderes en ingenierías y epecistas. Todas las estructuras se fabrican en España además de exportarse parte de la producción. Tenemos unos buenos mimbres para afrontar el reto.

Pero necesitamos ir mas lejos, pensar a lo grande, para maximizar el impacto económico positivo. Tenemos que fortalecer a las empresas españolas ya existentes para que no pierdan su liderazgo global, incrementar nuestra apuesta tecnológica a la fabricación de paneles solares y sobre todo generar auténticos centros de excelencia tecnológicos. La clave de la competitividad esta en el I+D, tenemos que recuperar los cerebros de nuestro sector que tuvieron que emigrar en los años que no hubo mercado en España y ser capaces de atraer los mejores cerebros internacionales.

La geopolítica del futuro no se basa en quien controla determinadas zonas geográficas, como sucedía con los combustibles fósiles, sino quien controla las tecnologías claves. El covid-19 nos ha enseñado los límites que tiene la globalización. Como dijo una vez Obama visitando una instalación tecnológica española, "quien controla las tecnologías de la transición ecológica controlara la economía del futuro". España esta en buena posición para ser uno de los actores claves. No perdamos la oportunidad.